viernes, 20 de enero de 2023

BEATO CARLO



 De los Capítulos de Diadoco de Foticé, obispo, Sobre la perfección espiritual
(Capítulos 12. 13. 14: PG 65, 1171-1172)
 
HAY QUE AMAR SOLAMENTE A DIOS

 

El que se ama a sí mismo no puede amar a Dios; en cambio, el que, movido por la superior excelencia de las riquezas del amor a Dios, deja de amarse a sí mismo ama a Dios. Y como consecuencia ya no busca nunca su propia gloria, sino más bien la gloria de Dios. El que se ama a sí mismo busca su propia gloria, pero el que ama a Dios desea la gloria de su Hacedor.

En efecto, es propio del alma que siente el amor a Dios buscar siempre y en todas sus obras la gloria de Dios y deleitarse en su propia sumisión a él, ya que la gloria conviene a la magnificencia de Dios; al hombre, en cambio, le conviene la humildad, la cual nos hace entrar a formar parte de la familia de Dios. Si de tal modo obramos, poniendo nuestra alegría en la gloria del Señor, no nos cansaremos de repetir, a ejemplo de Juan Bautista: Es preciso que él crezca y que yo disminuya.

 Sé de cierta persona que, aunque se lamentaba de no amar a Dios como ella hubiera querido, sin embargo lo amaba de tal manera que el mayor deseo de su alma consistía en que Dios fuera glorificado en ella y que ella fuese tenida en nada. El que así piensa no se deja impresionar por las palabras de alabanza, pues sabe lo que es en realidad; al contrario, por su gran amor a la humildad, no piensa en su propia dignidad, aunque fuese el caso que sirviese a Dios en calidad de sacerdote; su deseo de amar a Dios hace que se vaya olvidando poco a poco de su dignidad y que extinga en las profundidades de su amor a Dios, por el espíritu de humildad, la jactancia que su dignidad pudiese ocasionar, de modo que llega a considerarse siempre a sí mismo como un siervo inútil, sin pensar para nada en su dignidad, por su amor a la humildad. Lo mismo debemos hacer también nosotros, rehuyendo todo honor y toda gloria, movidos por la superior excelencia de las riquezas del amor a Dios, que nos ha amado de verdad.

 Dios conoce a los que lo aman sinceramente, porque cada cual lo ama según la capacidad de amor que hay en su interior. Por tanto, el que así obra desea con ardor que la luz de este conocimiento divino penetre hasta lo más íntimo de su ser, llegando a olvidarse de sí mismo, transformado todo él por el amor.

 El que es así transformado vive y no vive; pues, mientras vive en su cuerpo, el amor lo mantiene en un continuo peregrinar hacia Dios; su corazón, encendido en el ardiente fuego del amor, está unido a Dios por la llama del deseo y su amor a Dios le hace olvidarse completamente del amor a sí mismo, pues, como dice el Apóstol, si nos hemos portado como faltos de juicio, ha sido por Dios; si ahora somos razonables, es por vuestro bien.


jueves, 19 de enero de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 2 de tiempo ordinario

Año Impar

Hebreos 7,25-8,6



REFLEXIÓN

Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.

Cuando el acompañamiento favorable que el Señor nos ha prometido y comprometido con su fidelidad se hace abstracto, lejano y difícilmente se siente en la vida ordinaria y en la tribulación, viene en nuestra ayuda esta verdad: Jesús vive para interceder por nosotros.

Su vida nueva no es sólo el ejemplar y modelo de lo que llegaremos a ser, ni tampoco es solamente la victoria del Padre en su Hijo.

Es la presencia dinámica e intercesora de Jesús el viviente por nosotros.

El puesto de la espiritualidad y sus dinámicas de avivamiento enseñadas por los maestros y guías en la historia del cristianismo católico es el de personalizar, apropiar, hacer carne y sangre individual hasta la raíz de la conciencia el evangelio como portador de salvación.

Si palpamos que hay un desmayo y falta de brío en esta vivencia será por nuestro impropia y desfasada comunicación de la espiritualidad como dinámica de apropiación subjetiva.

Esta radicalidad es la que aprecia la fe del creyente en Jesús muerto y resucitado. Tal aprecio no se sostiene si esa fe no repercute más allá de la subjetividad. Porque debe entenderse con la concepción del conocimiento que se valida en sus consecuencias significativas.

En la cultura semita no se concibe el conocimiento en otra forma. Y en el sentido común tampoco. Solo en una época de desintegración pudo darse el divorcio entre razón y praxis. Que no es lo mismo que consecuencias vitales y significatividad.

En ese sentido para nosotros los del siglo xxi esta fe radical debe significar, sino perdemos la vida, en muchos sentidos.

separado de los pecadores

En el testimonio de Jesús encontramos a alguien creíble, de quien no se espera un fraude, aunque no falta quienes lo están buscando e investigando afanosamente.

lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo

En la historia de los sacrificios de religión, Jesús plantea una novedad: el sacrificio de sí mismo.

El sí mismo sacrificado ha sido reflexionado en la historia de la espiritualidad, y admite muchas interpretaciones, experiencias y modalidades.

Está por ejemplo la formulación de Ignacio de Loyola: alejarse del propio amor, querer e interés.

Pero la ciencia sicológica señala que es de temer lo que se desata cuando uno no se quiere a sí mismo. Se requiere una sabiduría superior para captar la diferencia existencial y vivencial del sentido de ese amor que hay que sacrificar para caminar con fe en Jesús.

las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

La institución ley por sí sola no salva.

Estos sacerdotes están al servicio de un esbozo y sombra de las cosas 

Parte de nuestro proceso de conversión está involucrado en la destrucción y desapego de ídolos y anticristos. Muchos hay que pasan por sacerdotes y ministros de alguna salvación, pero están al servicio de esbozos, sombras y borradores. De nada definitivo como Jesús el viviente.

Una posible base para el sentido de las religiones en la encíclica Dominus Iesus

Salmo responsorial: 39



REFLEXIÓN

en cambio, me abriste el oído

Nos cansaremos alguna vez de darle vueltas al compromiso con la Palabra? Se trata de escucharla y ponerla en práctica. Este es el verdadero sacrificio de Jesús y en el que debemos seguirlo.

llevo tu ley en las entrañas.

De tal manera que cuando ya no escucho la Palabra, todo mi ser se estremece y me lo da a entender: que estoy dejando de escuchar y ofrecerme en el único sacrificio.

Marcos 3,7-12



REFLEXIÓN

Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo

La necesidad, la carencia, el dolor, el sufrimiento, la miseria imparable de la gente del tiempo de Jesús y de todo tiempo, hace pensar en un caldo de cultivo de otros males, y también de redención.

Porque a más de uno el servicio aportado por Jesús ha inspirado su propia vocación para aliviar a las gentes.

No solamente tal caldo de cultivo incita a la revancha del resentimiento incubado por tanta frustración. No solamente la revolución que no construye lo suficiente para compensar la destrucción ocasionada sale de ese caldo.

También la revolución silenciosa de servicio por el reino va cundiendo con su alivio, reparación, perdón, fraternidad.

Esto debieron aprender de Jesús sus discípulos conviviendo con él: inspirarse en él para servir la necesidad de muchos.

él les prohibía severamente que lo diesen a conocer

De los espíritus inmundos no puede provenir la confesión y reconocimiento del Hijo de Dios.

Jesús muestra saber bien quién es él, su autenticidad, su misión, y saber que cuenta con el amor de su Padre, de manera que no lo desvía, ni lo enajena, el elogio desproporcionado y desde fuera, o el oprobio que victimiza.

Jesús de Nazaret como paradigma de solidez y equilibrio que se autoustenta y se afirma en sus convicciones.

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