jueves, 22 de junio de 2023

PALABRA COMENTADA

 

JUEVES 11 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

2Corintios 11,1-11



REFLEXIÓN

igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo

O sea que nadie le puede asegurar a ninguno fidelidad y lealtad absolutas, a prueba de todo. Ni siquiera, y menos, a Dios, a Jesús, al reino de Dios.

Se requiere una construcción esforzada entre el llamado y don del Padre en su hijo, y nuestro querer, voluntad y libertad, hasta el último suspiro.

Cómo pudo el Creador y Redentor hacer una criatura tan autónoma, como el hombre y la mujer, que se pueden hasta perder en su decisión libre?

Cuando alguien ama quiere ser correspondido en libertad, y cualquier sombra de obligación o coerción, aborta esa correspondencia.

Un verdadero amante desea ser amado en libertad, y no por otros intereses dominantes.

Por supuesto hay quienes se conforman por ser amados por su poder, belleza, dinero y demás.

No les interesa ser amados por sí mismos, por su dignidad de persona. Son mercenarios.

Así es nuestro Padre Dios: un amante que desea nuestra correspondencia libre, no obligada, ni comprada, por amor a su gloria, su amor y su bondad. Para eso nos hizo autónomos.

Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos.

La veleidad, el relativismo, la indiferencia por el compromiso de conciencia asumido previamente, no son asuntos solamente de nuestra época. Vienen de muy atrás. Lo que tenemos hoy son re-ediciones. Reciclaje de basura.

La variable relevante en nuestro mundo es el consumismo que se promueve en el contexto del mercado. Y las creencias de la conciencia también entran en la oferta y demanda cultural.

En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo

Esta especie de confesión del apóstol nos revela que no era la elocuencia su mayor talento. Y el impacto que mostró tener en la evangelización aparece como un aporte del testimonio de su entrega de fe y el don del Espíritu Santo.

aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie

Un testimonio que implicaba no utilizar a ningún evangelizado para su propio beneficio.

Hoy sigue siendo un testimonio deseable y necesario de quienes se sienten llamados al celo apostólico, porque vivimos bajo una historia prolongada de utilización y manipulación para intereses inconfesables.

Salmo responsorial: 110



REFLEXIÓN

Justicia y verdad son las obras de sus manos

Las obras de Dios se conocen en que se dan ambas: justicia y verdad. Si una falta no es obra de Dios. La justicia extremada sin verdad acaba siendo injusticia. La verdad extremada sin justicia acaba siendo mentira.

Hoy en día las etiquetas son igualdad y transparencia, pero traducen justicia y verdad.

Es la promesa de la tierra prometida que nos ofrece la santidad laica, la religión laica.

Pero extreman la igualdad sin transparencia y la transparencia sin igualdad, y caen en los vicios antes mencionados sobre la justicia que deviene injusticia y la verdad que acaba en mentira.

Mateo 6,7-15



REFLEXIÓN

se imaginan que por hablar mucho les harán caso

La actitud ante el Señor en la oración es de receptividad y apertura más que de discurso para convencer. Estar dispuesto a su escrutinio y la justificación que viene de Él, más que defendernos y autojustificarnos.

No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis

La base de nuestra fe en el ruego es esta confianza de hijos en su Padre. Por lo que se puede decir que las palabras sobran.

Sin embargo hablar poco no quiere decir no hablar del todo. Porque a nuestra conciencia de hijos le viene bien que digamos algo en la confianza de que somos oidos por nuestro Padre.

La oración es un bien para nosotros mismos, para aumentar nuestra confianza. Porque el Señor no necesita que le oremos para saber lo que necesitamos.

“Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."

Este género de oración que se pone en boca de Jesús pone de relieve la actitud ante el Padre más alocentrada que egocentrada.

La joya de la corona es esta forma de orar de Jesús en la que nos transmite su Espíritu de Hijo, para que tengamos la audacia de relacionarnos con el Señor como nuestro Padre.

Y congruente como es Jesús de Nazaret con lo que enseña y lo que hace, su oración no parlotea solicitudes, sino que arranca con la alabanza y la acción de gracias por el Dios Padre que tenemos.

Un Padre tan cercano que su morada, su identidad y gloria, su dominio y su querer están con nosotros en el “venga a nos” de Jesús.

Tal cercanía hace posible y viable nuestra convivencia pacífica y feliz, con nuestra cooperación por la fraternidad y el ágape.

Y como la fidelidad y lealtad no está asegurada pedimos que nuestra libertad sea saneada por su don.

si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas

Como administradores perdonados nos toca seguir perdonando y administrando perdón para no desmerecer el que se nos dio.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1671838750287048706?s=20

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2Corintios 11,1-11

La defensa del evangelio de Jesús, según Pablo, no se compadece con la tolerancia de otras presentaciones que lo desvirtúen o lo desfiguren. Hay un momento en el que quien asuma el servicio de la evangelización deberá ubicar a quienes interfieran o desprestigien el servicio realizado a la Palabra de Jesús. La tolerancia no puede estar por encima de la fidelidad, a menos que sea una expresión de legítima fidelidad.

Salmo responsorial: 110

El sentido eminencial de justicia y verdad de Dios, revelado a nosotros como salvación, es motivo de agradecimiento porque es un don, que tenemos que preservar para no distorsionar. Es una responsabilidad nuestra estar pendientes de ese sentido desde Dios, para mantenerlo y defenderlo.

Mateo 6,7-15

La plegaria que nos enseña Jesús como un ejemplo de la oración adecuada, en vez de las prolongadas oraciones paganas, tiene un acento de los últimos días que puede acentuar el sentido de vida eterna, más que de vida presente. Sin embargo se da la primera petición, la del pan, en un sentido cotidiano, del día que transcurre ahora, acorde con la recomendación del Señor sobre preocuparse por el día de hoy, y no ansiar lo del futuro (Mt 6,34). Danos hoy lo que pertenece a la vida eterna para no vivir preocupados por el futuro incierto. Como podría figurarlo el maná en el desierto.

BEATO CARLO


 
Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor
(Cap. 18. 22: CSEL 3, 280-281. 283-284)


DESPUÉS DEL ALIMENTO, PEDIMOS EL PERDÓN DE LOS PECADOS

Continuamos la oración y decimos: Danos hoy nuestro pan de cada día. Esto puede entenderse en sentido espiritual o literal, pues de ambas maneras aprovecha a nuestra salvación. En efecto, el pan de vida es Cristo, y este pan no es sólo de todos en general, sino también nuestro en particular. Porque, del mismo modo que decimos: Padre nuestro, en cuanto que es Padre de los que lo conocen y creen en él, de la misma manera decimos: Nuestro pan, ya que Cristo es el pan de los que entramos en contacto con su cuerpo.
Pedimos que se nos dé cada día este pan, a fin de que los que vivimos en Cristo y recibimos cada día su eucaristía como alimento saludable no nos veamos privados, por alguna falta grave, de la comunión del pan celestial y quedemos separados del cuerpo de Cristo, ya que él mismo nos enseña: Yo soy el pan vivo bajado del cielo; todo el que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo voy a dar es mi carne ofrecida por la vida del mundo.
Por lo tanto, si él afirma que los que coman de este pan vivirán eternamente, es evidente que los que entran en contacto con su cuerpo y participan rectamente de la eucaristía poseen la vida; por el contrario, es de temer, y hay que rogar que no suceda así, que aquellos que se privan de la unión con el cuerpo de Cristo queden también privados de la salvación, pues el mismo Señor nos conmina con estas palabras: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. Por eso pedimos que nos sea dado cada día nuestro pan, es decir, Cristo, para que todos los que vivimos y permanecemos en Cristo no nos apartemos de su cuerpo que nos santifica.
Después de esto, pedimos también por nuestros pecados, diciendo: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Después del alimento, pedimos el perdón de los pecados.
Esta petición nos es muy conveniente y provechosa, porque ella nos recuerda que somos pecadores, ya que, al exhortarnos el Señor a pedir el perdón de los pecados, despierta con ello nuestra conciencia. Al mandarnos que pidamos cada día el perdón de nuestros pecados, nos enseña que cada día pecamos, y así nadie puede vanagloriarse de su inocencia ni sucumbir al orgullo.
Es lo mismo que nos advierte Juan en su carta, cuando dice: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es el Señor para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad.
Dos cosas nos enseña en esta carta: que hemos de pedir el perdón de nuestros pecados, y que esta oración nos alcanza el perdón. Por esto dice que el Señor es fiel, porque él nos ha prometido el perdón de los pecados y no puede faltar a su palabra, ya que, al enseñarnos a pedir que sean perdonados nuestras ofensas y pecados, nos ha prometido su misericordia paternal y, en consecuencia, su perdón.