viernes, 9 de mayo de 2025

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS




 De los sermones de san Efrén, diácono
(Sermón sobre nuestro Señor, 3-4. 9: Opera, edición Lamy, 1, 152-158. 166-168)
 
LA CRUZ DE CRISTO, SALVACIÓN DEL GÉNERO HUMANO

 

Nuestro Señor, pisoteado por la muerte, la holló luego en desquite, como quien pisa con sus pies el polvo del camino. Se sometió a la muerte y la aceptó voluntariamente, para vencer así la resistencia de la muerte. Salió nuestro Señor llevando la cruz, sometiéndose a las exigencias de la muerte; pero luego clamó en la cruz y sacó a los muertos de la región de las sombras, contra la voluntad de la muerte.

 La muerte sometió al Señor a través del cuerpo humano que él tenía; pero él, valiéndose de esta misma arma, venció a su vez a la muerte. La divinidad, oculta tras el velo de la humanidad, pudo acercarse a la muerte, la cual, al matar, fue muerta ella misma. La muerte destruyó la vida natural, pero fue luego destruida, a su vez, por la vida sobrenatural.

 Como la muerte no podía devorar al Señor si éste no hubiese tenido un cuerpo, ni la región de los muertos hubiese podido tragarlo si no hubiese tenido carne humana, por eso vino al seno de la Virgen, para tomar ahí el vehículo que había de transportarlo a la región de los muertos. Allí penetró con el cuerpo que había asumido, arrebató sus riquezas y se apoderó de sus tesoros.

 Llegóse a Eva, la madre de todos los vivientes. Ella es la viña cuya cerca había abierto la muerte, valiéndose de las propias manos de Eva, para gustar sus frutos; desde entonces Eva, la madre de todos los vivientes, se convirtió en causa de muerte para todos los vivientes.

 Floreció luego María, nueva viña en sustitución de la antigua, y en ella habitó Cristo, la nueva vida, para que al acercarse confiadamente la muerte, en su continua costumbre de devorar, encontrara escondida allí, en un fruto mortal, a la vida, destructora de la muerte. Y la muerte, habiendo engullido dicho fruto sin ningún temor, liberó a la vida, y a muchos juntamente con ella.

 El eximio hijo del carpintero, al levantar su cruz sobre las moradas de la muerte, que todo lo engullían, trasladó al género humano a la mansión de la vida. Y la humanidad entera, que a causa de un árbol había sido precipitada en el abismo inferior, alcanzó la mansión de la vida por otro árbol, el de la cruz. Y, así, en el mismo árbol que contenía el fruto amargo fue aplicado un injerto dulce, para que reconozcamos el poder de aquel a quien ninguna creatura puede resistir.

 A ti sea la gloria, que colocaste tu cruz como un puente sobre la muerte, para que, a través de él pasasen las almas desde la región de los muertos a la región de la vida.

 A ti sea la gloria, que te revestiste de un cuerpo humano y mortal, y lo convertiste en fuente de vida para todos los mortales.

 Tú vives, ciertamente; pues los que te dieron muerte hicieron con tu vida como los agricultores, esto es, la sembraron bajo tierra como el trigo, para que luego volviera a surgir de ella acompañada de otros muchos.

 Venid, ofrezcamos el sacrificio grande y universal de nuestro amor, tributemos cánticos y oraciones sin medida al que ofreció su cruz como sacrificio a Dios, para enriquecernos con ella a todos nosotros.

jueves, 8 de mayo de 2025

PALABRA COMENTADA 070525


 Miércoles 3 de Pascua

Hechos 8,1b-8



REFLEXIÓN

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría

La pregunta que surge sobre la presencia o no de los judeocristianos en la destrucción de Jerusalén del año 70 d.C., puede tener aquí cierta respuesta: la mayoría de los cristianos habían sido perseguidos por la Sinagoga desde la muerte de Jesús, antes de ese aplastamiento por parte de Roma.

La persecución instó a la comunidad cristiana a buscar refugio en otra parte para seguir viviendo y proclamando el evangelio. El Señor abrió nuevos horizontes a sus elegidos.

Así para el creyente la persecución puede ser una forma de manifestar la voluntad de cambio de rumbo para la comunidad.

Una voluntad que interviene en medio de las causalidades y contingencias del mundo.

Hoy siguen habiendo persecuciones, incluso mediáticas, las cuales asumidas con fe y humildad nos iluminan y revelan otras oportunidades para el crecimiento del Reino.

Por más que haga, y lo vemos en la historia, el anti-reino no hace sino dar oportunidades para que el evangelio sea anunciado.

Saulo se ensañaba con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a hombres y mujeres

Gente bien intencionada puede verse arrastrada por sus prejuicios y apasionamientos a cometer atropellos contra inocentes, sin la posibilidad de una investigación ecuánime o un juicio justo.

En momentos de gran carga emotiva negativa, permanecer como una voz sensata y ecuánime es como una candidatura al martirio. Y no todos son íntegros y valientes.

Pero incluso grandes perseguidores y maltratadores de la comunidad de hermanos cristianos, pueden ser tocados por el Espíritu del Señor.

Así cobra importancia la oración que la comunidad realiza por su perseguidores, no para que los elimine, sino para que alcancen la verdad salvífica y se conviertan.

los prófugos iban difundiendo el Evangelio

Porque la buena nueva es la pasión que mueve y aporta bienestar a la propia existencia, y cómo no comunicar lo que nos hace tanto bien?

Cuando experimentamos la alegría y el gozo no la podemos reprimir sino que nos urge compartirla.

Pero los caminos de la evangelización son misteriosos y se tejen con sangre y dolor, camino a la cruz, como el propio maestro y siervo Jesús.

La eficacia del evangelio tiene un camino trazado por el designio: que la semilla caiga en tierra y muera para renacer y dar fruto.

Ese es el sentido de la Pascua que los creyentes de Jesús de Nazareth crucificado y resucitado celebramos y compartimos en esta temporada.

de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban

Primero Esteban y luego Felipe, se van sucediendo quienes muestran el reino y su dinámica de salvación en medio de todos, como un testimonio del acompañamiento permanente del Señor Resucitado.

Salmo responsorial: 65



REFLEXIÓN

Decid a Dios: "¡Qué terribles son tus obras!"

En esas obras no podemos sino reconocer el paso del Señor, porque nos dejan abismados.

La fe viva en contacto con la vida corriente permite la visión de la intervención del Señor Jesús, llevando adelante el designio del Padre.

Desde esa visión realidades comunes cobran una perspectiva terrible en el sentido de asombrosas que inducen a reverencia, a reconocimiento de la presencia misteriosa del Señor.

Esta visión brota como una lógica novedosa, que se aparta del común, sin necesariamente declarse absurda.

Transformó el mar en tierra firme

Es el paradigma, el concepto primario y elemental que abrió nuestra mente a construir nuevos significados congruentes con la experiencia básica de salvación y a culminar la misma en la gesta de Jesús de Nazareth.

Juan 6,35-40



REFLEXIÓN

me habéis visto y no creéis

Porque no se trata de ver para creer. Se trata de ver y creer. Ver y creer más allá de lo que se ve. Saltar de lo visto a lo creído. La fe no se encadena servilmete a lo visto, sino que toma pie para su propia visión desde la visto. Ese tránsito, como el de la resurrección de la muerte, es posible con la asistencia del Espíritu.

La pastoral comete frecuentemente el error de la suposición forzada. Porque somos bautizados, porque estamos en mayoría de cristianos, porque culturalmente recibimos información y formación que nos ha enseñado a ver en cierta forma, asumimos específicamente la visión de fe. Sin respetar la exigencia de un compromiso de fe libre, específico, actual en presencia de la realidad vista. Porque para muchos esa realidad vista y creer no actúa como una ecuación. Es más, no debe actuar como tal.

Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio,

sino que lo resucite en el último día.

El último día, en lenguaje profético es cuando el Señor ejerza su juicio, y este puede ser en cualquier momento.

En lenguaje apocalíptico es cuando Él cierre la historia y haga un juicio final.

Pero Jesús nos ha revelado la consigna para ese juicio: que no se pierda nada.

No debemos ni podemos esperar el juicio de Dios como quien puede perderse, sino que todo seremos ganadores.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1651178865757224963?s=20

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Miércoles 3 de Pascua

Hechos 8,1b-8

La iglesia sufrió, sufre y sufrirá persecución: allanamientos, encarcelamientos abusivos, negación de derechos individuales y colectivos…Para intimidar, aterrorizar, acallar. En muchos logran este objetivo. En algunos no porque endurecen el rostro y persisten, para Gloria de Dios, que brilla en la debilidad y protege la vulnerabilidad. Trago amargo abierto a pasarlo con amor de oblació.

Salmo responsorial: 65

Las terribles y temibles obras del Misterio absoluto de Dios, como fuego que no se extingue, guarda la ecuación de Epifanía en la víctima, individual y colectiva. De contemplar este sentido brotará alabanza y gozo por su presencia viva.

Juan 6,35-40

Nos resucitará en nuestro último día, que es cuando Él interviene. Si como dispone El Padre vamos a Jesús y creemos en Jesús, quien sirve el agrado de Dios cuidando esos creyentes para siempre. Jesús es dócil a esa voluntad del Padre de que nadie se pierda.