Miércoles 5 de tiempo ordinario
Génesis 2,4b-9.15-17
REFLEXIÓN
porque el Señor Dios no había enviado
lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el campo
La
segunda mirada sobre la creación de la Palabra pone acento en medios que producen,agentes
intermediarios que contribuyen al desarrollo: la lluvia y el trabajo del
hombre. Será una cultura agrícola que sabe lo que representa el esfuerzo y los
elementos para la simiente?
Será lo
anterior un escenario de recolectores nómadas que viajan de selva en selva sin
entender todavía que, para el rendimiento de la tierra se requiere el esfuerzo
metódico?
Así la
palabra nos habla de dos parámetros, dos culturas, dos estilos de vida en
pugna, dos modos de trabajar que se desprecian mutuamente.
sopló en su nariz un aliento de vida
Detenerse
a detallar cómo un soplo hace del hombre un ser vivo, y el silencio de lo mismo
sobre otros seres vivos, hace del hombre un ser vivo diferente de otros. Es
como la anterior una lectura que da al hombre un nicho especial en la creación.
Es un viviente con misión. Una misión para el cuidado de la creación.
el árbol de la vida, en mitad del jardín
El
símbolo del anhelo humano: la vida al alcance siempre.
el árbol del conocimiento del bien y el mal
Un
conocimiento que se postula como integral, visceral al estilo semita.
del árbol del conocimiento del bien y el
mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir
El
enigmático conocimiento del bien y del mal afecta negativamente el acceso al
don de la vida. Cómo? por qué? Cuál es la relación?
Es la
tarea de generaciones de hombres. Es el enigma de la misión del hombre que
deberá resolver Jesús, el restaurador. De él dependerá que, conocer el bien y
el mal no obstaculice el acceso a la vida. Con su vida, palabra y obra, Jesús
nos enseño a conocer el sumo bien: el Padre y el mal: la potencia destructora
del pecado y la iniquidad, el alejamiento del Padre.
Y su
vida nueva de resucitado hizo de este conocimiento, un camino salvífico por la
cruz.
Salmo responsorial:
103
REFLEXIÓN
¡Dios mío, qué grande eres!
En Jesús
y su misión de cara a la vida y al conocimiento del bien y del mal, muestras tu
grandeza. Con Jesús vuelves al plan original en el que el hombre tiene un
puesto especial.
Este
espacio de reflexión en torno a la palabra diaria, es una oportunidad de
iluminar la existencia y profundizar su sentido salvífico. Es un don y una
tarea.
Marcos 7,14-23
REFLEXIÓN
Nada que entre de fuera puede hacer al
hombre impuro; lo que sale de dentro
es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.
Lo profundo de dentro es el ámbito de la complicidad que
impurifica. Meditar el crimen es la actividad propia de esa profundidad.
Detenerse en la planificación del daño envenena la vida que proyecta.
Allí se cristaliza el conocimiento del bien y del mal y
consecuentemente se abre o no el acceso a la vida nueva. Lo profundo del
corazón humano es el suelo en el que consumimos el árbol del conocimiento del
bien y del mal y el árbol de la vida. Jesús es la clave para que este proceso
sea regenerativo y salvífico.
salen los malos propósitos, las
fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes,
desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad
El logro
del acusador es persuadir que no hay tal, no obstante se den estas
manifestaciones pervertidas desde el corazón.
Pero
también que las maldades etiquetadas proceden del corazón sin tomar en cuenta
la enfermedad y la debilidad del corazón que no es totalmente libre.
Muchas
cosas etiquetadas como impuras y maldades son perspectivas externas que no han
entrado en el corazón del que actuó para saber el grado de daño y perjuicio que
se ha originado desde dentro.
Por eso
nosotros juzgamos de fuera y nuestro juicio es relativo y no absoluto. Deberá
proferirse con la suficiente reserva porque el Señor es el único que mira el
corazón.
Los
humanos somos expertos en las etiquetas, separaciones, divisiones,
clasificaciones, evaluaciones y juicios de mérito. Y caemos en un grave error
de juicio cuando lo hacemos con sentido absoluto y categórico, sin tolerar
excepciones, matizaciones, atenuaciones.
La
tolerancia y la tendencia a salvar la proposición del prójimo es por ello
necesaria porque no somos los que juzgamos el corazón.
Todas
estas contingencias que nos acosan por momentos no invalidan ante él, sino lo
que cocinamos en nuestra profundidad. Y qué cocinamos? Un amor que no deja de
luchar para plenitud en El Señor.
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