Martes
I
San Gregorio Nacianceno Sermón 45,9.22.26.28
El Hijo de Dios en persona, aquel que existe desde
toda la eternidad, aquel que es invisible, incomprensible, incorpóreo,
principio de principio, luz de luz, fuente de vida e inmortalidad expresión del
supremo arquetipo, sello inmutable, imagen fidelísima, palabra y pensamiento
del Padre, él mismo viene en ayuda de la criatura, que es su imagen: por amor
del hombre se hace hombre, por amor a mi alma se une a un alma intelectual,
para purificar a aquellos a quienes se ha hecho semejante, asumiendo todo lo
humano, excepto el pecado. Fue concebido en el seno de la Virgen, previamente
purificada en su cuerpo y en su alma por el Espíritu (ya que convenía honrar el
hecho de la generación, destacando al mismo tiempo la preeminencia de la
virginidad); y así, siendo Dios, nació con la naturaleza humana que había
asumido, y unió en su persona dos cosas entre sí. contrarias, a saber, la carne
y el espíritu, de las cuales una confirió la divinidad, otra la recibió
Enriquece a los demás, haciéndose pobre él mismo, ya que acepta la pobreza de
mi condición humana para que yo pueda conseguir las riquezas de su divinidad…
REFLEXIÓN
La perspectiva de la gracia
libérrima del Señor, su gloria para ser compartida, su vida inagotable para ser
participada, su pobreza para ser emulada, nos indican como claves de un camino
por el que vamos peregrinando, la ruta verdadera hacia Él. Han hecho bien los
promotores del activismo desde el hombre y para el hombre, sólo cuando esta perspectiva
es el horizonte. No lo hacen, si se desconoce voluntariamente, o se enfrenta
por mera rebeldía envidiosa. Se nos hace difícil aceptar nuestro rol de amigos,
no de Esposo.
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