Carlo nos regaló por un instante poder poner la mirada
en el Cielo.
Y es que cuando logramos poner nuestra mirada en el
Cielo, todo se transforma porque nos llenamos de alegría y esperanza. Porque
cuando miramos al Cielo miramos a Dios, cuando miramos al Cielo miramos lo que
realmente importa. Cuando miramos al Cielo una misteriosa certeza nos invade.
Nos vuelve la dulce seguridad de saber que en realidad todo tiene un sentido,
recordamos que finalmente Jesús siempre triunfa, que nuestros sueños aún pueden
volverse realidad y volvemos a decirnos que seguir a Jesús vale la pena, que no
todo está perdido y que todo pasará
Tú le has dado a María
como Madre muy amada,
y has hecho que con el Rosario
se convirtiese en un cantor de su ternura.
Acoge su oración por nosotros.
Mira sobre todo a los pobres,
a quienes él amó y ayudó.
También a mí concédeme
por su intercesión,
la gracia que necesito...
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