miércoles, 25 de diciembre de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA


 



 
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 1 En la Natividad del Señor, 1.3: PL 54, 190-193)
 
RECONOCE, OH CRISTIANO, TU DIGNIDAD

 

Nuestro Salvador, amadísimos hermanos, ha nacido hoy; alegrémonos. No puede haber, en efecto, lugar para la tristeza, cuando nace aquella vida que viene a destruir el temor de la muerte y a darnos la esperanza de una eternidad dichosa.

 Que nadie se considere excluido de esta alegría, pues el motivo de este gozo es común para todos; nuestro Señor, en efecto, vencedor del pecado y de la muerte, así como no encontró a nadie libre de culpa, así ha venido para salvarnos a todos. Alégrese, pues, el justo, porque se acerca a la recompensa; regocíjese el pecador, porque se le brinda el perdón; anímese el pagano, porque es llamado a la vida.

Al llegar el momento dispuesto de antemano por los impenetrables designios divinos, el Hijo de Dios quiso asumir la naturaleza humana para reconciliarla con su Creador; así el diablo, autor de la muerte, sería vencido mediante aquella misma naturaleza sobre la cual él mismo había reportado su victoria.

Por eso, al nacer el Señor, los ángeles cantan llenos de gozo: Gloria a Dios en el cielo, y proclaman: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Ellos ven, en efecto, que la Jerusalén celestial se va edificando por medio de todas las naciones del orbe. ¿Cómo, pues, no habría de alegrarse la pequeñez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ángeles encontraban en ella un gozo tan intenso?

Demos, por tanto, amadísimos hermanos, gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, pues, por la inmensa misericordia con que nos amó, ha tenido piedad de nosotros y, cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo, para que fuésemos en él una nueva creatura, una nueva obra de sus manos. Despojémonos, por tanto, del hombre viejo y de sus acciones y, habiendo sido admitidos a participar del nacimiento de Cristo, renunciemos a las obras de la carne. Reconoce, oh cristiano, tu dignidad y, ya que ahora participas de la misma naturaleza divina, no vuelvas a tu antigua vileza con una vida depravada. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. Ten presente que has sido arrancado del dominio de las tinieblas y transportado al reino y a la claridad de Dios.

 Por el sacramento del bautismo te has convertido en templo del Espíritu Santo; no ahuyentes, pues, con acciones pecaminosas un huésped tan excelso, ni te entregues otra vez como esclavo del demonio, pues el precio con que has sido comprado es la sangre de Cristo.

REFLEXIÓN

Natividad, fiesta del natal, fiesta del nacer de nuevo, empresa que nos ocupa toda la existencia, es decir, que vivimos para nacer de nuevo constantemente,  si no biológicamente, sí en la constante adaptación a los cambios de la realidad, buscando siempre la voluntad del Padre. Necesitamos entonces el símbolo que nos renueva cíclicamente, frecuentemente, rítmicamente, como la gota que golpea la roca y la va pulverizando.

martes, 24 de diciembre de 2024

PALABRA COMENTADA

 

Feria privilegiada de Navidad

24 de diciembre

2Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16



REFLEXIÓN

"Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda." Natán respondió al rey: "Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo."

Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella?

El magis ignaciano consiste en un proceso de discernimiento que llega hasta las últimas consecuencias en la intención de cumplir como voluntad del Señor el “mayor bien posible”.

Para ello estableció unos criterios que ayudan a determinar ese mayor bien entre otros, el que sea el más universal.

La buena voluntad del rey David, avalada inicialmente por el profeta Natán, nos puede parecer suficiente. Qué mayor agradecimiento que erigir un templo para que more el Señor!

Pero el mismo Natán, bien pensada la cosa en su reflexión de la Palabra, se desdijo y más bien le comunicó a David que ese no era el mayor bien, por ahora.

En nuestra vida de fe, nos movemos y movilizamos a causas buenas, pero si las discernimos más profundamente en el Señor, encontraremos que hay mejores causas que nos significan mayor amor.

Un enviado de Dios ha sido constituído de acuerdo al paradigma del Hijo, Jesús de Nazaret. Su filiación divina equivale, entre otras cosas, a la potencialidad que manifiesta este paradigma para inspirar, modelar, articular y estructurar realidades de acuerdo al designio del Padre.

Según este paradigma el Hijo vive del Padre y para el Padre. Hacerlo es propio de quien se deja llevar por la energía del Espíritu.

Así un paradigma como el del Hijo, encarnado en Jesús de Nazaret, corresponde al otro paradigma de la comunidad divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo, interrelacionados entre sí y colaboradores mutuos de un solo propósito y designio: la comunión con la comunidad humana y el universo creado.

El paradigma del Hijo habla de docilidad y obediencia, hoy muy desgastadas y criticadas en nuestro tiempo, porque se ven como pasivas, poco proactivas e innovadoras.

Sin embargo tal docilidad requiere una alerta constante para otear las señales del designio del Padre en medio de las circunstancias históricas.

En el ejemplo de Natán, primero accediendo al impulso de David de construir una casa para el Señor, pero después escuchando una palabra que lo hace reconsiderar esta aceptación, se visualiza un discernimiento que no permite aferrarse a ninguna conclusión, por buena que parezca, como voz de Dios, sino que es capaz de cambiar contra su propio criterio, si el Espíritu lo hace sentir.

El discernimiento no es necesariamente y automáticamente la vía de la prudencia humana, pues puede aparecer lo contrario. Si no cuán imprudente pudiera parecer decirle al rey David que lo que deseaba construir era menos bueno que no construir.

Parece que el mensaje es un énfasis y afirmación de parte del Señor, en el caso de la intención del rey David: no es David quien le dará una casa, sino al revés, es el Señor quien dará una casa o dinastía a David, con una esperanza en el futuro.

Esta esperanza la creemos realizada en Jesús, estirpe de David.

Al Señor no se le da nada, sino que Él es quien da y se da.

Descubir y aceptar cómo se da en estas circunstancias concretas y no lo que creemos debe recibir.

Interesante que la intención inicial de David era buena y así lo pensó el profeta, pero eso se cribó y resultó algo más bueno, más allá de la negativa.

Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel

Para algunos israelitas apegados a las estructuras del pasado, el sistema de jueces representaba la más pura expresión del Espíritu de Yave impartiendo justicia.

Mas la nueva estructura de un rey, con mayor poder, que ejerza la función de justicia, aparece en este texto como algo superior.

Es posible que el texto se apoye en una ideología “davídica” que busca legitimarla, como proveniente de Dios, y sin embargo transmite ese designio, encarnada en las mediaciones de los cálculos políticos.

Yo seré para él padre, y él será para mí hijo

Nuestro Dios es Padre de todos y todas. No le hacemos crecer ni un milímetro con nuestras buenas decisiones, sino que el mayor bien que podemos hacer es quitarnos para que el obre lo más.

Porque el mayor bien es que Él nos salve compartiendo su vida con nosotros.

Salmo responsorial: 88


REFLEXION



anunciaré tu fidelidad por todas las edades

Es lo que nos toca: alabar su fidelidad. La Palabra que nos salva permanentemente, todos los días, a toda hora, durante toda la historia.

"Te fundaré un linaje perpetuo, / edificaré tu trono para todas las edades." R.

Aceptar un linaje perpetuo por parte del Señor como integrante de su Designio, implica mantener en el horizonte existencial un más, una instancia superior que promueva el éxodo de una estructura a otra buscando un mayor bien común.

El me invocará: "Tú eres mi padre

Jesús mantuvo ese horizonte trascendente: un Reino nuevo, con juventud eterna como Dios.

Por ello pudo relativizar toda estructura encarnada que al paso del tiempo se fosilizaba, desgastaba y perjudicaba.

Lucas 1,67-79



REFLEXIÓN

Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó

El padre de Juan Bautista no hubiera expresado esta bendición, con esta comprensión del sentido de la historia sino hubiera sido enviado al silencio, para volver a pensar las cosas, hasta que estuviera dispuesto a ser voz de Dios.

Una purificación que puede sufrir toda persona o institución que asume el rol de profetizar la voluntad del Padre en la historia.

Entre otras cosas esta voz reconoce en el aquí y ahora de los signos del nacimiento de Juan y de Jesús, un punto de inflexión del curso de la historia. La plenitud de los tiempos de Lucas.

suscitándonos una fuerza de salvación

Hemos de agradecer que el Señor se nos mantenga como fuerza salvífica en nuestra existencia frente a otras fuerzas negativas.

Cada vez que se da un liderazgo, en seguimiento del Evangelio en nuestro mundo, se nos da una señal de la actividad de esa fuerza salvífica.

Cada vez que nos manifestamos como constructores de paz y fraternidad se muestra la presencia de su fuerza salvadora.

La fuerza de salvación está en el proyecto o designio del Señor, quien se da o entrega su amor. No en nuestros planes autosuficientes.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

La respuesta a esa iniciativa no es la de construir un templo, sino servir en santidad y justicia.

irás delante del Señor a preparar sus caminos

Y al hacerlo no tendrás el reconocimiento que parecería lo propio, sino el dispuesto por el Señor: cuando Jesús lo alaba pero lo declara menor que el más pequeño.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

Es nuestra esperanza para esta navidad que nos siga visitando cada vez más fuertemente, para iluminarnos, y guiarnos.

No más tinieblas y muerte. Sí más paz.

Preparemos en esta vigilia de la natividad nuestro ánimo para el alumbramiento renovado de la luz sobre las tinieblas, la paz sobre la guerra, la justicia sobre la iniquidad, y sobre el odio el amor. Que así sea!

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Feria privilegiada de Navidad

24 de diciembre

2Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16

Salmo responsorial: 88

Lucas 1,67-79