jueves, 7 de enero de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Jueves Después de Epifanía

1Juan 4,19-5,4

Queridos hermanos: Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero. Si alguno dice: "Amo a Dios", y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: Quien ama a Dios, ame también a su hermano. Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él.

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe

 


REFLEXIÓN

Si alguno dice: "Amo a Dios", y aborrece a su hermano, es un mentiroso

De ahí la importancia de amar al hermano, hasta dónde? Cómo saber que ese amor no lo ubica más en la inconsciencia e irresponsabilidad?

Es que amor no significa permisividad ni complacencia perpetua y acrítica.

quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve

se trata de un giro: no buscamos a Dios sino que respondemos su iniciativa de amor. Tampoco le respondemos en directo, sino a través del amor al hermano.

Se trata de una teología todavía novedosa, porque lo usual es que digamos que buscamos a Dios para encontrarlo y que mantengamos línea directa con él.

Por lo tanto debemos aplicar unos correctivos a nuestra fe en Dios.

Debemos agradecer y responder en acción de gracias, más que buscarlo afanosamente como si no lo pudiéramos encontrar. Ya Él nos encontró primero.

Tampoco la fe es un asunto de exclusividad privada íntima entre Dios y yo, sino de fraternidad con los hermanos y hermanas, para vivir la comunión con y en el Padre.

Porque Dios, lo sabemos por Jesús, es Padre.

Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él.

Parece que el hermano es el miembro de una fraternidad que forman los que creen en Jesús como Cristo. Porque se deben amar estos hermanos en virtud de que han nacido de Dios.

La pluralidad de religiones que buscan la salvación y no confiesan, al menos explícitamente a Jesús como Cristo, proponen al creyente cristiano un enigma: son hijos de Dios? Por lo tanto, deben o pueden ser amados como hijos de Dios?

Quisieramos armonizar estas realidades y la profunda intención salvífica de la palabra.

Nos negamos a aceptar que no son hijos de Dios quienes no creen en JesuCristo. Porque quisiéramos entender que creer implica una actitud abierta a la salvación, que reconocemos mediada por Jesucristo y su Espíritu, aunque no se le nombre explícitamente.

amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos

No puedo decir que amamos a Dios en plenitud, porque no cumplimos íntegramente todos sus mandamientos.

Pero nos consuela la inquietud por hacerlo y no hacer las paces con no hacerlo.

en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos

Guardar los mandamientos trata de lo mismo: de la fraternidad de los hijos de Dios, que se aman entre ellos y no se perjudican, ni se odian.

Si revisamos los mandamientos nos daremos cuenta que son indicativos de una convivencia social armónica, de paz, donde debe imperar el amor y respeto mutuos.

Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe

Recorramos la memoria de nuestra existencia para revivir los momentos de docilidad a los mandamientos y podremos asentir que sí se pueden guardar los mandamientos cuando la fe es viva.

En este esfuerzo por la regeneración, nos sostenemos desde la esperanza de que toda la secuela de nuestros pecados, y su consiguiente daño exponencial, como los intereses de usura, han de finalizar en algún momento.

Salmo responsorial: 71

Dios mío, confía tu juicio al rey, / tu justicia al hijo de reyes, / para que rija a tu pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud. R.

Él rescatará sus vidas de la violencia, / su sangre será preciosa a sus ojos. / Que recen por él continuamente / y lo bendigan todo el día. R.

Que su nombre sea eterno, / y su fama dure como el sol; / que él sea la bendición de todos los pueblos, / y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra

 


REFLEXIÓN

Él rescatará sus vidas de la violencia,

Vivir su orden, guardar sus mandamientos, ser leal a la fraternidad de hermanos y hermanas, es el mejor antídoto de todo tipo de violencia: familiar, laboral, social, política. Así la esclavitud de la usura, de los pobres endeudados.

Lucas 4,14-22ª

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor." Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír." Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios



REFLEXIÓN

entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados

Jesús tiene raíces en una cultura, que asume y respeta

encontró el pasaje donde estaba escrito

Y escucha con frecuencia a su Padre que lo envió a sus hermanos y hermanas, escudriñando su Palabra

"Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír."

Y la vive con una fe viva cada día como un hoy.

En los hombres y mujeres de fe que disciernen su existencia a la luz de la Palabra cada día, se da también el HOY, el tiempo pleno, el momento de impulso del buen espíritu.

El hoy es Jesús liberador. Y también su fe que encuentra en la palabra proclamada hoy, el Hoy del Kairós del Señor Liberador.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1347148312231731201?s=20

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

7 de enero después del Domingo de Epifanía

San Pedro Crisólogo Sermón 160

Aunque en el mismo misterio del nacimiento del Señor se dieron insignes testimonios de su divinidad, sin embargo, la solemnidad que celebramos manifiesta y revela de diversas formas que Dios ha asumido un cuerpo humano, para que nuestra inteligencia, ofuscada por tantas obscuridades, no pierda por su ignorancia lo que por gracia ha merecido recibir y poseer. Pues el que por nosotros quiso nacer no quiso ser ignorado por nosotros; y por esto se manifestó de tal forma que el gran misterio de su bondad no fuera ocasión de un gran error. Hoy el mago encuentra llorando en la cuna a aquel que, resplandeciente, buscaba en las estrellas. Hoy el mago contempla claramente entre pañales a aquel que, encubierto, buscaba pacientemente en los astros. Hoy el mago discierne con profundo asombro lo que allí contempla: el cielo en la tierra, la tierra en el cielo, el hombre en Dios, y Dios en el hombre; y a aquel que no puede ser encerrado en todo el universo incluido en un cuerpo de niño. Y, viendo, cree y no duda; y lo proclama con sus dones místicos: el incienso para Dios, el oro para el Rey, y la mirra para el que morirá. Hoy el gentil, que era el último, ha pasado a ser el primero, pues entonces la fe de los magos consagró la creencia de las naciones. Hoy Cristo ha entrado en el cauce del Jordán para lavar el pecado del mundo. El mismo Juan atestigua que Cristo ha venido para esto: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Hoy el siervo recibe al Señor, el hombre a Dios, Juan a Cristo; el que no puede dar el perdón recibe a quien se lo concederá.



REFLEXIÓN

Para la catequesis patrística, es evidente que los signos anuncian un cumplimiento, y casi automáticamente se debe dar una lectura de asentimiento a la divinidad en Jesús de Nazareth. Hoy no vivimos la lectura con esa ecuación o igualdad. Tenemos otra mentalidad en general poco dispuesta a ver amigablemente la divinidad, porque más bien hemos acumulado muchos reclamos, por los cuales no queremos darle entrada a su salvación prometida. La fe que opera esta visión requiere ser solicitada ferviente y humildemente para ser recuperada.