miércoles, 4 de enero de 2023

PALABRA COMENTADA

 

dia 4 Antes de Epifanía

1Juan 3,7-10



REFLEXIÓN

El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo

Hay una confrontación todo el tiempo, toda la vida:bien contra mal. Los creyentes de una deidad están inscritos contra un mal, que escrutado es un bien, porque la negación por sí misma no atrae.

Entonces estamos en una confrontación de bien mayor contra bien menor, casi todo el tiempo, con la posibilidad de un mal en sí, según la enseñanza católica.

Es importante entendernos como cruzados de una causa por el bien siempre mayor, aun contrario a nuestros intereses de un bien más reducido.

Requerimos de un entrenamiento, de una espiritualidad que nos permite el vigor suficiente para proceder siempre por el bien mayor. Porque a veces no es fácil ni verlo ni desprenderse.

su germen permanece en él, y no puede pecar

El que ama busca el bien. Se puede equivocar en el logro del bien mayor, pero no peca, no se encierra en el mal, porque ese amor lo apega al bien. Es importante por el amor que da el Espíritu volver del bien reducido hacia el bien mayor. Es la esencia del trabajo por el Reino.

todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano

La fraternidad universal es el trabajo del Espíritu de Jesús y el designio del Padre.Podemos discrepar de las estrategias pero no del fin. Podemos discrepar si es irénica o dialéctica, pero no de la unión y comunión.

Salmo responsorial: 97



REFLEXIÓN

llega para regir la tierra

en nosotros llega

Juan 1,35-42



REFLEXIÓN

"Éste es el Cordero de Dios."

"¿Qué buscáis?"

¿dónde vives?"

"Venid y lo veréis."

se quedaron con él aquel día             

Ignacio de Loyola, en su experiencia espiritual llegó a la conclusión de que la amistad personal con Jesús era la motivación potente para su seguimiento.

Juan nos muestra el fuerte impacto de Jesús en sus primeros discípulos, en ese encuentro que los llevó a quedarse con él.

Hoy favorecemos en nuestro seguimiento más la brillantez de una causa, razonable por demás, que la impronta de un encuentro. Y no parece que haya sido el incentivo de los primeros seguidores en el movimiento de Jesús.

Qué podemos seguir haciendo de más para provocar hoy esa impronta, ese encuentro? Curiosamente en una época de emotivismo como la nuestra, el tratamiento de Jesús es más ideológico que personalizado.

Es posible que sea el miedo a quedar engolfados en una especie de misticismo romántico que no cambia la realidad de injusticia. Es como la piedra de toque. Pero también es la tentación de los buenos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1610602277378863105?s=20&t=PaTwEJUtgDrDoI7gI2v_3A



GRACIAS SEÑOR POR PONER A CARLO EN MI VIDA COMO TÚ MENSAJERO Y COMPAÑÍA
 De los Capítulos, distribuidos en cinco centurias, de san Máximo Confesor, abad
(Centuria 1, 8-13: PG 90, 1182-1186)
 
MISTERIO SIEMPRE NUEVO

 

El Verbo de Dios nació según la carne una vez por todas, por su bondad y condescendencia para con los hombres, pero continúa naciendo espiritualmente en aquellos que lo desean; en ellos se hace niño y en ellos se va formando a medida que crecen sus virtudes; se da a conocer a sí mismo en proporción a la capacidad de cada uno, capacidad que él conoce; y si no se comunica en toda su dignidad y grandeza no es porque no lo desee, sino porque conoce las limitaciones de la facultad receptiva de cada uno, y por esto nadie puede conocerlo de un modo perfecto.

 En este sentido el Apóstol, consciente de toda la virtualidad de este misterio, dice: Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y para siempre, es decir, que se trata de un misterio siempre nuevo, que ninguna comprensión humana puede hacer que envejezca.

 Cristo, que es Dios, nace y se hace hombre, asumiendo un cuerpo y un alma racional, él, por quien todo lo que existe ha salido de la nada; en el Oriente una estrella brilla en pleno día y guía a los magos hasta el lugar en que yace el Verbo encarnado; con ello se demuestra que el Verbo, contenido en la ley y los profetas, supera místicamente el conocimiento sensible y conduce a los gentiles a la luz de un conocimiento superior.

 Es que las enseñanzas de la ley y los profetas, cristianamente entendidas, son como la estrella que conduce al conocimiento del Verbo encarnado a todos aquellos que han sido llamados por designio gratuito de Dios.

 Así pues, Dios se hace perfecto hombre, sin que le falte nada de lo que pertenece a la naturaleza humana, excepción hecha del pecado (el cual, por lo demás, no es inherente a la naturaleza humana); de este modo ofrece a la voracidad insaciable del dragón infernal el señuelo de su carne, excitando su avidez; cebo que, al morderlo, se había de convertir para él en veneno mortal y causa de su total ruina, por la fuerza de la divinidad que en su interior llevaba oculta; esta misma fuerza divina serviría, en cambio, de remedio para la naturaleza humana, restituyéndola a su dignidad primitiva.

 En efecto, así como el dragón infernal, habiendo inoculado su veneno en el árbol de la ciencia, había corrompido al hombre cuando éste quiso gustar de aquel árbol, así también aquél, cuando pretendió devorar la carne del Señor, sufrió la ruina y la aniquilación, por el poder de la divinidad latente en esta carne.

 La encarnación de Dios es un gran misterio, y nunca dejará de serlo. ¿Cómo el Verbo, que existe personal y substancialmente en el Padre, puede al mismo tiempo existir personal y substancialmente en la carne? ¿Cómo, siendo todo él Dios por naturaleza, se hizo hombre todo él por naturaleza, y esto sin mengua alguna ni de la naturaleza divina, según la cual es Dios, ni de la nuestra, según la cual es hombre? únicamente la fe puede captar estos misterios, esta fe que es el fundamento y la base de todo aquello que excede la experiencia y el conocimiento natural.