sábado, 3 de septiembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 22 de tiempo ordinario Año Par

 

1Corintios 4, 6b-15



REFLEXIÓN

 

tendréis mil tutores en Cristo, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús

 

Pablo vive la amargura de una comunidad que él se esforzó en formar, pero que prefiere el estilo de otros apóstoles o ministros, olvidando ingratamente el esfuerzo y dolor que él ha invertido.

 

Es un reclamo justo, que se podría tomar por una celotipia neurótica o histérica. Pero tiene un fundamento también en Cristo.

 

El amor de un apóstol en el trabajo del evangelio cuenta, y no debiera quedar ridiculizado o banalizado, para su humillación, ridiculización y molestia.

 

120


Pero hay unas gratificaciones, como la cantidad de aves que llegan al alimento que se les ofrece diariamente, y lo devoran, revolotean y trinan.

 

Es un espectáculo de vida y una visión de las vidas en sus diferentes niveles de complejidad, sirviendo una a la transformación de otra, con el resultado de energía, esplendor y alegría.

 

La creación tiene un ordenamiento vivificante, y no entiende uno cómo se puede dejar de ver la muestra de Alguien amoroso abrazándonos con sus gestos de cercanía y protección.

 

Si a estas aves así se les propicia sustento, cómo no pensar que nosotros somos aún más protegidos y amados.

 

Salmo responsorial: 144



REFLEXIÓN

 

cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente

 

No todo invocar es garantía de sinceridad. Incluso esto es don de Dios.

 

121


Su Espíritu gime en nosotros, y para ganar esa sinceridad debemos alinearnos y coincidir con Él.

 

Satisface los deseos de sus fieles, / escucha sus gritos, y los salva

 

Sucede que ni nos acordamos, cuando somos gratificados en la vida, que pedimos algo así. Quizá pensamos que ha ocurrido porque sí.

 

todo viviente bendiga su santo nombre

 

Decir bien, ben-decir, de Dios es inevitable si miramos a través de las contingencias en la existencia cotidiana.

 

Nos daríamos cuenta que se evoluciona un diálogo amoroso de mutua complacencia.

 

Lucas 6,1-5



REFLEXIÓN

 

"¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?"

 

Haciendo ver que está fuera de la ley, porque trabajan en día de descanso.

 

La ley de Dios, el descanso, pasa por la reglamentación cultural humana, estableciendo los tipos de actividad permitida y no permitida

 

125


en relación al descanso como memoria del Señor.

 

Jesús destraba la legislación cultural de la vinculación absoluta a la voluntad de Dios, e introduce una distancia crítica, propiciada por una necesidad humana básica: el hambre de los discípulos.

 

"¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?

 

Pero Jesús revela otro enfoque más fundamental: la necesidad de comida en sí es una ley prioritaria.

 

"El Hijo del hombre es señor del sábado."

 

El Hijo del Hombre es Jesús que reordena las prioridades, pero es todo hombre que fundamenta sus decisiones en satisfacer las necesidades fundamentales: pan, salud, casa, educación.

 

El hijo del hombre que revela al Padre y su voluntad, y el hijo del hombre que pertenece a la nueva humanidad que genera esa filiación.

 

No es libertad para escapar la ley, que es palabra de Dios, sino para interpretarla mejor, para ir

126


más a fondo, y para cumplir más cabalmente.

 

Quien la hizo, la sabe leer mejor:

 

Señor del Sábado.

 

Puede que nos conforte saber que podemos vivir en pecado según la ley, pero es posible que no estemos violando la ley, al menos en una forma que nos aparte del amor del Padre. Y nos da miedo atrevernos a pensar así porque violar la ley nos hace sentir culpables, y sugiere cosas terribles si se viola.

 

Sentimos ir en una navecita en medio de un mar tensamente calmo, que a ratos se turba.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1566039559858683906?s=20&t=gZvXZzT4O0phFJCIC0wE5A

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Sábado, XXII

San León Magno Sermón sobre las bienaventuranzas 95,4-6

Después de hablar de la pobreza, que tanta felicidad proporciona, siguió el Señor diciendo: Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Queridísimos hermanos, el llanto al que está vinculado un consuelo eterno es distinto de la aflicción de este mundo. Los lamentos que se escuchan en este mundo no hacen dichoso a nadie. Es muy distinta la razón de ser de los gemidos de los santos, la causa que produce lágrimas dichosas. La santa tristeza deplora el pecado, el ajeno y el propio. Y la amargura no es motivada por la manera de actuar de la justicia divina, sino por la maldad humana. Y, en este sentido, más hay que deplorar la actitud del que obra mal que la situación del que tiene que sufrir por causa del malvado, porque al injusto su malicia le hunde en el castigo, en cambio, al justo su paciencia lo lleva a la gloria. Sigue el Señor: Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Se promete la posesión de la tierra a los sufridos y mansos, a los humildes y sencillos y a los que están dispuestos a tolerar toda clase de injusticias.

REFLEXIÓN

Parece deslealtad consigo y los demás no reconocer que llanto y sufrimiento tienen que ver con males presentes en nuestro mundo actual. Parece evasión y ensueños negarlo, incluso no es señal de realismo y pies en la tierra. Para ser bendiciones felices hay que quitarle el automatismo de un silogismo o la conclusión mágica que así debe ser porque fue dicho. Se trata como todo en el anuncio evangélico de un don: el de atravesar felizmente benditos el llanto y la aflicción que nos acompañan en este mundo, y este don nos vacuna contra la desesperación con a esperanza de que un régimen alterno y trascendente excederá tan difícil y problemática existencia en esta realidad.