miércoles, 14 de mayo de 2025

DOCTORES DE LA IGLESIA


 


San Basilio el Grande Libro sobre el Espíritu Santo 9,22-23 

¿Quién, habiendo oído los nombres que se dan al Espíritu, no siente levantado su ánimo y no eleva su pensamiento hacia la naturaleza? Ya que es llamado Espíritu de Dios y Espíritu de verdad que procede del Padre; Espíritu firme, Espíritu generoso, Espíritu Santo son sus apelativos propios y peculiares. Hacia él dirigen su mirada todos los que sienten necesidad de santificación; hacia él tiende el deseo de todos los que llevan una vida virtuosa, y su soplo es para ellos a manera de riego que los ayuda en la consecución de su fin propio y natural. Él es fuente de santidad, luz para la inteligencia; él da a todo ser racional como una luz para entender la verdad. Aunque inaccesible por naturaleza, se deja comprender por su bondad; con su acción lo llena todo, pero se comunica solamente a los que encuentra dignos, no ciertamente de manera idéntica ni con la misma plenitud, sino distribuyendo su energía según la proporción de la fe. 

REFLEXIÓN

Ser dignos del Espíritu Santo, de su santificación, es un reclamo de los que administran los actos de santificación en nombre del mismo Espíritu. O sea sus ministros, llámense pastores, obispos, sacerdotes, eclesiásticos, religiosos …Pero sobre los que se declara la dignidad, quienes no han sido ungidos como voceros del Espíritu, permanece la incertidumbre sobre su propio proceso de santificación, porque los criterios que se les aplican pueden ser varios, desde muy estrictos a muy laxos. Es decir, sienten depender de los ungidos su propia justificación. Y ésta puede entrar en contraposición sobre lo que dicta la propia conciencia. 

Simple en su esencia y variado en sus dones, está íntegro en cada uno e íntegro en todas partes. Se reparte sin sufrir división, deja que participen en él, pero él permanece íntegro, a semejanza del rayo solar cuyos beneficios llegan a quien disfrute de él como si fuera único, pero, mezclado con el aire, ilumina la tierra entera y el mar. Así el Espíritu Santo está presente en cada hombre capaz de recibirlo, como si sólo él existiera y, no obstante, distribuye a todos gracia abundante y completa; todo disfrutan de él en la medida en que lo requiere la naturaleza de la criatura, pero no en la proporción con que él podría darse.

REFLEXIÓN

De qué capacidad se trata? Porque al acoger a todos los que deseen al bautismo en nombre de Jesús, se parte del reconocimiento del propio pecado, por propia voz o por un vocero o vocera. Pero para lo que venga después en orden al crecimiento de la vida santa, sólo se dispone de mandatos, exhortaciones, consejos, que se mantienen fuera del propio reconocimiento. Si éste no se abre paso a la confesión explícita de la pecaminosidad, nadie puede juzgar del interior. Sólo especular.

Por él los corazones se elevan a lo alto, por su mano son conducidos los débiles, por él los que caminan tras la virtud, llegan a la perfección. Es él quien ilumina a los que se han purificado de sus culpas y al comunicarse a ellos los vuelve espirituales. Como los cuerpos limpios y transparentes se vuelven brillantes cuando reciben un rayo de sol y despiden de ellos mismos como una nueva luz, del mismo modo las almas portadoras del Espíritu Santo se vuelven plenamente espirituales y transmiten la gracia a los demás. 

REFLEXIÓN

Porque el Espíritu Santo suaviza lo rígido, como dice la secuencia de su fiesta, y los corazones entenebrecidos, sólo por su unción se abren a recibir la santificación y hablar de su responsabilidad en el tejido de injusticia, en el que todos somos protagonistas.

De esta comunión con el Espíritu procede la presciencia de lo futuro, la penetración de los misterios, la comprensión de lo oculto, la distribución de los dones, la vida sobrenatural, el consorcio con los ángeles; de aquí proviene aquel gozo que nunca terminará, de aquí la permanencia en la vida divina, de aquí el ser semejantes a Dios, de aquí, finalmente lo más sublime que se puede desear: que el hombre llegue a ser como Dios.

REFLEXIÓN

Son signos de vivir bajo su influjo. Sólo así se puede vivir en el Misterio sin sentirse en el absurdo.

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre los Hechos de los apóstoles.
(Homilía 3, 1. 2. 3: PG 60, 33-36. 38)

MUÉSTRANOS, SEÑOR, A QUIÉN HAS ELEGIDO


Uno de aquellos días, dirigiéndose Pedro a los hermanos reunidos, habló así. Pedro, a quien el Señor había encomendado su grey, vehemente como siempre, ejerce el papel de protagonista y es el primero en tomar la palabra: Hermanos, es preciso que elijamos a uno de entre nosotros. Permite que todos den su opinión, a fin de que el elegido sea recibido con agrado, precaviéndose de la envidia a que este hecho podía dar ocasiónya que estas cosas, con frecuencia, son origen de grandes males.
¿Qué conclusión, por tanto, sacaremos de esto? ¿Es que Pedro no podía elegir por sí mismo? Ciertamente, podía; pero se abstuvo de ello, para no demostrar preferencia por nadie. Además, no había recibido aún el Espíritu Santo. Y presentaron a dos -dice el texto sagrado-: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías. No los presenta él, sino todos, Él lo que hizo fue aconsejar esta elección, haciendo ver que la iniciativa no partía de él, sino que se trataba de algo ya profetizado de antemano. Por esto su intervención en este caso fue la del que interpreta los designios de Dios, no la del que manda algo.

Hay aquí entre nosotros -dice- hombres que han andado en nuestra compañía. Fijémonos cómo quiere que el elegido sea un testigo ocular; aunque luego había de venir el Espíritu Santo, pone en esto un gran interés.
Hombres que han andado en nuestra compañía, y añade: todo el tiempo del ministerio público de Jesús, el Señor. Se refiere a los que han convivido con él, y no a los que sólo han sido discípulos suyos. Es sabido, en efecto, que eran muchos los que lo seguían desde el principio. Y, así, vemos que dice el Evangelio: Era uno de los dos que, oídas las palabras de Juan, habían ido en seguimiento de Jesús.
Y prosigue: Todo el tiempo del ministerio público de Jesús, el Señor, es decir, desde el bautismo de Juan. Con razón señala este punto de partida, ya que los hechos anteriores nadie los conocía por experiencia, sino que los enseñó el Espíritu Santo.
Luego continúa diciendo: Hasta el día de la ascensión; es, pues, preciso que elijamos a uno de ellos para que, junto con nosotros, dé testimonio de la verdad de la resurrección. No dice: «Para que dé testimonio de la verdad de las demás cosas», sino taxativamente: Para que dé testimonio de la verdad de la resurrección. En efecto, había de ser más digno de crédito uno que pudiera afirmar: «Aquel mismo que comía, bebía y fue crucificado es el que ahora ha resucitado.» Por lo tanto, interesaba un testigo no de lo del tiempo pasado ni de lo del futuro ni de los milagros, sino escuetamente de la resurrección. Porque todas aquellas cosas eran patentes y manifiestas; la resurrección, en cambio, era algo oculto que sólo ellos conocían.
Y todos juntos oraron, diciendo: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos. «Tú, no nosotros.» Muy acertadamente invocan al que conoce los corazones, ya que él, y nadie más, era el que tenía que hacer la elección. Y hablan a Dios con esta confianza, porque saben que la elección es algo absolutamente necesario. Y no dicen: «Escoge», sino: «Muéstranos al elegido» -a quién has elegido, dice el texto-, pues saben que Dios lo tiene todo determinado ya de antemano. Echaron suertes entre ellos. Es que aún no se consideraban dignos de hacer por sí mismos la elección, y por esto deseaban alguna señal que les diera seguridad.

martes, 13 de mayo de 2025

PALABRA COMENTADA


 Martes 4 de Pascua

Hechos 11,19-26



REFLEXIÓN

los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos.

Los acontecimientos van empujando una trayectoria que no coincide necesariamente con las presunciones instaladas y domésticas que tenían los creyentes en un principio.

Así, no se quedan en Jerusalén. No tienen una vida fácil, sino acosada y perseguida, huyen a otras localidades, y no trabajan sólo con los de su raza y lengua sino con otros diferentes.

Se evangeliza cada vez más por encima de las perspectivas acostumbradas y hacia horizontes desconocidos y más amplios.

Es la ley de un amor salvífico generoso, confiado en el acompañamiento del Señor, dispuesto a los trabajos, penurias y riesgos que demande la misión.

Las circunstancias históricas adversas y peligrosas les dieron la señal de dispersarse. En ese lugar su misión había terminado por el peligro de ser asesinados como Esteban.

Jesús en su momento, cuando la muerte de Juan Bautista, también se fue a Galilea para evitar el riesgo de ser perseguido y poner así fin a su misión.

Es la misión la protagonista de los relatos. Ella es el designio del Señor y la protege para que se mantenga y extienda, para bien de muchos. Pero hay lugares y personas donde no se puede hacer nada más, al menos por el momento.

se pusieron a hablar también a los helenistas

Son los judíos de la diáspora, que han nacido hacen ya varias generaciones, en contextos culturales helenísticos y hablan la lengua griega. Son judíos también pero con una mentalidad comprensiblemente diferente, más abierta que la de sus paisanos de Judea.

Entre ellos y los prosélitos, seguidores del Judaísmo, pero paganos de nacimiento, así como los temerosos del Señor, quienes simpatizan también con los hebreos, pero sin seguir estrictamente los requisitos de conversión, forman la masa crítica del cambio de los cristianos para formar comunidades sólo de gentiles y paganos, alejándose progresivamente de su raíz étnica judía.

Lo que va quedando hasta nuestros días es la fraternidad de la Palabra de quienes admitimos las Escrituras con fe en un Mesías: en Jesús de Nazareth.

al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño

El Espíritu de Dios es siempre más grande y su acción vivificadora no tiene límites, con nosotros y más allá de nosotros.

Tendríamos que estar prontos a reconocerlo donde se vaya manifestando, para alabar la misericordia del Señor, y salir de nuestro protagonismo que puede entorpecer más que ayudar.

como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor

El Señor utiliza una base humana que consiste en un testimonio de vida que propicie un mínimo de credibilidad y responsabilidad.

Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo

Pablo estaba en su propia localidad y quizás tampoco preveía los grandes horizontes de misión que adquiriría posteriormente.

Una fidelidad al cada día va haciendo una actitud más entregada y comprensiva del evangelio que debe transmitir.

La mayoría de los millones de cristianos actuales, aun los menos comprometidos, llevan una vida de esfuerzo y entrega anónima y silenciosa a favor de valores cristianos que templan los humanos.

Ocasionalmente algunos se convierten en su proceso de fe a una causa más exigente y adoptan una entrega más radical. Por un tiempo o permanentemente.

Lo importante y decisivo es ir dando respuesta al Espíritu del Señor Jesús vivo, que construye su cuerpo en y con nosotros.

Tras un periodo de alejamiento del foco de los acontecimientos y habiendo trabajado en su conversión al camino, Pablo es integrado en una misión cristiana.

Sus habilidades y recursos serán ahora para el Señor Jesús.

Salmo responsorial: 86



REFLEXIÓN

Él la ha cimentado sobre el monte santo

Fueron situaciones políticas las que condujeron a una dinastía davídica y su capital Jerusalén, situada en el monte Sión, a convertirse en un centro religioso mesiánico para lo que quedó de Israel.

En esta selección y reducción se hizo un designio del Señor.

Muchas veces circunstancias aparentemente adversas e incluso que nos hacen fracasar nuestras metas, planes y ambiciones, son las que nos abren paso a realidades más plenas, y de mayor bien.

Se dirá de Sión: "Uno por uno / todos han nacido en ella; / el Altísimo en persona la ha fundado."

El tiempo se ha encargado de transformar o mutar el significado bíblico de Sión.

Hoy define un territorio específico, en el que la paz es un sueño.

Sus dirigentes no dejan de recurrir a la venganza para sostenerse en la existencia como pueblo, según ellos.

Pero en Sión también hay quienes piensan que otra forma de gestionar paz es posible, con menos guerra.

En otras latitudes se enfrentan estos bandos también: los que piensan en la negociación como la llave de la paz y los que piensan en acciones bélicas.

La negociación se acerca más al modelo evangélico de paz, aunque fundamentarla en condiciones de posibilidad auténticas postule un discernimiento para descartar falsas actitudes.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos: / "Éste ha nacido allí."

La solidaridad que cohesiona a los hermanos en fraternidad se nutre de diferentes etnias, y los convierte a todos en ciudadanos del cielo, del reino.

Entre ellos, los más vulnerables son los que sufren desarraigo por causa de la pobreza y su violencia.

Han perdido tierra, casas, familia y sólo cuentan con la solidaridad de otros hermanos en las tierras extrañas que les pueden ser hostiles.

Juan 10,22-30



REFLEXIÓN

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo

“La fiesta conmemoraba la consagración del Templo y del altar después de la profanación de Antíoco Epifanes dos siglos antes. Este rey sirio había instalado en el altar un ídolo pagano, lo que se sentía como la abominación de la desolación y llenaba de horror a los israelitas. Los Macabeos vencieron al impío rey, y, después de destruir el altar profanado, construyeron uno nuevo, similar al viejo, como mandaba la ley, y santificaron la Casa y los atrios. Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del Templo el candelabro, el altar del incienso y la mesa. Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas del candelabro, que iluminaron el Templo. Pusieron panes sobre la mesa, colgaron cortinas y dieron fin a la obra que habían comenzado. Dios tenía otra vez una morada digna para habitarla con su presencia. En las casas se encendían cirios todos los días que dura el festejo. (http://encuentra.com/vida_de_jesus/en_la_fiesta_de_la_dedicacion__10597/)

Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón

“Era invierno, y Jesús estaba en el atrio de Salomón. La fiesta recuerda el núcleo de los más profundos sentimientos religiosos del Pueblo elegido: el altar era el centro de sus sacrificios a Dios. La consagración del altar era el inicio de una nueva etapa en la que Yahvé, que estaba ausente, vuelve a estar entre los suyos. La santidad del Templo venía de la presencia de Dios en él, por eso se consagraba y se separaba el altar para Dios, era sagrado. Jesús viene al Templo esos días para señalar una presencia más intensa de Dios en el mundo”

(http://encuentra.com/vida_de_jesus/en_la_fiesta_de_la_dedicacion__10597/)

Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías

El movimiento de Jesús implicaba una pertenencia de familiaridad y de vínculo que se formaba en el caminar de Jesús durante su misión por el reino.

En ese contexto el  mesianismo encontraba su clave para la recta interpretación.

La convivencia hacía de clave.

Mis ovejas escuchan mi voz

Donde se de esa escucha, se da el vínculo con el pastor mesías.

Creer en Jesús incluye escucharlo y hacer sus obras. No hacemos nuestras obras sino las de él. Nos equivocamos si actuamos en nombre propio. Hacer sus obras nos aleja del propio amor, querer, e interés.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1653360858813149184?s=20

https://x.com/motivaciondehoy

COMPARTIR LA PALABRA

Martes 4 de Pascua

Hechos 11,19-26

Cada día la Palabra nos propone prioridades: su Gloria que es la nuestra, el bien común. En este enfoque pueden darse muchas contingencias que nos mueven a desprendernos de modos acostumbrados de pensar, sentir y hacer. Y entrar en tierra desconocida donde es preciso inventar y ajustarse. Así sucedió en el principio con los creyentes de Jesús seguidores de sus apoóstoles. Huyeron por persecuciones, y dieron testimonio de palabra y obra entre los que escuchaban, con diferente resultado. Y así fuimos creciendo.

Salmo responsorial: 86

Escuchar esta Tradición es como nacer de nuevo en la tierra del Señor Jesús, y habitar la Ciudad de Dios. Es un sentido válido para querer conocer esa tierra que por sí misa es como un evangelio. Todos podemos señor hijos de la Ciudad Santa para transformarnos cuando ella baje del cielo.

Juan 10,22-30

Jesús es uno con el Padre, sustancial y verdaderamente, de manera que en él tenemos la amistad y el acceso a Dios, a la Divinidad. Para creer como él lo pide debemos creer sus Palabras y su obras. Es nuestra misión hacer esa experiencia y proclamarla en júbilo.