lunes, 16 de diciembre de 2024

PALABRA COMENTADA


 

Lunes 3 de Adviento

Números 24,2-7.15-17ª



REFLEXIÓN

El espíritu de Dios vino sobre él

Un venir del Espíritu, que parece irresistible cuando se presenta abultada y clamorosamente en la conciencia personal o colectiva, como un cambio que hemos de aprender a conducir.

Aunque por lo general la inhabitación del Espíritu es de tono más bien sutil, con mociones suaves, como mediante toques, apoyando, sustentando y corrigiendo un derrotero.

Se siente su influjo en la repercusión que los acontecimientos dejan en la psique, y la impronta que transmiten.

Balaan no era de Israel, y vino el Espíritu sobre él, porque es de Dios y lo da a quien quiere, dentro y fuera de sus elegidos para servir.

El universo se expande, y nos sumergimos en sus constelaciones que se alejan, pero los alejados somos nosotros. Leer el universo es como la arquelogía de tierra: los estratos son precedentes de nosotros que pisamos encima, y nosotros seremos estratos en algún momento.

Somos la punta de la humanidad que avanza como conjunto, con deficiencias y malestares periodicos, como ajustes del crecimiento. Algo así es la visión de Teilhard.

El primer conjunto, la primera pareja humana fue un estrato con su pecado original, que no dejó mantener la perfección. Jesús es el hombre final que conduce el avance, pero caemos ocasionalmente en los ajustes.

Hoy este mundo clama por el ajuste de una mejor distribución. Pero no fracasaremos porque la creación es buena y la nueva creación es salvada.

Los científicos que ayudan a leer el universo son como Balaan, porque bendicen el proyecto humano y de paso, aun negando, alaban al Creador y Salvador.

Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto

La Palabra mueve a esperanza y visión de fe, con un tono de paciencia, porque no se sabe cuándo efectivamente se hará realidad plena.

Hace descansar en la fidelidad del Señor .

Salmo responsorial: 24



REFLEXIÓN

Señor, enséñame tus caminos

No podemos cansarnos de ser educados e instruídos por el Espíritu.

Mantenerse abiertos y sensibles a sus intervenciones, poque El está vivo y es dinámico.

Y el sufrimiento que genera su conducción, que nos va desarraigando de nuestro amor propio, es un signo de su paso y un llamamiento a un mayor compromiso de fe y entrega en la transformación que opera en nosotros.

Los pecadores, desviados y alejados de su senda, son enseñados, si aceptan ser dirigidos, conducidos o guiados.

Por lo tanto la disposición permanente e infinita es por y para que se aprenda, no para reprobar.

Es así el Señor el paradigma perfecto de todo educador. Él llega hasta donde nuestra humildad lo deja.

haz que camine con lealtad

Su fuerza nos comunica una adhesión, en medio del torbellino emocional de aferramiento, para permanecer a su lado, con aceptación generosa.

Mateo 21,23-27



REFLEXIÓN

Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: "¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?"

La autoridad constituída demanda la legitimidad de otra autoridad.

Si el Señor de Israel había estado detrás de la autoridad constituída, aun con desvíos, de los israelitas judíos, ahora en Jesús parecía haberse puesto en contra y confrontarla.

 No se trataba de deponerla sino de purificarla, brindarle la oportunidad de convertirse.

Pero no dejaba de ser autoridad, ni era desconocida.

No sé si actualmente la vaticanofobia practicada dentro y fuera de la Iglesia Católica Romana o latina, es una muestra de la confrontación que la libertad del Señor Jesús ofrece a los que creen en él, como un proceso de conversión constante.

Tiene visos de eso, pero también suena a rebeldía y lucha por el poder eclesial, teológico, pastoral y aun político: las izquierdas progresistas contra las derechas conservadoras.

En medio de ello hay que recuperar el sentido de la profecía con secuela política: convertirse de nuevo a la alianza con el Señor.

El bautismo de Juan ¿de dónde venia, del cielo o de los hombres?"

Y respondieron a Jesús: "No sabemos

No les convenía decir que venía de Dios, porque había que convertirse. No les convenía decir que de los hombres, porque éstos reaccionarían en contra.

Dado el cálculo de su respuesta, la actitud de fondo equivalía a decir “no nos conviene responder porque perdemos poder”.

El aferramiento al poder y no la conversión a la Palabra de Dios era su norte.

Jesús no escondería su fuente de autoridad, pero la autoridad que le exige una delegación, falla por la base en su legitimidad, porque no busca la verdad ni se dispone a encontrarla.

Los señalamientos de los vaticanofobos son respecto a la respuesta intransigente y sin negociación del papado frente a dilemas éticos de la actualidad: género, sexualidad, reproducción, cuidado de la vida.

Se pueden decir muchas cosas, pero no se puede negar que existe cierta coherencia y consistencia en la doctrina constante, no obstante los ataques furibundos y ruidosos de los que disienten, y también de las adhesiones literalistas y extremistas de los que se adhieren.

Actualmente se estrena en la cúpula una tendencia a la autocrítica y escucha más humilde de los clamores contra algunas posturas y decisiones del resto de la jerarquía católica romana.

Parece el signo del adviento de un Espíritu que suaviza las rigideces y llama a la conversión del corazón.

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Lunes 3 de Adviento

Números 24,2-7.15-17ª

Salmo responsorial: 24

Mateo 21,23-27

SAN CARLO DE JESUS ACUTIS DE ASIS


 eres uno de los vírgenes que iluminas la gracia de tu cuerpo con el esplendor de tu espíritu
 
Del Tratado de Guillermo, abad del monasterio de San Teodorico, Sobre la contemplación de Dios
(Núms. 9-11: SC 61, 90-96)

DIOS NOS AMÓ PRIMERO

En verdad tú eres el único Señor, que al ejercer tu poder sobre nosotros nos salvas; en cambio, el servicio que nosotros te tributamos no consiste en otra cosa sino en aceptar tu salvación.

Señor, de ti viene la salvación y la bendición sobre tu pueblo; pero ¿qué es tu salvación sino la gracia que tú nos concedes de amarte y de ser amados por ti?

Por eso, Señor, quisiste que tu Hijo que está a tu derecha, el hombre que tú fortaleciste, fuera llamado Jesús, esto es, Salvador, porque él salvará a su pueblo de los pecados y en ningún otro se encuentra la salud. Él nos enseñó a amarlo, amándonos primero hasta la muerte de cruz e invitándonos a amar al que nos amó primero hasta el extremo.

Si nos amaste primero fue para que pudiéramos amarte, no porque necesitaras nuestro amor, sino porque de no amarte no podríamos llegar a ser lo que tú quisiste que fuéramos.

Por eso, después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en el tiempo final, nos has hablado por medio de tu Hijo, tu Palabra: por él fue hecho el cielo y por su Espíritu los ejércitos celestiales. El habernos hablado por medio de tu Hijo no fue otra cosa que poner de manifiesto cuánto y de qué manera nos amaste, ya que no perdonaste ni a tu propio Hijo, sino que lo entregaste por todos nosotros; él también nos amó y se entregó por nosotros.

Señor, ésta es la Palabra que nos has enviado, tu Palabra omnipotente, que cuando un silencio profundo envolvía toda la tierra, es decir, cuando estaba sumida en el error, bajó de tu trono real, para destruir todos los errores, para promulgar la suave ley del amor.

Y todo lo que él hizo, todo lo que dijo aquí en la tierra, todo lo que sufrió, los oprobios, salivazos y bofetadas, hasta la cruz y el sepulcro, no fue otra cosa sino el hablarnos tú por medio de tu Hijo, atrayéndonos con tu amor, suscitando nuestra respuesta de amor.

Dios, creador de los hombres, tú sabías que el amor no puede ser exigido por la fuerza, sino que es necesario suscitarlo en el corazón humano. Porque donde hay coacción ya no hay libertad, donde no hay libertad no hay justicia.

Por lo tanto quisiste que te amáramos, ya que no podíamos ser salvados con justicia si no te amábamos. Y no podríamos amarte si no recibiéramos de ti ese amor. Por eso, Señor, como ya lo dijo tu discípulo amado y nosotros lo hemos recordado ya más arriba, tú nos amaste primero, y has amado primero a todos los que te aman.

También nosotros te amamos con el mismo amor que has derramado en nuestros corazones. Pero tu amor es tu bondad -¿no eres acaso el único bueno y el sumo bien?-, es el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, que en principio de la creación aleteaba sobre las aguas, esto es, sobre los espíritus fluctuantes de los hombres, brindándose a todos, atrayendo hacia sí todas las cosas, inspirando, impulsando, librándonos del mal, procurándonos lo necesario, uniendo a Dios con nosotros y a nosotros con Dios.