“No hablo con palabras, solo me recuesto sobre su pecho, como San Juan en la Cena” Beato Carlo
Uno de Sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús.Jn13,23
Para Teresa, la Cuarta Morada es el momento en que el Señor nos viene al encuentro con la gracia de sobrenaturalidad, notándose esto claramente en la oración: “Para aprovechar mucho en este camino y llegar hasta donde nos lleve el Maestro, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho. Así lo que más nos mueva a amar, eso tenemos que hacer. O, expresado de otra manera, no vamos a complacer a Dios con muchas palabras, muy bien hilvanadas y muy bien pensadas. Él busca nuestro amor, nuestra entrega y confianza en sus manos. Quizás, no sepamos en qué radica el verdadero amor. No consiste en el mayor gusto espiritual, sino en la mayor determinación en querer agradar a Dios en todo, procurando en lo que podamos, de no ofenderle. Y, al mismo tiempo, rogando que vaya siempre adelante la honra y gloria de su Hijo y el florecimiento de la Iglesia. No quiere decir que ya no existan tentaciones en esta etapa. Nos siguen asediando pero en lugar de dañarnos nos hacen bien pues nos llaman a la realidad, a la humildad”. En esta morada, Dios viene a nuestra ayuda y nos invita a caminar por el sendero de la humildad.
Oración de quietud y silencio - Casa Carmelitana
El evangelio ofrece otras oraciones en las que, sin mediar palabras, Cristo responde con amor. Los portadores del paralítico no hicieron petición alguna; ellos tenían bien claro que si Cristo veía a su amigo impedido, lo sanaría. Similar es el gesto de la hemorroisa; no pide nada, solo persevera, como en el caso del paralítico, hasta tocar el manto y, con el manto, el corazón de Jesús, un corazón que sabe lo que hay en el interior de cada persona. También estas actitudes, en el silencio de las palabras, son oración, escuchada por Dios. Oración que implica más amor porque, esperando un beneficio del Señor, el propio amor no impone, no indica, no sugiere a Dios qué hacer, deja que sea Él quien, en su amor, obre lo mejor para uno
El silencio en la vida de oración (Primera Parte) | La Oración (la-oracion.com)
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