jueves, 2 de mayo de 2024

BEATO CARLO

BEATO CARLO



 De los Tratados de san Gaudencio de Brescia, obispo
(Tratado 2: CSEL 68, 26. 29-30)

 

LA EUCARISTÍA ES LA PASCUA DEL SEÑOR

 

Uno solo murió por todos, el mismo que ahora en cada una de las asambleas cristianas, por el sacramento del pan y del vino, nos rehace con su inmolación, por la fe en él nos da la vida y, ofreciéndose a sí mismo en sacrificio, consagra a los que ofrecen esta oblación.

Ésta es la carne y la sangre del Cordero, pues aquel pan bajado del cielo afirma: El pan que yo voy a dar es mi carne ofrecida por la vida del mundo. Y con razón su sangre es significada por el vino, ya que, al afirmar él mismo en el Evangelio: Yo soy la vid verdadera, manifiesta con suficiente claridad que el vino es su sangre ofrecida en el sacramento de su pasión; en este sentido el patriarca Jacob había profetizado de Cristo: Lava su ropa en vino y su túnica en sangre de uvas. En efecto, él lavó con su propia sangre la vestimenta de nuestro cuerpo que había tomado sobre sí como una vestidura.

El mismo Creador y Señor de la naturaleza, el que hace salir el pan de la tierra, convirtió el pan en su propio cuerpo (porque podía hacerlo y así lo había prometido); y el que había convertido el agua en vino convirtió después el vino en su sangre.

Es la Pascua del Señor, dice la Escritura, esto es, el paso del Señor; no tengas por cosa terrena lo que ha sido convertido en algo celestial por obra de aquel que pasó a esa materia y la ha convertido en su cuerpo y sangre.

Lo que recibes es el cuerpo de aquel pan bajado del cielo y la sangre de aquella vid sagrada. En efecto, al dar a sus discípulos el pan y el vino consagrados, les dijo: Esto es mi cuerpo; ésta es mi sangre. Creamos, pues, en aquel en quien hemos puesto nuestra confianza: el que es la verdad en persona no puede engañarnos.

Por esto, cuando hablaba a la multitud de comer su cuerpo y beber su sangre, y la multitud murmuraba desconcertada: ¡Duras son estas palabras! ¿Quién es capaz de aceptarlas?, queriendo Cristo purificar con fuego celestial estos pensamientos que, como antes he dicho, han de ser evitados, añadió: El espíritu es el que da vida; la carne no vale nada. Las palabras que yo os he dicho son espíritu y vida.

De las disertaciones de san Atanasio, obispo

(Disertación sobre la encarnación del Verbo, 8-9: PG 25, 110-111)

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO

El Verbo de Dios, incorpóreo e inmune de la corrupción y de la materia, vino al lugar donde habitamos, aunque nunca antes estuvo ausente, ya que nunca hubo parte alguna del mundo privada de su presencia, pues, por su unión con el Padre, lo llenaba todo en todas partes.
Pero vino por su benignidad, en el sentido de que se nos hizo visible. Compadecido de la debilidad de nuestra raza y conmovido por nuestro estado de corrupción, no toleró que la muerte dominara en nosotros ni que pereciera la creación, con lo que hubiera resultado inútil la obra de su Padre al crear al hombre, y por esto tomó para sí un cuerpo como el nuestro, ya que no se contentó con habitar en un cuerpo ni tampoco en hacerse simplemente visible. En efecto, si tan sólo hubiese pretendido hacerse visible, hubiera podido ciertamente asumir un cuerpo más excelente; pero él tomó nuestro mismo cuerpo.
En el seno de la Virgen, se construyó un templo, es decir, su cuerpo, y lo hizo su propio instrumento, en el que había de darse a conocer y habitar; de este modo, habiendo tomado un cuerpo semejante al de cualquiera de nosotros, ya que todos estaban sujetos a la corrupción de la muerte, lo entregó a la muerte por todos, ofreciéndolo al Padre con un amor sin límites; con ello, al morir en su persona todos los hombres, quedó sin vigor la ley de la corrupción que afectaba a todos, ya que agotó toda la eficacia de la muerte en el cuerpo del Señor, y así ya no le quedó fuerza alguna para ensañarse con los demás hombres, semejantes a él; con ello también, hizo de nuevo incorruptibles a los hombres, que habían caído en la corrupción, y los llamó de muerte a vida, consumiendo totalmente en ellos la muerte, con el cuerpo que había asumido y con el poder de su resurrección, del mismo modo que la paja es consumida por el fuego.
Por esta razón asumió un cuerpo mortal: para que este cuerpo, unido al Verbo que está por encima de todo, satisficiera por todos la deuda contraída con la muerte; para que, por el hecho de habitar el Verbo en él, no sucumbiera a la corrupción; y, finalmente, para que, en adelante, por el poder de la resurrección, se vieran ya todos libres de la corrupción.
De ahí que el cuerpo que él había tomado, al entregarlo a la muerte como una hostia y víctima limpia de toda mancha, alejó al momento la muerte de todos los hombres, a los que él se había asemejado, ya que se ofreció en lugar de ellos.
De este modo, el Verbo de Dios, superior a todo lo que existe, ofreciendo en sacrificio su cuerpo, templo e instrumento de su divinidad, pagó con su muerte la deuda que habíamos contraído, y, así, el Hijo de Dios, inmune a la corrupción, por la promesa de la resurrección, hizo partícipes de esta misma inmunidad a todos los hombres, con los que se había hecho una misma cosa por su cuerpo semejante al de ellos.
Es verdad, pues, que la corrupción de la muerte no tiene ya poder alguno sobre los hombres, gracias al Verbo, que habita entre ellos por su encarnación.

miércoles, 1 de mayo de 2024

PALABRA COMENTADA

Miércoles 5 de Pascua

Hechos 15,1-6



REFLEXIÓN

unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse

Los grupos que toman la vocería y claman por encima de otros creen que así serán más tomados en cuenta sobre sus posturas y convicciones.

No estamos libres en cada comunidad de tales representatividades, y es parte de nuestra pedagogía del discernimiento controlarnos y controlarlos, con paciencia y tolerancia.

Las reacciones violentas en asuntos de creyentes son más índices de debilidad, que de fortaleza en la fe. 

La violencia y la imposición no son buenas consejeras.

Qué se hace para lograr ese grado de serenidad y objetividad, que no se confunda con la renuncia a sus valores más apreciados? El aporte de la espiritualidad es muy importante: una espiritualidad para la pastoral.

algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia

En èpocas de contaminación afectivo-conceptual como la que vivimos, paradójicamente, en momentos de exultación comunicacional mediática, incluídos internet y redes sociales, el recurso a la consulta con la autoridad o responsables superiores debiera aumentar, si a la vez estos responsables tienen conciencia y sensibilidad de lo que se les solicita y la coyuntura contextual.

A la consulta pertinente es a lo que siempre debemos inclinarnos, porque nos da oportunidad de moderar y madurar nuestra opinión, así como de fundamentar las estrategias de respuesta.

Algunos pronunciamientos altisonantes e impositivos son más un clamor y urgencia de ser escuchados, y esto puede y debe concederse. Lo cual no es lo mismo que aceptar todo lo que se grita.

algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo: "Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés."

La claridad que logra Pablo en su reflexión sobre la calidad y la extensión de la intervención salvadora de Jesús el Señor, se da en un proceso difícil entre bandos y divisionismo de judíos, judeocristianos, judíoshelenos, gentiles prosélitos del judaísmo y cristianos gentiles.

Es un cuadro propio de una babel. 

Tiene sentido el texto inicial de Hechos con la venida del Espíritu Santo y cómo todas las nacionalidades escuchaban en sus lenguas el mismo mensaje. 

Quizás más un anhelo que una realidad. 

En todo tiempo y lugar se dan enfoques diversos y algunos encontrados. 

Incluso la elección de un Papa cuenta con corrientes de adeptos a una u otra figura. Hasta que se produce el consenso o la mayoría representativa.

Nuestro proceso de fe por ser humano pero inspirado por el Espíritu requiere someterse y abrirse a la realidad de las diversas tendencias. Escucharlas y examinarlas no es sinónimo de claudicar, sino de discernir.

Más bien nuestro tiempo se muestra reacio a la escucha de las voces que parecieran diferentes, sucumbiendo a la tentación del integrismo fundamentalista.

Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

La palabra y el Espíritu empujan la historia hacia adelante con novedades que superan tradiciones que se van viendo desfasadas por la realidad. 

El cambio sobreviene desde la misma realidad, pero se autoriza mediante un proceso de deliberación, oración y negociación, buscando lo que sea el designio del Señor, más que sólo la propia comodidad o proyecto.

Pablo hubiera podido afincar su liderazgo con una decisión unilateral. Naturalmente tenía una posición menor como apóstol en ese momento y quizás no era estratégico. 

Pero decidió consultar con los demás apóstoles. Era el estilo de deliberación en comunidad y no de decisiones aisladas.

En la Historia de la Iglesia hemos asistido a varios tipos de liderazgo. Unos que prefieren el rompimiento con la comunidad. Otros prefieren acatar la autoridad.

No podemos juzgar porque se invoca la objeción de conciencia, que sólo Dios juzga.

Pero el efecto de la división es duro de sobrellevar para las comunidades, que dejan de dar el testimonio que necesita el mundo de unidad y diálogo no solo como valor de fe sino de desarrollo humano.

Hay quienes incluso de buena fe solo miran desde sus costumbres y tradiciones. En la actualidad se aprecia más el cambio de costumbres para nuevas tradiciones.

El evangelio habla de una combinación hecha por el que verdaderamente sabe. 

Es la discreción, el sentido común, el reconocimiento de la sabiduría de las anteriores generaciones y las nuevas circunstancias.

Ignacio de Loyola con sus ejercicios espirituales y en ellos las reglas de discernimiento aportó algo fundamental, aunque no era algo totalmente nuevo, a la vida espiritual: el examen intencional, constante y cotidiano para pulsar el Espíritu y según ello tomar decisiones agradables al Señor.

Las nuevas circunstancias llevarían a Pablo a desentenderse de ciertas regulaciones mosaicas y reconocer que en otras tradiciones y culturas también inspiraba el Espíritu.

Curiosamente los fariseos que fueron la mentalidad más avanzada en tiempos de Jesús, se rezagaban en una rigidez y fundamentalismo una vez fueron ingresando los gentiles al camino.

Salmo responsorial: 121



REFLEXIÓN

"Vamos a la casa del Señor"

Al acercarse el final natural de la vida, la aproximación del mundo nuevo definitivo, que es la casa del Padre, debe ser un valor creciente para la fe. 

En Jesús vivo que nos ha acompañado desde el bautismo, esta esperanza de vida nueva y definitiva debiera llenarnos de gozo con la convicción serena de la nueva realidad de la que haremos parte en breve tiempo.

Será una bendición poder exclamar esta alegría en la hora del tránsito definitivo.

Sin miedo, con esperanza, aceptar que nuestra morada terrenal se deshaga.

en ella están los tribunales de justicia

Pero cuál justicia: meramente humana?. 

Cuando el Vaticano optó por su multisecular procedimiento secretista y ocultista, en previsión de un mayor daño por escándalo, hizo lo adecuado?

Fue suficientemente sensible a las víctimas? Fue más bien protector de sus miembros jerárquicos sacerdotes, religiosos, obispos, cardenales o papas? 

Falló el discernimiento del bien verdadero según Dios? O hicieron lo correcto a pesar del anatema mediático?

Juan 15,1-8



REFLEXIÓN

A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto

Una cosas es podar y otra arrancar. Esto último sólo es potestad del labrador, ni siquiera de la vid.

La poda pueden ser las tribulaciones en las que se procesa el reino.

La poda es para dar más fruto. Las circunstancias limitantes y dolorosas de la existencia podemos verlas bajo esta perspectiva alentadora. 

El Padre nos ama para dar más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado

También las palabras de la Palabra limpia. Escucharla asiduamente con el corazón de publicano infunde un perdón asentado que se  refleja en el estilo de vida.

Caer en cuenta que la Palabra purifica como el sacramento. La Palabra es el núcleo del sacramento, porque desde ella fue instituído. Lo que se da en la dramatización sacramental está inspirado por la Palabra que en ella alienta e inspira.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada

Cómo pudo Juan reflexionar tan abundantemente estas palabras recordadas como de Jesús, pero que sólo él publicó?

Mediante un vivir más que los otros y vivenciar a Jesús, con un carisma de sabiduría diferente al de los otros apóstoles y discípulos. 

Mediante un acumular experiencias de persecuciones, divisiones heréticas y otras mentalidades y culturas le permitió a su intuición amorosa sintetizar y converger hacia una reflexión única e inspiradora.

En sus palabras Jesús es el único y no puede ser vivenciado igual por nadie, porque de su multiforme riqueza nos apropiamos todos por fe.

Jesús el único, como Dios el único.

Y este hombre que compartió tanto afecto e intimidad con Jesús, debió posponer su encuentro definitivo y morir de edad avanzada, según una tradición y su evangelio. 

Porque así sirvió mejor al amor que lo eligió. 

Así realizó la unión con Jesús de la parábola de la viña: con él todo se puede hacer, sin él nada.

Como el trabajo dignifica y da sentido al hombre, dar fruto da sentido y dignifica la fe. 

En la escucha permanente se da la permanencia al Jesús Palabra y en esperanza se fructifica.

luego los recogen y los echan al fuego, y arden

Hoy no se tolera un pensamiento así. Más bien es como un dogma popular que nadie arde. Y todos se perdonan.

Lo cierto es que se arde de amor, se quiera o no.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1526895722410528769?s=20&t=XXfMcZq-o0y4Bss4wd6qzw

motivaciondehoy


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Miércoles 5 de Pascua

Hechos 15,1-6

Salmo responsorial: 121

Juan 15,1-8