jueves, 14 de septiembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 



Exaltación de la Santa Cruz(14 de septiembre)


En este día conviene pensar en la cruz, instrumento de tortura originalmente, símbolo de redención desde Jesús de Nazaret.

Es el equivalente del destino, fatum, imponderable, suerte, que le toca a cada uno asumir en su existencia.

Puede mirarse con resignación, con gozo, con paciencia, con ansiedad, como lucha.

En todas estas actitudes profundas vivenciales y existenciales se entrelazan la fe, la esperanza y el amor como fuerzas que la transforman, en diálogo con nuestra libertad, en una cruz gloriosa.

Así nos lo enseña el crucificado Jesús de Nazareth.


Números 21,4b-9



REFLEXIÓN

el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo


Pueblo, comunidad y masa. Tres modos de referirse al grueso de la gente, a la muchedumbre, a los rasos que soportan y se conducen por donde les mandan.

Pero se puede establecer algún matiz de diferencia ya que del Pueblo proviene la voz de Dios, las necesidades sentidas, la sabiduría de vida.

La comunidad es el modo de designar cierto grado de fraternidad y conocimiento, más allá del anonimato.

La masa se encuentra al nivel de lo amorfo, de la ignorancia de su destino, de la conducta gregaria, para lo bueno o lo malo.

Pues hay un sentido de Pueblo, comunidad o masa que se opone con rebeldía al Señor, y se muestra desagradecido, e incurre en el fastidio de Dios, usando una expresión antropomórfica.

Hay evangelizadores desprevenidos que toman al Pueblo indiscriminadamente, sin caer en cuenta de estrategias pastorales diversificadas ante los diferentes niveles de conciencia popular.


Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla

El Señor suscita un liderazgo con mayor paciencia que se va relevando en la historia, para insistir en el anuncio del verdadero camino.

Un liderazgo que no satisface a muchos cuando no cumple ciertos deseos, pero es requerido para insistir que abogue por la misericordia ante el Señor.

Así por vía de paradoja el pararrayos se convierte por momentos en chivo expiatorio.


Salmo responsorial: 77



REFLEXIÓN

Lo adulaban con sus bocas, / pero sus lenguas mentían: / su corazón no era sincero con él, / ni eran fieles a su alianza

La verdad que viene del Señor y la sinceridad que brota por ello, son un don para disponerse a recibirlo.

Rasga nuestras distorsiones interpretativas y apreciaciones parcializadas e interesadas.

Somos cómplices de la mentira porque nos autojustificamos hasta el fin de nuestros días.

Y en el camino de la cruz, se nos ofrece la oportunidad de acercarnos e iluminarnos con la justicia de Dios, aun a pesar de nosotros mismos.

Filipenses 2,6-11



REFLEXIÓN

no hizo alarde de su categoría de Dios

Dios silente, Dios anónimo, tanto que cuesta hoy en día divinizarlo, en nuestro mundo que mitifica la materia, y la dota de rasgos divinos.

Es la que todo lo puede. Sólo es asunto de evolución y tiempo.

se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Quizás lo que pretende no es que se le tome como un Dios clásico, sino estrenar constantemente su paternidad inédita.

Tan totalmente otro es, que su pedagogía casi consiste en hacerse pasar por alguien que está de más.

Nos enseña a amar para hacernos libres, no para acaparar protagonismos ni focos.

No se ajusta a los cánones mediáticos actuales


Juan 3,13-17



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."


Bajar y subir es una consideración de espacio significativo: arriba lo perfecto, abajo lo imperfecto.

Y como Moisés nosotros asignamos símbolos que nos orienten en el arriba y debajo de nuestras existencias y caminar.

Jesús de Nazareth, un hijo de hombre, toma la cruz como el signo que desde el abajamiento catapulta a la exaltación.

Llorar, lamentarse, suspirar y resignarse no es la única estrategia para hacer de la cruz ese tránsito, pues el modo de proceder de Jesús de Nazareth,torturado en la cruz, nos da visos de muchas otras actitudes de fe para elevarnos.

Eso sí, la única convicción capaz de transformar todo al modo de Jesús es la convicción del amor del Padre en su hijo entregado.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1702275894729937357?s=20

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Números 21,4b-9

Difícil no ver la cruz que da muerte y vida intuída e inspirada a los cristianos. También el castigo cambia de sentido, porque no es Dios quien nos castiga, sino en todo caso castiga a su propio Hijo, quien para nosotros es Salvador. Es posible ante los sufrimientos y calamidades personales y colectivas dejarse fascinar por un sentido de castigo, pero se nos ofrece otros sentido de amor salvífica para superarlo.

Salmo responsorial: 77

Otro modo de ver a Dios, con el contrapeso de la misericordia y el perdón que no se cansa de otorgar, a pesar de tanta insinceridad, que raya en abuso, del creyente.

Juan 3,13-17

Jesús es vida eterna que está inmersa en nuestro espacio terrestre, al que dona un sentido novedoso: subir, ser levantado, es pasar a la dimensión de la vida que no termina, la eterna, que es elevada desde acá, desde nuestro espacio creado, humano, sufriente en Jesús. Y este giro es una muestra de la voluntad amorosa del Padre, que en Jesús salva pero no juzga.

BEATO CARLO



 De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 10, Sobre la Exaltación de la santa cruz: PG 97, 1018-1019. 1022-1023)


LA CRUZ ES LA GLORIA Y EXALTACIÓN DE CRISTO

Por la cruz, cuya fiesta celebramos, fueron expulsadas las tinieblas y devuelta la luz. Celebramos hoy la fiesta de la cruz, y junto con el Crucificado nos elevamos hacia lo alto, para, dejando abajo la tierra y el pecado, gozar de los bienes celestiales; tal y tan grande es la posesión de la cruz. Quien posee la cruz posee un tesoro. Y, al decir un tesoro, quiero significar con esta expresión a aquel que es, de nombre y de hecho, el más excelente de todos los bienes, en el cual, por el cual y para el cual culmina nuestra salvación y se nos restituye a nuestro estado de justicia original.

Porque, sin la cruz, Cristo no hubiera sido crucificado. Sin la cruz, aquel que es la vida no hubiera sido clavado en el leño. Si no hubiese sido clavado, las fuentes de la inmortalidad no hubiesen manado de su costado la sangre y el agua que purifican el mundo, no hubiese sido rasgado el documento en que constaba la deuda contraída por nuestros pecados, no hubiéramos sido declarados libres, no disfrutaríamos del árbol de la vida, el paraíso continuaría cerrado. Sin la cruz, no hubiera sido derrotada la muerte, ni despojado el lugar de los muertos.

Por esto la cruz es cosa grande y preciosa. Grande, porque ella es el origen de innumerables bienes, tanto más numerosos, cuanto que los milagros y sufrimientos de Cristo juegan un papel decisivo en su obra de salvación. Preciosa, porque la cruz significa a la vez el sufrimiento y el trofeo del mismo Dios: el sufrimiento, porque en ella sufrió una muerte voluntaria; el trofeo, porque
en ella quedó herido de muerte el demonio y, con él, fue vencida la muerte. En la cruz fueron demolidas las puertas de la región de los muertos, y la cruz se convirtió en salvación universal para todo el mundo.

La cruz es llamada también gloria y exaltación de Cristo. Ella es el cáliz rebosante de que nos habla el salmo, y la culminación de todos los tormentos que padeció Cristo por nosotros. El mismo Cristo nos enseña que la cruz es su gloria, cuando dice: Ya ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por él, y Dios a su vez lo revestirá de su misma gloria. Y también:
Glorifícame tú, Padre, con la gloria que tenía junto a ti antes que el mundo existiese. Y asimismo dice: «Padre, glorifica tu nombre.» Y, de improviso, se dejaron oír del cielo estas palabras: «Lo he glorificado y lo glorificaré de nuevo», palabras que se referían a la gloria que había de conseguir en la cruz.

También nos enseña Cristo que la cruz es su exaltación, cuando dice:
Yo, cuando sea levantado en alto, atraeré a mí a todos los hombres. Está claro, pues, que la cruz es la gloria y exaltación de Cristo.
REFLEXIÓN

La cruz como instrumento de exaltación, a la par de ignominia, es un sentido inspirado para servir el peregrinaje del creyente. Muchas voces pastorales se esfuerzan en convocar seguidores eliminando el sufrimiento de la cruz en la existencia humana, para aliviar la depresión por el posible sin sentido de una vida que se obsesiona en sufrir. Pero el sentido de exaltación ayuda a contraponer a ese sentido destructivo otro exaltador, que brota de la experiencia del Jesús Resucitado que se dona al creyente.