viernes, 2 de mayo de 2025

DOCTORES DE LA IGLESIA

 



 
De las disertaciones de san Atanasio, obispo
(Disertación sobre la encarnación del Verbo, 8-9: PG 25, 110-111)

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO

El Verbo de Dios, incorpóreo e inmune de la corrupción y de la materia, vino al lugar donde habitamos, aunque nunca antes estuvo ausente, ya que nunca hubo parte alguna del mundo privada de su presencia, pues, por su unión con el Padre, lo llenaba todo en todas partes.

Pero vino por su benignidad, en el sentido de que se nos hizo visible. Compadecido de la debilidad de nuestra raza y conmovido por nuestro estado de corrupción, no toleró que la muerte dominara en nosotros ni que pereciera la creación, con lo que hubiera resultado inútil la obra de su Padre al crear al hombre, y por esto tomó para sí un cuerpo como el nuestro, ya que no se contentó con habitar en un cuerpo ni tampoco en hacerse simplemente visible. En efecto, si tan sólo hubiese pretendido hacerse visible, hubiera podido ciertamente asumir un cuerpo más excelente; pero él tomó nuestro mismo cuerpo.

En el seno de la Virgen, se construyó un templo, es decir, su cuerpo, y lo hizo su propio instrumento, en el que había de darse a conocer y habitar; de este modo, habiendo tomado un cuerpo semejante al de cualquiera de nosotros, ya que todos estaban sujetos a la corrupción de la muerte, lo entregó a la muerte por todos, ofreciéndolo al Padre con un amor sin límites; con ello, al morir en su persona todos los hombres, quedó sin vigor la ley de la corrupción que afectaba a todos, ya que agotó toda la eficacia de la muerte en el cuerpo del Señor, y así ya no le quedó fuerza alguna para ensañarse con los demás hombres, semejantes a él; con ello también, hizo de nuevo incorruptibles a los hombres, que habían caído en la corrupción, y los llamó de muerte a vida, consumiendo totalmente en ellos la muerte, con el cuerpo que había asumido y con el poder de su resurrección, del mismo modo que la paja es consumida por el fuego.

Por esta razón asumió un cuerpo mortal: para que este cuerpo, unido al Verbo que está por encima de todo, satisficiera por todos la deuda contraída con la muerte; para que, por el hecho de habitar el Verbo en él, no sucumbiera a la corrupción; y, finalmente, para que, en adelante, por el poder de la resurrección, se vieran ya todos libres de la corrupción.

De ahí que el cuerpo que él había tomado, al entregarlo a la muerte como una hostia y víctima limpia de toda mancha, alejó al momento la muerte de todos los hombres, a los que él se había asemejado, ya que se ofreció en lugar de ellos.

De este modo, el Verbo de Dios, superior a todo lo que existe, ofreciendo en sacrificio su cuerpo, templo e instrumento de su divinidad, pagó con su muerte la deuda que habíamos contraído, y, así, el Hijo de Dios, inmune a la corrupción, por la promesa de la resurrección, hizo partícipes de esta misma inmunidad a todos los hombres, con los que se había hecho una misma cosa por su cuerpo semejante al de ellos.

Es verdad, pues, que la corrupción de la muerte no tiene ya poder alguno sobre los hombres, gracias al Verbo, que habita entre ellos por su encarnación

jueves, 1 de mayo de 2025

PALABRA COMENTADA

 


 Jueves 2 de Pascua

Hechos 5,27-33



REFLEXIÓN

queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre

Por más pacífico y lleno de amor cristiano que se proceda, decir una verdad puede resultar un detonante político.

Aunque la intención sea sólo exponer una visión, la misma puede resultar a otros una provocación a su poder.

No se sabe en qué momento algo así emerge, pero hay que estar dispuestos a vivir apegado a lo que se cree con sinceridad y honestidad.

Esta libertad que genera adversidades es un compromiso con la fe que se vivencia y asume en la existencia y tanto más libre es mientras menos ataduras tiene con propios y extraños.

Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres

Seguramente hemos conocido personas con temple para mostrse coherentes con sus convicciones políticas o religiosas.

Nos llama en ellos la atención su energía para defender lo que consideran justo, la que viene de su centro personal, de su consistencia indomable.

Esas posturas recuerdan la fuerza con la que el Señor asiste a sus voceros cuando han optado por su causa.

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero

El mismo Padre al intervenir a favor del justo ajusticiado, su hijo, hizo sentir un juicio en el que los acusadores y verdugos resultaban desacreditados.

Esto en el plano histórico tuvo consecuencias políticas porque dejo ver responsabilidades de los poderes terrenales.

Predicar al justo Jesús resucitado implica ponerse del lado de esa intervención, vivir de ella y para ella, integralmente: con sus consecuencias en todos los órdenes.

Y para vivirlo hay que estar dispuestos a proceder con libertad en cuanto a esta verdad incluso contra los propios intereses y prejuicios.

No son los únicos responsables. En el camino a la decisión de esa muerte hubo varios que pudieron oponerse y no lo hicieron, por cobardía.

Y eso nos debe hacer pensar y sentir que en el proceso de tanto mal e injusticia que asuela el mundo, somos co-responsables y cómplices porque no hacemos lo que debemos hacer. Unos más que otros.

Sin embargo hay quienes son más activos en reaccionar contra la injusticia y luchar por impedirla. A ellos debemos mucha de nuestra paz.

para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados.

La diferencia del anuncio evangèlico y la denuncia polìtica es la llamada a la conversión para todos: tirios y troyanos.

que Dios da a los que le obedecen

El Espíritu de Jesús es el que nos despierta de nuestra cómoda cobardía y nos mueve a involucrarnos más y más en la lucha por un amor y su justicia.

 

Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos

De momento no llegó esa conversión, no entonces, y por lo que vemos tampoco ahora, temporalmente al menos.

La catarata y el torrente de injusticia y crimen parece imparable y omnipotente.

El Espíritu de Jesús exaltado interviene en nosotros para reaccionar contra ese automatismo.

Salmo responsorial: 33



REFLEXIÓN

Gustad y ved qué bueno es el Señor,

El esfuerzo por el anuncio coherente del reino de Jesús conlleva una experiencia de gozo y sentido. Sentido de vida y de designio.

El Señor está cerca de los atribulados, / salva a los abatidos

Aunque no sean justos, precisamente para purificarlos de su injusticia.

El Señor sigue siendo el vengador de los suyos immersos en la fatiga del reino, pero ha cambiado la simbología de venganza y violencia por la persuasión del Espíritu.

Juan 3,31-36



REFLEXIÓN

El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios

Nosotros al aceptar por fe el testimonio del Hijo hacemos veraz a Dios.

Somos sus inclusores y validadores históricos, sus encarnadores en el tiempo, los prolongadores de la encarnación de su Hijo.

El Señor requiere de nuestra aceptación para ser certificado en este mundo.

El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano

En la misión de Jesús se observa el amor que caracteriza al Señor.

El que cree en el Hijo posee la vida eterna

Desde la fe en Jesús asumida vivencial y existencialmente poseemos una vida nueva que atraviesa la consumación final.

El orgasmo sexual no es un fenómeno solitario y brillante al final de la actividad erótica, sino que se ha ido anunciando en espasmos placenteros que podemos identificar como pequeños o micro orgasmos.

La existencia humana del creyente en el Reino apunta a una brillante consumación final, que se va anticipando en el gozo cotidiano del ágape y la fraternidad.

Son como oasis en nuestro peregrinar por el desierto.

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Jueves 2 de Pascua


Hechos 5,27-33

Los apóstoles nuevamente cuestionados por el Sanedrin y el Sumo Sacerdote dan razón de sus acciones de anunciar a Jesús. Ël es el Autor y el Salvador, porque ha sido resucitado de la muerte por crucifixión que los responsables judíos decidieron e impulsaron. Por eso el Espíritu Santo está con ellos dándoles coraje para mantenerse en su testimonio.

Salmo responsorial: 33

Justo es quien teme al Señor, siendo ético a pesar de las tribulaciones. Importante hacerlo saber ante Él para sentir su apoyo y gustar su suavidad.

Juan 3,31-36

A pesar de que Jesús da fe de lo que trae de parte de Dios, de lo que Revela, no se acepta su testimonio. Pero quien acepte este testimonio confirma que Jesús si habla lo de Dios. Porque Dios ama a Jesús ilimitadamente quien tiene su Espíritu en forma única. Y al aceptar el testimonio de Jesús, el que lo acepte tiene vida perdurable.