viernes, 4 de septiembre de 2020

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San León Magno Sermón sobre las bienaventuranzas 95,2-3

 No puede dudarse de que los pobres consiguen con más facilidad que los ricos el don de la humildad, ya que los pobres, en su indigencia, se familiarizan fácilmente con la mansedumbre y, en cambio, los ricos se habitúan fácilmente a la soberbia. Sin embargo, no faltan tampoco ricos adornados de esta humildad y que de tal modo usan de sus riquezas que no se ensoberbecen con ellas, sino que se sirven más bien de ellas para obras de caridad, considerando que su mejor ganancia es emplear los bienes que poseen en aliviar la miseria de sus prójimos. El don de esta pobreza se da, pues, en toda clase de hombres y en todas las condiciones en las que el hombre puede vivir, pues pueden ser iguales por el deseo incluso aquellos que por la fortuna son desiguales, y poco importan las diferencias en los bienes terrenos si hay igualdad en las riquezas del espíritu. Bienaventurada es, pues aquella pobreza que no se siente cautivada por el amor de bienes terrenos ni pone su ambición en acrecentar la riquezas de este mundo, sino que desea más bien los bienes del cielo. Después del Señor, los apóstoles fueron los primeros que nos dieron ejemplo de esta magnánima pobreza, pues, al oír la voz del divino Maestro, dejando absolutamente todas las cosas, en un momento pasaron de pescadores de peces a pescadores de hombres y lograron, además, que muchos otros, imitando su fe, siguieran esta misma senda. En efecto, muchos de los primeros hijos de la Iglesia, al convertirse a la fe, no teniendo más que un solo corazón y una sola alma, dejaron sus bienes y posesiones y, abrazando la pobreza, se enriquecieron con bienes eternos y encontraban su alegría en seguir las enseñanzas de los apóstoles, no poseyendo nada en este mundo y teniéndolo todo en Cristo.

COMENTARIO

Así pues la pobreza bienaventurada y la humildad son hermanas gemelas, con mutua dependencia y amor. Mueven montañas, porque el discurso prepotente levanta un muro de resistencia, como el que sentimos hoy ante cualquier orden constituído. Pero la presencia indefensa y honesta gana partidarios de su causa, y muchos la endosan porque les seduce. Hay en el pobre bienaventurado un sexto sentido que reconoce a quien humilde no va tras riquezas y más bien busca la igualdad, sin presionar, sin manipular, sin propaganda y sin la insistencia machacona que gana lo contrario de la aceptación convencida. Cuando así fluye del modo propio de ser es un don y un gozo. Por eso es bienaventuranza

jueves, 3 de septiembre de 2020

 

Jueves 22 de tiempo ordinario

1Corintios 3, 18-23

18Nadie se engañe a sí mismo. Si alguien de ustedes se cree sabio según este mundo, hágase necio a fin de llegar a ser sabio.
19
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios. Pues escrito está: "El es EL QUE PRENDE A LOS SABIOS EN SU propia ASTUCIA." 20Y también: "EL SEÑOR CONOCE LOS RAZONAMIENTOS de los sabios, LOS CUALES SON INUTILES." 21Así que nadie se jacte (se gloríe) en los hombres, porque todo es de ustedes: 22ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas (Pedro), o el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es suyo, 23y ustedes de Cristo, y Cristo de Dios.

COMENTARIO

Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.

La recomendación de Pablo a los Corintios no los toma totalmente de sorpresa porque su cultura helénica es rica en reflexiones sobre la verdadera sabiduría, que para ellos descansa en la razón.

Pero la originalidad del mensaje puede fundamentarse en la concepción de sabiduría de la Palabra, que no se se basa exclusivamente en la razón, sino en toda la persona, hasta afectar su conducta en la vida corriente.

Además, la realidad que inspira tal sabiduría es tenida como divina por fe y el compromiso se profundiza en una decisión de la conciencia ética, no solamente en la lógica de un argumento de razón.

Nuestra época prosigue su aventura evolutiva insistiendo en la racionalidad, que busca fundamentar la sabiduría humana en el progeso humano, del cual da testimonio la razón.

Pero los tiempos que vivimos critican ferozmente esa presunción, desde una perspectiva posmoderna o moderna avanzada, toda vez que también la razón encumbrada ha sido responsable de crímenes de lesa humanidad, como los genocidios y los apartheid por ejemplo.

La necedad a la que alude Pablo más bien es un semitismo que se ubica en las antípodas de una sabiduría engreída y prepotente. Con lo cual se ignora y afecta la sabiduría del designio de la Palabra.

la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios

La astucia de los hijos de las tinieblas que aparece en la parábola del administrador despedido que perdonó deudas a otros para contar con apoyo.

La astucia de la codicia, de la lujuria, del poder y su secuela de injustias y perjuicios contra sus víctimas.

nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro

Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Si alguien debe ser desmitificador e iconoclasta ése es el creyente del reino porque su todo es Cristo y su nada cualquier anticristo: hombre, animal o cosa.

Se toca aquí el fundamento bíblico de la irreductibilidad de la autonomía libre de la persona individual.

Es la pieza que todo totalitarismo laico o religioso pretende erosionar, derrocar y sepultar.

Así la fe en Jesús de Nazareth, el Cristo, se nos muestra como la garantía y protección del ser hombre como humano y persona.

Salmo responsorial: 23

COMENTARIO

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos

Caminar hacia la dignidad de la persona significa ascender al monte del Señor Dios y Padre de Jesucristo.

Son varios los genios de la espiritualidad que han usado la imagen de la ascensión dificultosa para ubicarse en la trascendencia.

Pero no se puede ascender a las regiones más puras, de plena libertad del Señor, sin irse liberando del peso de los ídolos. Un ejercicios sin fin hasta coronar el monte.

Lucas 5, 1-11

1Aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre El para oír la palabra de Dios, estando Jesús junto al lago de Genesaret, 2vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. 3Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara un poco de tierra; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca. 4Al terminar de hablar, dijo a Simón: "Sal a la parte más profunda y echen sus redes para pescar." 5Simón Le contestó: "Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque Tú lo pides (a Tu palabra), echaré las redes." 6Cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían. 7Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. 8Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: "¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!" 9Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la gran pesca que habían hecho; 10y lo mismo les sucedió también a Jacobo (Santiago) y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres." 11Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, siguieron a Jesús.

COMENTARIO

la gente se agolpaba (epikeimai:presionaba ansiosamente, estrujaba) alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios

 

La palabra de Dios mueve. Eso es bueno, pero no suficiente.

 

La gente se agolpa por un hambre distinta a la de pan. La gente también busca la verdad.

 

Por eso los sofistas y los populistas son demagogos que engañan una y otra vez a los hambrientos y se aprovechan de ellos para encumbrarse en el poder político y sacar provecho material. Pero éstos también son pobres hambrientos de la verdad.

 

Un liderazgo que convoca a un sentido diferente al que se despierta con la imposición violenta, o la sugestión de las promesas.

 

Un liderazgo basado en una palabra que confrontaba, interpelaba, no engañaba, no adulaba.

Y la cual, sin embargo, se anhela escuchar como gota de agua en el árido desierto.

los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes

Gente común en sus propias faenas, inmersos en sus propios intereses y preocupaciones.

Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

En su enseñanza Jesús no procedía como esos políticos engañosos sino que ante todo y sobre todo daba la verdad y por eso era insobornable.

 

Debió tener una voz clara y fuerte.

Se ubicaba allí donde la gente vivía, laboraba, pasaba la vida.

No los alienaba, ni desarraigaba, ni aculturaba.

por tu palabra, echaré las redes

De allí la esperanza inagotable del creyente en Jesús de Nazareth. Siempre echando redes, porque no se debe descansar hasta cosechar la verdad que hace libres.

puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red

La palabra de Jesús se respalda con un portento, una señal del Espíritu de su misión, que no debe ser distorsionado como si fuera atracción de feria, como espectáculo, ni como culto a la personalidad.

el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido

Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”

Un pecador, un idólatra, uno que rehúsa la verdad plena, pero un autocrítico capaz de abrirse a una realidad diferente y transformadora.

"No temas; desde ahora serás pescador de hombres."

La señal en el relato se le presenta a los que van a seguirlo. Deben vencer el temor que causa un portento, por magia, por el espectáculo y pasar a otro sentido: pescar hombres.

 

La vocación apostólica tiene mucho que ver con la inclinación a formar conciencias, que son el núcleo de las personas y su dignidad.

 

En las signos que nos transmite hemos de buscar: qué sentido revelan sus palabras.

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron

En pos de ella, de la verdad que nos muestra Jesús, se dan los signos de liberación que dan fe de la seriedad de nuestra esperanza.

La señal en el relato se le presenta a los que van a seguirlo.

Deben vencer el temor que causa un portento, por magia, por elespectáculo y pasar a otro sentido:pescar hombres.

 

En los signos que nos transmite hemos de buscar qué sentido revelan sus palabras.

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