martes, 24 de octubre de 2023

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Martes, XXIX semana
San Agustín Carta a Proba 130,11,21-12,22

A nosotros, cuando oramos, nos son necesarias las palabras: ellas nos amonestan y nos descubren lo que debemos pedir; pero lejos de nosotros el pensar que las palabras de nuestra oración sirvan para mostrar a Dios lo que necesitamos o para forzarlo a concedérnoslo. Por tanto, al decir: Santificado sea tu nombre, nos amonestamos a nosotros mismos para que deseemos que deseemos que el nombre del Señor, que siempre es santo en sí mismo, sea también tenido como santo por los hombres, es decir, que no sea nunca despreciado por ellos; lo cual, ciertamente, redunda en bien de los mismos hombres y no en bien de Dios. Y, cuando añadimos: Venga a nosotros tu reino, lo que pedimos es que crezca nuestro deseo de que este reino llegue a nosotros y de que nosotros podamos reinar en él, pues el reino de Dios vendrá ciertamente, lo queramos o no. Cuando decimos: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, pedimos que el Señor nos otorgue la virtud de la obediencia, para que así cumplamos su voluntad como la cumplen sus ángeles en el cielo. Cuando decimos: El pan nuestro de cada día dánosle hoy, con el hoy queremos significar el tiempo presente, para el cual, al pedir el alimento principal, pedimos ya lo suficiente, pues con la palabra pan significamos todo cuanto necesitamos, incluso el sacramento de los fieles, el cual nos es necesario en esta vida temporal, aunque no sea para alimentarla, sino para conseguir la vida eterna. Cuando decimos: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, nos obligamos a pensar tanto en lo que pedimos como en lo que debemos hacer, no sea que seamos indignos de alcanzar aquello por lo que oramos. Cuando decimos: No nos dejes caer en la tentación, nos exhortamos a pedir la ayuda de Dios, no sea que, privados de ella, nos sobrevenga la tentación y consintamos ante la seducción o cedamos ante la aflicción. Cuando decimos: Líbranos del mal, recapacitamos que aún no estamos en aquel sumo bien en donde no será posible que nos sobrevenga mal alguno. Y estas últimas palabras de la oración dominical abarcan tanto, que el cristiano, sea cual fuere la tribulación en que se encuentre, tiene en esta petición su modo de gemir, su manera de llorar, las palabras con que empezar su oración, la reflexión en la cual meditar y las expresiones con que terminar dicha oración.

REFLEXIÓN

El Padrenuestro es nuestra oración guía, y toda otra debe contrastarse con ella para verificar el sello del Espíritu Santo, quien mueve nuestras personas a comunicarse con Él. El enfoque nunca podrá ser darle algo al Señor, quien nos la dio para nuestro provecho. Sino más bien que nos urge a poner en funcionamiento los deseos en esta oración contenidos. Y tampoco es un momento en el que valga algo lo que hicimos o hacemos, como méritos que nos ganan su indulgencia, sino verificando cuán lejos estamos de hacer esos deseos peticiones una realidad en nuestras vidas y la de nuestros hermanos.

lunes, 23 de octubre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

LUNES 29 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Romanos 4,20-25



REFLEXIÓN

se hizo fuerte en la fe,

νδυναμόω

Empoderarse, fortalecerse, tomar fuerzas en la fe. La fe fortalece ante los asaltos que pueden hacer titubear.

Si vemos a Jesús, la fe se nutre de oración al Padre.

dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación (δικαιοσύνη: Justicia, rectitud, de la que Dios es autor.)

La mentada justificación, manzana de la discordia entre reformados de Lutero e Iglesia católica en las postrimerías de la Edad media.

Una batalla entre el sujeto consciente y el objeto que evidencia la intención del sujeto.

Ninguno gana, porque el sujeto tiene una evidencia subjetiva aunque válida para su conciencia, y el objeto es evidente en la medida de los testimonios, pruebas y argumentos, los cuales pueden o no convencer.

Pero la justificación de Abraham puesta en vigencia por Jesús de Nazareth consiste en dejarle al Señor su puesto: hacer hasta lo imposible.

A la vez asumir el propio estado: confiar que el Señor hará hasta lo imposible.

Se trata de una entrega radical al Absoluto Radical, como expresión de nuestra divinización en Él.

nos valdrá si creemos en el que resucitó

para nuestra justificación

Pablo acerca nuestro momento el carisma de Abraham en Jesús, que lo consuma.

No se perdió en el tiempo sino que se nos sigue dando, porque Jesús nos los transmite en su Espíritu que nos acompaña.

Cuando las reflexiones que hacemos se centran en el proceso de la persona y su transformación según el designio, muchos no le encuentran sentido, porque tienen mayor momento e importancia las realidades sociales a transformar y respecto de las cuales somos provocados a ser activistas.

La intensidad con la que se dan, como clamor por un cambio de sistema socioeconómico, nos hacen reflexionar sobre un signo de los tiempos del cual no debemos desvincularnos ni distraernos.

Pero todo cambio pasa por la conciencia, responsabilidad y compromiso de la persona individual, que sin negar la posible conciencia de las masas inconformes es crucial para llevar el cambio a la realidad de las cosas.

En todo acecha el riesgo de la mera catarsis, y desfogue de tensiones, expresado en retóricas recurrentes.

Pero si el individuo no asume con responsabilidad ética no hay cambio posible.

Este discernimiento personal que busca la decisión justa, es un modo de entender la justificación que viene de Dios.

Ella se construye de nuestra parte, además de la responsabilidad y compromiso, con autocrítica y misericordia.

Un cóctel robusto para el que hay que educar el gusto.

Interleccional: Lucas 1,69-75



REFLEXIÓN

arrancados de la mano de los enemigos, / le sirvamos con santidad y justicia

Liberación y cambio tal como la entendemos los creyentes no es sin más aceptable a otros.

Yendo hacia el mismo objetivo, no vamos del todo hermanados.

Son alianzas transitorias, que postergan la aclaración del sentido total.

Sin embargo, siempre habrá espacio para el testimonio, el silente y el proclamado.

Lucas 12,13-21



REFLEXIÓN

dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia

guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes

Hay que estar atentos a cualquier señal de hacerse seguro, pero dependiente, en base a la acumulación de bienes.

Pueden quitar la vista de lo fundamental: la dependencia exclusiva del Señor.

"Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."

Grandes obras, para tener más, no para distribuir mejor.

Es la filosofía de la acumulación, etiquetada como capitalismo neoliberal

Pero que es más profunda en su acechanza que eso, porque se asoma en cualquier sistema conocido en la historia, hasta el más santo.

La proclama del Reino de Dios nos debe golpear como fuerte contraste, para que en el uso de las estrategias del Espíritu y la buena voluntad, breguemos a la construcción de una mejor disposición de los bienes para muchos.

Nos rasgamos las vestiduras en hipócrita señal de escándalo por la voracidad codiciosa de las medidas neoliberales a través de sus obras socioeconómicas: fusiones, compras, consumo.

Pero no examinamos nuestra complicidad y el contagio que promovemos con nuestras obras personales.

Señalamos y anunciamos la muerte del fatídico sistema y entonamos eufóricos los cantos que celebran el mesiánico nuevo sistema solidario, sin verificar que no vayamos a contagiar con la codicia de nuestro corazón toda estructura remozada que iniciemos.

Vamos con vino viejo a odres nuevos.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1716413278463648070?s=20

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Romanos 4,20-25

La vida del Resucitado que nos apropiamos por la justificación de fe, hará expulsar la codicia de nuestro corazón

Interleccional: Lucas 1,69-75

Servimos sin codiciar bienen santidad y justicia. De que vale renunciar y purificarse si seguimos codiciando

Lucas 12,13-21

Codiciar cualquier bien no está bien, porque de ellos no depende la vida. Seguirse expandiendo a costa de otros sin distribuir equitativamente no asegura a nadie.