sábado, 5 de noviembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 31 de tiempo ordinario

Año Par

Filipenses 4, 10-19



REFLEXIÓN

Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación

Todo lo puedo en aquel que me conforta

ninguna Iglesia, aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe.

La Palabra se ha encarnado también en la historia de Pablo, converso, creyente y evangelizador.

Su historia que se nutre de la Palabra se hace parte de ella, y su vida con los esfuerzos que hace al evangelizar son asumidas por ella para que siga inspirando generaciones y generaciones de apóstoles.

Pablo escribió a una comunidad, que le ayudó mucho materialmente para subsistir. Y otras comunidades paulinas y no paulinas hicieron suyas como Palabra de Dios, las peripecias de Pablo.

Si somos creyentes de la Palabra, también somos testigos y discípulos, y nuestra existencia está –incluso sin notarlo-abierta a la evangelización. Nada de nuestra existencia, aun los aspectos materiales y el bienestar económico o su penuria, son indiferentes a la propuesta de Jesús cuyo proceso vamos desarrollando.

Vamos viviendo y vamos muriendo para dar paso al Jesús total, todo en todos.

Salmo responsorial: 111



REFLEXIÓN

Reparte limosna a los pobres; / su caridad es constante, sin falta

Entre los pobres en quien Jesús se encarna hemos de contar a los evangelizadores que puedan pasar necesidad y requerir subsidios para sobrevivir.

Lucas 16,9-15



REFLEXIÓN

"Ganaos amigos con el dinero(mamona:riqueza y posesiones que fundamentan la confianza en sí mismo) injusto(adikia:sin justicia, incorrecto), para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

Para la pureza en la obediencia de esta orientación debíamos ser más desapegados sobre quienes lo ejercemos: no sólo los nuestros, más cercanos, o queridos, sino sobre todo los más pobres y vulnerables.

Quién puede negar en lo profundo de su sinceridad que se inclina uno a estar seguro cuando el ingreso es seguro, o se tiene algún dinero reservado? Sucede aun entre los consagrados por votos de pobreza.

Esa confianza se puede hacer absoluta y exclusiva y competir con la confianza y dependencia que nos llama a vivir nuestro Padre.

El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.

Lo pequeño muestra ya el paradigma que da sentido a la vida y si allí no se encuentra

da qué pensar.

Nuestra vida histórica es como un proceso gigantesco de conversión personal y social, en el que bajo el fermento de la buena nueva voy viendo en la fe, curando la ceguera, de manera que aprendo a ponderar la gloria del Señor en lo pequeños y pequeñas.

Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras?

Se trata de un test fácil de verificar en nuestra vida corriente: cómo va nuestra confianza en el dinero, poco o mucho que tengamos? Cómo se compara con la confianza que decimos tener en el Señor.

En las circunstancias de estrechez y penuria globalizada, como parece serlo para nuestra época en muchos lugares, hemos de interrogarnos si ayuda a verificar el arraigo de la confianza en el Señor, más que en los ingresos mermados.

Muy otra es la consideración de aquellos que endémicamente padecen penuria y el horizonte del bienestar material o no es conocido, o no figura para su beneficio en el surtido de su existencia.

En este caso el test podría ser para los que tienen algo, si la confianza en su dinero es tal que no vean en el compartir solidario un modo de confiar en el Señor.

Por eso el evangelio nos ubica siempre en el juicio sobre cuál es el verdadero valor de nuestra existencia: la confianza en el dinero y lo material, o en el Señor.

Compartir es un modo de movernos de una a otra confianza.

Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero

En la historia que vivimos se puede desprender algo de esta lección. Nuestro apego al dinero, como portaestandarte de la seguridad material.

Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta."

Arrogancia es burlarse de la coherencia en la observancia de los valores, en nombre de la misma observancia. Como si una observancia de un desvalor fuera más importante y significativa que la de un valor.

Los fariseos amigos del dinero han sido muy prolíficos, porque las generaciones de ellos son legión que puebla la tierra en la actualidad.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1588847088816619521?s=20&t=Jt4az5ebz8fXDFFSCMEYWQ

DOCTORES DE LA IGLESIA


 

Sábado, XXXI semana

San Ambrosio Tratado sobre el bien de la muerte 3,9; 4,15

Dice el Apóstol: El mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Existe, pues, en esta vida una muerte que es buena; por ello se nos exhorta a que en toda ocasión y por todas partes, llevemos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Que la muerte vaya, pues, actuando en nosotros, para que también se manifieste en nosotros la vida, es decir, para que obtengamos aquella vida buena que sigue a la muerte, vida dichosa después de la victoria, vida feliz, terminado el combate, vida en la que la ley de la carne no se opone ya a la ley del espíritu, vida, finalmente, en la que ya no es necesario luchar contra el cuerpo mortal, porque el mismo cuerpo mortal ha alcanzado ya la victoria. Yo mismo no sabría decir si la grandeza de esta muerte es mayor incluso que la misma vida. Pues me hace dudar la autoridad del Apóstol que afirma: Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. En efecto, ¡cuántos pueblos no fueron engendrados a la vida por la muerte de uno solo! Por ello, enseña el Apóstol que los que viven en esta vida deben apetecer que la muerte feliz de Cristo brille en sus propios cuerpos y deshaga nuestra condición física para que nuestro hombre interior se renueve y, si se destruye este nuestro tabernáculo terreno, tenga lugar la edificación de una casa eterna en el cielo.

REFLEXIÓN

Nos hemos enfrascado demasiado en vicios y virtudes, asimilándolos a las buenas costumbres del mundo que no tienen la misma motivación, ética o espiritualidad. Excepto que unos son esclavitudes y los otros combate. Hoy miramos más enfáticamente el morir al egoísmo de clase, al egoísmo de mentalidad, al egoísmo de tiempo, al egoísmo de poder …