domingo, 1 de octubre de 2023

DOCTORA DE LA IGLESIA

 
1 de octubre
Santa Teresa del Niño Jesús
Virgen

Nació en Alençon (Francia), el año 1873. Siendo aún muy joven, ingresó en el monas￾terio de carmelitas de Lisieux, ejerciéndose sobre todo en la humildad, la sencillez evan￾gélica y la confianza en Dios, virtudes que se esforzó en inculcar, de palabra y de obra,en las novicias. Murió el día 30 de septiembre del año 1897, ofreciendo su vida por la salvación de las almas y por el incremento de la Iglesia.

En el corazón de la Iglesia yo seré el amor 

De la narración de la Vida de santa Teresa del Niño Jesús, virgen, escrita por ella misma

Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de sanPablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casual￾mente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios,y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempoapóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia consta de diversosmiembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano. Unarespuesta bien clara, ciertamente, pero no suficiente para satisfacermis deseos y darme la paz.

Continué leyendo sin desanimarme, y encontré esta consoladoraexhortación: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar uncamino excepcional. El Apóstol, en efecto, hace notar cómo los mayo￾res dones sin la caridad no son nada y cómo esta misma caridad esel mejor camino para llegar a Dios de un modo seguro. Por fin habíahallado la tranquilidad.

Al contemplar el cuerpo místico de la Iglesia, no me había recono￾cido a mí misma en ninguno de los miembros que san Pablo enume￾ra, sino que lo que yo deseaba era más bien verme en todos ellos.

Entendí que la Iglesia tiene un cuerpo resultante de la unión devarios miembros, pero que en este cuerpo no falta el más necesario ynoble de ellos: entendí que la Iglesia tiene un corazón y que estecorazón está ardiendo en amor. Entendí que sólo el amor es el queimpulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase esteamor, ni los apóstoles anunciarían ya el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre. Reconocí claramente y me convencí de que elamor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, queabarca todos los tiempos y lugares, en una palabra, que el amor eseterno.

Entonces, llena de una alegría desbordante, exclamé: «Oh Jesús,amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor.Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que túme has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mimadre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verácolmado».

Oración

Oh Dios, que has preparado tu reino para los humildes y los sencillos,

concédenos la gracia de seguir, confiadamente el camino de santa

Teresa del Niño Jesús, para que nos sea revelada, por su intercesión, tu

gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

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