jueves, 25 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Santiago apóstol

Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2



REFLEXIÓN

los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo

El Pueblo pobre, excluído y vulnerable es hoy la categoría preferencial para la evangelización. 

Son quienes llevan una existencia prolongada de penurias: hambre, enfermedades, violencia endémica, en viviendas precarias y lugares inseguros, desempleados o subempleados, o con sueldos insuficientes para vivir dignamente y con pocas oportunidades de progresar, con poca o mala o ninguna educación. 

Es decir, las antípodas del sumo bien o shalom. Más bien la maldición.

Éstos han sido muy pacientes y son parte de la creación oprimida que clama por su liberación como hijos de Dios.

Qué signos y prodigios harán creíble y aceptable la resurrección del Señor? 

Sólo los que viven en medio de ellos, como ellos, haciendo comprensible una nueva vida.

Porque no se vive la vida igual lo mismo con la convicción de vida que con la de muerte. 

Se requiere valor para mantenerla, porque el lenguaje de la realidad de nuestro entorno es la contingencia y la corrupción. 

Y cada día debemos convencernos y convencer con nuestro estilo de vida que corrupción y muerte no son la última palabra de la realidad.

en nombre de ése?

Ése Jesús fue un nombre proscrito y en todas las épocas y en diversas regiones, las comunidades de sus seguidores han afrontado su proscripción. Como los cristianos en persecusión, por ejemplo.

queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre

Esta querella llega hasta nuestros días porque hay hermanos del judaísmo ofendidos por tal alegación de responsabilidad.

Aun con los matices y la distinción de lo que es una responsabilidad de los dirigentes y la culpabilidad de todo un pueblo, se sigue dando el distanciamiento, la incomprensión y la suspicacia entre estos pueblos hermanos:cristianos y judíos.

Para lo cual solo cabe ir perdonando y fraternizando, de modo que se pueda ver el futuro con una mirada común.

Es más pernicioso que un mundo que sufre del olvido de Dios, pierda a sus creyentes en enemistades fratricidas.

"Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres

Solo que este proceso no se debe dar traicionando la propia identidad. La de judíos y la de cristianos.

Los testigos han de testificar, como voluntad del Padre, que Él hizo justo a quien otros consideraron delincuente y pecador.

La tradición de los testigos de Jesús los involucra en un destino de defensa de las víctimas para que se reconozca su justicia.

La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados

Es un testimonio para la conversión, no para culpabilizar o fomentar venganza.

Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

El valor que se muestra en este testimonio no es empresa humana sino de Espíritu.

Hacer la voluntad del Padre a pesar de las amenazas del poder humano, es apoyado por el mismo Señor por medio de su Espíritu Santo.

Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

Este acontecimiento ilustra uno de los primeros martirios cristianos junto al de Esteban. Uno apóstol y otro diácono. 

Un incipiente liderazgo dispuesto a morir a este mundo para afirmar el reino del Padre.

En la historia sucesiva, hasta nuestros días otros líderes también darán testimonio con su muerte-vida como San Oscar Arnulfo Romero y Juan Girardi.

Estos testimonios son una ofrenda a la libertad de expresión de la propia fe. 

Un valor muy apreciado hoy. Pero también adulterado porque en su nombre se cometen también abusos y crímenes. 

Cosa que nos previene otro Santiago en su carta cuando habla de los pecados de la lengua, que siendo tan pequeña causa tan grandes males.

El martirio de sangre estará siempre presente como posibilidad de la voluntad del Señor, para el cual también contaremos con el Espíritu, que nos apoyará con la última rúbrica para entrar en la vida.

Salmo responsorial: 66



REFLEXIÓN

ilumine su rostro sobre nosotros

Que en medio de tanta acechanza y confusión el Señor nos ilumine en nuestro discernimiento del camino de la vida.

Que canten de alegría las naciones, / porque riges el mundo con justicia

El informe anual de Transparencia Internacional no da buenas noticias, excepto para algunas sociedades.

La percepción de corrupción es cada vez peor.

Pero desde la fe la percepción debiera ser diferente.

Porque creemos que la justicia de Dios se va profundizando en la historia, y escuchamos sus clamores constantemente.

No habría clamores si hubiéramos pactado con la iniquidad.

2Corintios 4,7-15



REFLEXIÓN

Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro

En fragilidades de todo tipo

para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros

Nos apietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.

Terminar la existencia es un deseo de liberación que bien pudiera postergarse y superarse con el aliento que viene del Espíritu, para sobrellevar las penurias de la existencia y el ministerio evangelizador.

La epifanía del Señor Jesús en nuestra carne se dará y se mantendrá mientras aliente en nosotros su fe, esperanza y ágape.

nosotros creemos y por eso hablamos

Aunque hablar puede ser fácil, en ciertas coyunturas se corre peligro de la vida. Así el hablar es muestra de fe si se manifiesta como confesión de Jesús, eterna víctima.

Mateo 20,20-28



REFLEXIÓN

Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino

La señora madre de los hijos de Zebedeo iba por un tráfico de influencias. Pero su ambición fue superada en otro sentido: por el martirio de sus hijos. Así su existencia por el evangelio fue transformada para compararse con la madre de los macabeos, que animó a sus hijos al martirio.

uno a tu derecha y el otro a tu izquierda

Como los que acompañaron a Jesús en su crucifixión

¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?

Esta es una pregunta clave para la admisión de todo creyente al reino de la vida. Es la paradoja que debemos estar dispuestos a vivir en algún modo y en algún momento: perder la vida para ganar la vida. 

Para un creyente en Jesús hay vida que no merece vivirse a menos que se esté dispuesto a morir cada día.

"Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."

La oración del apóstol incluye una petición de estar preparado para dar la vida como lo tenga reservado el Padre. 

Aun así, muriendo en Jesús, la naturaleza precisa de nuestro reconocimiento y gloria no se conoce. 

Es un riesgo hasta el final. Lo hace tolerable la esperanza.

No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos

El gozo del servicio fraterno es la única amortización que tenemos en esta vida del reconocimiento final del Padre.

La jerarquía eclesial es mirada hoy, más por las acciones y actitudes que contrarían este evangelio. 

Pero poco se dice de las que prolongadamente son fieles, aun contra los que manifiestan criterios absolutistas, dogmáticos y demagógicos.

Por ello padecen crítica tenaz y despiadada.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1683795705771466754?s=20

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Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2

A la dirigencia de los judíos lo que les interes a es extinguir este foco de rebeldía herética. A los apóstoles anunciar a Cristo. En ese afán se dan las acciones y palabras que son los signos de su apostolado y su defensa. Las consideran obediencia a Dios, y no son negociables. Tal firmeza es la secuela de su fe pascual: anunciar en su vida la muerte y resurrección de Jesús.

Salmo responsorial: 66

El gozo de anunciar a Cristo es la recompensa que por el momento sostiene el esfuerzo apostólico. Es el bien de muchos, el cual se desea compartir con los más. Es imparable. Alimenta una energía inagotable. Fortalece ante cualquier desafío y peligro, más allá de la temeridad.

2Corintios 4,7-15

Esa fuerza, esa persistencia, esa valentía, es el don del Espíritu de Dios, de Jesús Glorificado. Es la Iglesia apostólica. En un contraste e incongruencia de medios mantiene viva la voz y el servicio a la Palabra eterna de Jesús. Es lo que importa. Hasta el último suspiro.

Mateo 20,20-28

El examen de admisión a los honores y la gloria no puede ser mas desalentador. Hay que beber el cáiz de Jesús, como él. Nunca seremos más que el Maestro, en testimonio de servicio y entrega. Es la condición de cualquier supuesto beneficio y gloria.

SAN CARLO ACUTIS DE ASÍS

BEATO CARLO



 De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san Mateo
(Homilía 65, 2-4: PG 58, 619-622)


PARTICIPES DE LA PASIÓN DE CRISTO

Los hijos de Zebedeo apremian a Cristo, diciéndole: Haz que se siente uno a tu derecha y otro a tu izquierda. ¿Qué les responde el Señor? Para hacerles ver que lo que piden no tiene nada de espiritual y que, si hubieran sabido lo que pedían, nunca se hubieran atrevido a hacerlo, les dice: No sabéis lo que pedís, es decir: «No sabéis cuán grande, cuán admirable, cuán superior a los mismos coros celestiales es esto que pedís.» Luego añade: ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber o recibir el bautismo con que yo he de ser bautizado? Es como si les dijera: «Vosotros me habláis de honores y de coronas, pero yo os hablo de luchas y fatigas. No es éste tiempo de premios, ni es ahora cuando se ha de manifestar mi gloria; la vida presente es tiempo de muertes, de guerra y de peligros.»

Pero fijémonos cómo la manera de interrogar del Señor equivale a una exhortación y a un aliciente. No dice: «¿Podéis soportar la muerte? ¿Sois capaces de derramar vuestra sangre?», sino que sus palabras son: ¿Podéis beber el cáliz? Y, para animarlos a ello, añade: Que yo tengo que beber; de este modo, la consideración de que se trata del mismo cáliz que ha de beber el Señor había de estimularlos a una respuesta más generosa. Y a su pasión le da el nombre de «bautismo», para significar con ello que sus sufrimientos habían de ser causa de una gran purificación para todo el mundo. Ellos responden: Sí, podemos. El fervor de su espíritu les hace dar esta respuesta espontánea, sin saber bien lo que prometen, pero con la esperanza de que de este modo alcanzarán lo que desean.

¿Qué les dice entonces el Señor? En efecto, mi cáliz lo beberéis y recibiréis el bautismo que yo he de recibir. Grandes son los bienes que les anuncia, esto es: «Seréis dignos del martirio y sufriréis lo mismo que yo, vuestra vida acabará con una muerte violenta y así seréis partícipes de mi pasión. Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mi otorgarlo; es para quienes lo ha reservado mi Padre.» Después que ha levantado sus ánimos y ha provocado su magnanimidad, después que los ha hecho capaces de superar el sufrimiento, entonces es cuando corrige su petición.

Los otros diez se disgustaron contra los dos hermanos. Ya veis cuán imperfectos eran todos, tanto aquellos que pretendían una precedencia sobre los otros diez, como también los otros diez que envidiaban a sus dos colegas. Pero -como ya dije en otro lugar- si nos fijamos en su conducta posterior, observamos que están ya libres de esta clase de aspiraciones. El mismo Juan, uno de los protagonistas de este episodio, cede siempre el primer lugar a Pedro, tanto en la predicación como en la realización de los milagros, como leemos en los Hechos de los apóstoles. En cuanto a Santiago, no vivió por mucho tiempo; ya desde el principio se dejó llevar de su gran vehemencia y, dejando a un lado toda aspiración humana, obtuvo bien pronto la gloria inefable del martirio.