viernes, 4 de diciembre de 2020

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Viernes I

San Anselmo Proslogion 1

 Ea, hombrecillo, deja un momento tus ocupaciones habituales; entra un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de ti las preocupaciones agobiantes; aparta de ti tus inquietudes trabajosas. Dedícate algún rato a Dios y descansa siquiera un momento en su presencia. Entra en el aposento de tu alma; excluye todo, excepto Dios y lo que pueda ayudarte para buscarle; y así, cerradas todas las puertas, ve en pos de él. Di, pues, alma mía, di a Dios: «Busco tu rostro; Señor, anhelo ver tu rostro». Y ahora, Señor, mi Dios, enseña a mi corazón dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte. Señor, si no estás aquí, ¿dónde te buscaré, estando ausente? Si estás por doquier, ¿cómo no descubro tu presencia? Cierto es que habitas en una claridad inaccesible.



REFLEXIÓN

En la antigüedad estrenaban la subjetividad del individuo y cómo lo que motivaba existencialmente era tomado por un valor original genuino. Sentir las cosas internamente era señal de conciencia clara de una evidencia. Se estaba seguro de sí mismo. Sin embargo, es una experiencia posible a muchos que han alcanzado cierto grado de transparencia ante sí mismos, y han logrado identificar sus auto-altero-engaños y gozan con su humilde verdad.

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