lunes, 16 de junio de 2025

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS


 


Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor.

(Cap. 8-9: CSEL 3, 271-272)
NUESTRA ORACIÓN ES PÚBLICA Y COMÚN


Ante todo, el Doctor de la paz y Maestro de la unidad no quiso que hiciéramos una oración individual y privada, de modo que cada cual rogara sólo por sí mismo. No decimos: «Padre mío, que estás en el cielo», ni: «Dame hoy mi pan de cada día», ni pedimos el perdón de las ofensas sólo para cada uno de nosotros, ni pedimos para cada uno en particular que no caigamos en tentación y que nos libre del mal. Nuestra oración es pública y común, y cuando oramos lo hacemos no por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que todo el pueblo somos como uno solo.

El Dios de la paz y el Maestro de la concordia, que nos enseñó la unidad, quiso que orásemos cada uno por todos, del mismo modo que él incluyó a todos los hombres en su persona. Aquellos tres jóvenes encerrados en el horno de fuego observaron esta norma en su oración, pues oraron al unísono y en unidad de espíritu y de corazón; así lo atestigua la sagrada Escritura que, al enseñarnos cómo oraron ellos, nos los pone como ejemplo que debemos imitar en nuestra oración: Entonces —dice— los tres, a una sola voz, se pusieron a cantar, glorificando y bendiciendo a Dios. Oraban los tres a una sola voz, y eso que Cristo aún no les había enseñado a orar.

Por eso fue eficaz su oración, porque agradó al Señor aquella plegaria hecha en paz y sencillez de espíritu. Del mismo modo vemos que oraron también los apóstoles, junto con los discípulos, después de la ascensión del Señor. Todos ellos —dice la Escritura— perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres y de María, la madre de Jesús, y de los hermanos de éste. Perseveraban unánimes en la oración, manifestando con esta asiduidad y concordia de su oración que Dios, que hace habitar unánimes en la casa, sólo admite en la casa divina y eterna a los que oran unidos en un mismo espíritu.

¡Cuán importantes, cuántos y cuán grandes son, hermanos muy amados, los misterios que encierra la oración del Señor, tan breve en palabras y tan rica en eficacia espiritual! Ella, a manera de compendio, nos ofrece una enseñanza completa de todo lo que hemos de pedir en nuestras oraciones. Vuestra oración —dice el Señor— ha de ser así: «Padre nuestro, que estás en el cielo.»

El hombre nuevo, nacido de nuevo y restituido a Dios por su gracia, dice en primer lugar: Padre, porque ya ha empezado a ser hijo. La Palabra vino a los suyos —dice el Evangelio— y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, a los que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios. Por esto, el que ha creído en su nombre y ha llegado a ser hijo de Dios debe comenzar por hacer profesión, lleno de gratitud, de su condición de hijo de Dios, llamando Padre suyo al Dios que está en el cielo.

domingo, 15 de junio de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Domingo de la Santísima Trinidad C

Proverbios 8, 22-31



REFLEXIÓN

El Señor me estableció al principio de sus tareas

Por qué o para qué la necesidad de alguien junto a Dios? Como despliegue de la riqueza divina? Pero por qué personificada?

La conveniencia de una comunidad divina y no un solitario divino, sin que afecte la divinidad se aprecia mejor en nuestra realidad social optimizada, si funcionan las comunidades de fraternidad entre los hombres y mujeres.

Se trata de una solidaridad que no empobrece sino que aporta calidad de vida.

Se nos ofrece un nicho por el que un individuo deviene persona libre y digna.

Salmo responsorial: 8



REFLEXIÓN

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?

Sólo la Sabiduría puede ubicar al hombre en su justa dimensión, a pesar del poder que tiene.

Romanos 5, 1-5



REFLEXIÓN

Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado

Nuestro modelo es la Sabiduría que junto a Dios aprendía.

Como ella aprendemos la esperanza que se gesta en un proceso de tribulaciones con su secuela de superación.

La vida íntima del Señor se nos asoma así como una escuela de transformación, si nos dejamos educar y aportamos nuestra disposición.

Juan 16, 12-15

REFLEXIÓN

no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena

Sucede diferente que con la verdad escandalosa, cuyo objetivo primordial es revelar un secreto que nos libere de una ignorancia y satisfaga una curiosidad, con frecuencia morbosa y malsana.

La verdad salvífica tiene otra gestión, porque es liderada por un Espíritu que procede del Padre y del Hijo, para lograr una plenitud, y su despliegue tiene su propio tiempo.

La verdad del crecimiento del reino, se nos dice es silenciosa, como el crecimiento de una pequeña semilla, cuyo progresión no se detiene ni aun cuando dormimos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1535955265446719491?s=20&t=xcH6lp4fEul9wnYGW6xhXA

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Domingo de la Santísima Trinidad C

Proverbios 8, 22-31

Salmo responsorial: 8

Romanos 5, 1-5

Juan 16, 12-15