VIERNES 26 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Baruc 1,15-22
REFLEXIÓN
Confesemos que el Señor, nuestro Dios, es justo
No obstante yo no entienda lo que nos acontece.
porque pecamos contra el Señor no haciéndole caso, desobedecimos al Señor, nuestro Dios, no siguiendo los mandatos que el Señor nos había dado
El desvío de su voluntad y designio, a eso llamamos pecado y a nuestra disposición constante a desviarnos llamamos iniquidad y pecar en el corazón.
Un desafío para nuestra existencia consiste en conciliar voluntades y dejarnos transformar en colaboradores suyos.
Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios, hemos rehusado obedecerle.
Porque el reconocimiento de su intervención no baja al corazón ni nos convierte automática y radicalmente, como muestra Jesús en su quehacer.
No nos convencemos que Él es, y nos preferimos en nuestra sabiduría, que llega a ser tontería.
Por eso, nos persiguen ahora las desgracias y la maldición con que el Señor conminó a Moisés, su siervo, cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel
En nuestra postración la insidia del acusador persiste, porque busca convencernos del castigo por parte del Señor, cuando somos nosotros y es su seducción la que nos han puesto la zancadilla para caer.
todos seguimos nuestros malos deseos, sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo que el Señor, nuestro, Dios reprueba.
El mundo ,sus dioses y su sabiduría nos deslumbran e hipnotizados quemamos nuestras alas en su fuego.
Salmo responsorial: 78
REFLEXIÓN
Echaron los cadáveres de tus siervos / en pasto a las aves del cielo, / y la carne de tus fieles / a las fieras de la tierra.
Disponer de los restos y darles cierta honra, en memoria de su dignidad en vida, por poca cosa que hayan parecido ser, se convierte en un bien para los vivos que lo realizan.
No se acaba de tener consuelo sin dar a los muertos su sepultura.
Qué será entonces llegar al extremo de quedar abandonados, como signos de la destrucción y la sevicia del odio criminal?
que tu compasión nos alcance pronto, / pues estamos agotados
por el honor de tu nombre
En el Padrenuestro oramos “santificado sea tu nombre”.
Parece una petición insignificante para nuestro sentido de la relevancia, tal como se presenta, centrada en la gloria del Señor.
Pero es eminentemente salvífica: el nombre es el prestigio del Padre, que se muestra en su intervención favorable y salvífica.
Lucas 10,13-16
REFLEXIÓN
Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza
Los signos constantes a nuestro alrededor también son para la conversión.
Nos representa una responsabilidad dar cuenta de los signos que se nos ofrecieron y dejamos de convertirnos.
Tendrás en cuenta lo torpes que somos la mayoría para sensibilizarnos a tu reino?
Cuando en nuestra existencia se muestra una conversión, conocemos que la Palabra se ha escuchado
Milagros entendidos como señales para la conversión, los tenemos muchos todos los días.
No se puede decir que tengamos mucha conversión en correspondencia, porque escuchamos poco la Palabra.
Escuchar la Palabra-nos lo enseña Job- es quedarnos sin más que decir en nuestra defensa, y asumir con gozo el designio del Padre.
Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado
La cadena de envío se ha debilitado por la erosión de la credibilidad en los enviados.
https://x.com/motivaciondehoy/status/1710258123510845838?s=20
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Baruc 1,15-22
Reconocer en profundidad y extensión nuestra falla, incluyendo a quienes tienen más responsabilidad de guiar y liderar, por su mal ejemplo, es construir una disposición a la humillación que ayuda al gemido de nuestra oración
Salmo responsorial: 78
Un clamor que brota del infortunio individual o masivo, es a veces la única not de esperanza de cambio de la suerte que nos queda. Gemir y gemir, hasta no se sabe donde. Pero sin claudicar porque Él se ha mostrado salvifico en otras oportunidades.
Lucas 10,13-16
Jesús lamenta y se duele porque poblaciones que han visto milagros no se convierten. Con lo cual recibimos la ubicación precisa del sentido del milago, portento o suceso fuera de lo común y desconocido. Es un signo para la fe para la conversión. El milagro se concede en dos sentidos: para darnos muestra del un Señor de la Historia, y para urgirnos a creer o seguir creyendo en él, entre otras cosas con un cambio de conducta salvífico, agápico. Algo más: un signo viene por una mano enviada a quien es necesario mirar con obediencia de fe, para reconocer al Jesús que es el que envía, y a Dios Padre de quien todo depende.
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