miércoles, 16 de diciembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 3 semana de Adviento

Isaías 45,6-25



REFLEXIÓN

artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto.

No se acepta hoy que la definición del Señor contenga ser responsable de desgracias donde víctimas inocentes, como los niños, pierden la vida.

Se intenta explicar textos como éstos recurriendo a la mentalidad antigua que atribuye todo, lo bueno y lo malo, a la divinidad justa.

Hoy asumiendo la experiencia de daño sufrida por Jesús, hijo amado del Padre, asumimos ese daño como querido por Dios pero para nuestro bien, aunque no lo veamos. Así es el ejemplo de Jesús confiado hasta el final.

Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más

Con su ejemplo, Jesús nos ubica ante un Dios Padre único, de quien debemos esperar todo.

"Sólo el Señor tiene la justicia y el poder"

El profeta en su momento a los deportados a tierra extraña animaba a entregarse al Misterio único del Señor, y en él arrojar sus dudas, reclamos y vacilaciones que los ponia en el borde de la apostasía.

A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él

Porque el profeta intenta disuadirles de buscar otra alianza que no sea el Señor. Los exhorta a superar su rebeldía y confesarlo como el único Señor.

Salmo responsorial: 84



REFLEXIÓN

La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos

No vemos mucha justicia cumplida durante nuestra existencia y por eso el anhelo permanece en vigilia constante, conformándose ocasional y temporalmente con algún pequeño logro que le signifique a la esperanza un aliento para seguir hasta el final.

En realidad se trata con la liturgia renovable periodo tras periodo, con su rituales y símbolos, que parecen incansables en su gestión. Se trata- digo -de mantener la esperanza, para que no desfallezca, se desanime y dejemos de caminar. La liturgia y la Palabra es como una luz en la oscuridad del camino.

Lucas 7,19-23



REFLEXIÓN

Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?"

Pudo ser que Juan quisiera para sí una confirmación de su fe en quien había señalado como más digno. Pero también que quisiera ayudar a los seguidores suyos a transferir su fe a Jesús y reconocerlo como único líder. Así evitaría que se dispersaran y perdieran. Actuaba como un maestro que ama y preserva a sus seguidores.

"Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído:

Y Jesús satisfizo a Juan confirmándole que la era mesiánica ya estaba aquí con él, activa y en proceso

Y dichoso el que no se escandalice de mí."

Y ahora era su decisión y la de sus discípulos para aceptarlo como único salvador.

Esta pregunta de Juan y la respuesta de Jesús, debiera resonar en nuestros oídos para escuchar y actuar hoy en día. Debiéramos reconocer los signos de la era mesiánica.

Y superar los anti-signos: las voces que descalifican el reino de los cielos presente, activo y en proceso, con sus malas nuevas constantes.

Las cuales sólo nos desaniman del bien, y nos deprimen para seguir caminando.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1339190374745714689?s=20

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