jueves, 17 de diciembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Feria privilegiada de Navidad 17 de diciembre

Génesis 49,2.8-10



REFLEXIÓN

Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro; agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre Israel

Una de las tristezas de la existencia consiste en descubrir, tarde y lentamente, el tesoro de la experiencia del enriquecido en días y jornadas.

Culturas varias desde antiguo, entre ellas la bíblica, veneraban a los ancianos, y apreciaban sus consejos, para mantener un rumbo mejor orientado en el futuro.

Porque les importaba el futuro.

Curiosamente por efecto del control humano de la población, algunas sociedades están sintiendo el efecto del envejecimiento, pero no para mayor sabiduría, sino para merma de la pretendida productividad.

Hay lugares en donde las familias esconden a los ancianos en instituciones, para desconectarse de ellos y ni siquiera saber de su muerte.

Este es un cambio en la era de los cambios, glorificados épicamente.

La pregunta que tendremos que hacernos es si estaremos tan orientados hacia el futuro con el menosprecio de esa sabiduría.

No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos

Ni siquiera el elegido Judá está libre del cálculo político, y su crónica oficial aunque favorece sus acciones, fue tejida con injusticias de David y sus sucesores, mejor presentados que los del Reino del Norte.

Se vislumbra entonces un nuevo heredero, que no usará el poder como tal, sino como servicio, en lo cual se constituirá en paradigma para sus seguidores en todos los pueblos.

El libro del Génesis es considerado histórico, al estilo bíblico.

Pero contiene oráculos proféticos como éste de Jacob, quien hace de profeta en esta ocasión.

Y su oráculo es un despliegue del futuro: Judá será un reino, pero después vendrá otro reinado superior para todos los pueblos.

Los reinados históricos poderosos se van sucediendo en la historia. Esta visión fácilmente tiene de dos mil quinientos a tres mil años. Si tenemos unas dos generaciones por siglo, se han acumulado un total aproximado de 60 generaciones que han experimentado las sucesiones del poder en diferentes modalidades de reinos y repúblicas.

Habrá alguna encuesta que mida el grado de satisfacción integral con alguna modalidad de poder, pasada o presente? Más bien por las quejas, reclamos, levantamientos, guerras y revoluciones que vamos experimentando, la satisfacción es mínima.

Tiene sentido entonces anhelar una modalidad aceptable para todos, un reino y rey, un liderazgo que convenza, responda y sea creíble por todos.

Vivimos pues en déficit milenario de liderazgo y en superávit milenario de frustración y rebeldía.

Parece que una utopía apegada al suelo y reinvindicativa de las realidades terrestres, se desgasta de un ensayo de poder a otro.

Queda la utopía del cielo, despegada de la tierra, que nos mete suspicacia por descarnada y aparentemente indolente de la suerte de la historia. Se verificará alguna vez?

Y está un híbrido que parece darnos el esquema de la Resurrección del Señor: una transformación del cuerpo que conocemos, en Espíritu de luz. Se opondrá mucho a nuestra afán terreno? Evadirá la historia?

Por supuesto que esta profecía fue puesta en boca de Jacob en la época de los patriarcas, pero tal lucidez ya tenía la experiencia de la brillantez de la época de David, y por lo tanto también se trataba de un elogio a su reinado.

Utilizada por los cristianos para descifrar la identidad de Jesús, como un descendiente de Judá, de David y por lo tanto con un futuro así de brillante, no siempre tomó en cuenta que la brillantez era la del servicio a la salvación en el reino del Padre, más que otra.

Ese es el definitivo desvelamiento del futuro pronosticado desde Jacob.

Salmo responsorial: 71



REFLEXIÓN

para que rija a tu pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud

Hacia este liderazgo deberá caminar la historia de regeneración si ha de amanecer la salvación.

Tal será el programa en todo tipo de liderazgo por el reino: justicia y rectitud con los humildes.

Es pedir el cielo en la tierra la plegaria por los gobernantes, para que cambien su corrupción por integridad.

Porque la vida y enseñanza de Jesús no da para un reinado clásico, de corte y poder tejido en la conspiración.

Un reinado más bien de entrañas abiertas al necesitado con la intención de empoderarlos.

él defienda a los humildes del pueblo, / socorra a los hijos del pobre

Un grito para que se haga algo por cambiar la suerte de los sin suerte, pero ya!

Ese grito lleva Espíritu, y si el Señor lo pone en nuestras entrañas, tiene que haber algo a favor de la modificación histórica mientras llega la transformación definitiva.

Debe haber un reino pleno que da signos de su aparición en proceso, aun con reserva escatológica, con un resto por cumplirse plenamente cuando la historia termine.

Vivimos de las arras del Espíritu en el ínterim.

Un reinado que perdura en la entrega constante, a la construcción de la ciudad nueva, sin tantos medios de publicidad, ni tantas bravatas. Ni se agota en protagonismos de rebeldía estéril.

Mateo 1,1-17



REFLEXIÓN

Genealogía de Jesucristo, hijo de David

La genealogía o árbol genealógico en la biblia cumple funciones semejantes al nuestro aunque con mayor intensidad, porque los descendientes son la memoria de los antecesores, su vitalidad además de constituirse en raíz , identidad y pertenencia.

Jesús por tanto es alguien con identidad, pertenencia y raíz.

Se podría decir que la genealogía en los escritos antiguos cumple la función de carta de presentación en sociedad, de una persona.

Un medio de transmitir la significación de alguien en una historia.

Y por eso el escritor del evangelio recuerda a los creyentes de Jesús de Nazareth, que no obstante las apariencias, se trata de un heredero de David.

No es el sentido de un heredero con derecho a sucesión para ceñir la corona en algún momento, y por lo tanto perteneciente a la nobleza. Esas son categorías de una tipificación social obsoleta para el reino de Dios.

Sino de un reinado inédito que se estrena con Jesús mismo y consiste en el dominio definitivo del Padre Dios.

Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

Este reinado a los ojos de la fe del evangelista y desde ellos, de la comunidad cristiana, es la plenitud y radicalidad de todo reinado, estructura, organización, sistema y cualquier cosa que implique iniciativa humana perdurable.

Tres veces doble siete es una formula cuasi-mágica en un contexto semítico que gusta de significar en ciertos números la plenitud, el ser completo, la perfección para siempre.

Catorce es una dupla de siete, repetidas tres veces y al cabo aparece Cristo. Un juego simbólico con números significativos en la biblia para dar por terminada una era, una época, un tiempo y con plenitud.

Jesús es para nosotros los creyentes la plenitud de la búsqueda en el relevo generacional.

Pero en él se empieza una nueva cuenta que no sabemos ni el día ni la hora de su terminación.

Tres veces catorce, seis veces siete. Falta la séptima vez siete: la generación del propio mesías: la iglesia o comunidad eclesial.

La era del 70 veces 7, del perdón fraternal infinito.Del ágape.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1339529479673290757?s=20

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