sábado, 10 de abril de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Cirilo de Jerusalén Catequesis de Jerusalén 22, Mystagogica 4,1.3-6.9



Nuestro Señor Jesucristo, en la noche en que iban a entregarlo tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomad, comed; esto es mi cuerpo». Y, después de tomar el cáliz y pronunciar la acción de gracias, dijo: «Tomad, bebed; ésta es mi sangre». Si fue él mismo quien dijo sobre el pan: Esto es mi cuerpo, ¿quién se atreverá en adelante a dudar? Y si él fue quien aseguró y dijo: Esta es mi sangre, ¿quién podrá nunca dudar y decir que no es su sangre? Por lo cual estamos firmemente persuadidos de que recibimos como alimento el cuerpo y la sangre de Cristo.

REFLEXIÓN

Se plantea, para quien lo ose negar, que se trata de la identidad del Jesús histórico, que en el pan y vino se hace cuerpo y sangre, en una mesa que reúne para alimentar, para servir alimentos. El escenario de una comida persuade que la identidad tiene que ver con alimentación.

Pues bajo la figura del pan se te da el cuerpo, y bajo la figura del vino, la sangre; para que al tomar el cuerpo y la sangre de Cristo, llegues a ser un solo cuerpo y una sola sangre con él. Así, al pasar su cuerpo y su sangre a nuestros miembros, nos convertimos en portadores de Cristo. Y como dice el bienaventurado Pedro, nos hacemos partícipes de la naturaleza divina.

REFLEXIÓN

Tomarlo como alimento nos implica en un proceso, conocido por demás, de asimilación, pero a la inversa. Haciéndose nosotros como alimento, compartimos una identidad glorificada, y en él somos divinidad.

En otro tiempo Cristo, disputando con los judíos, dijo: Si no coméis mi carne y no bebéis mi sangre, no tenéis vida en vosotros. Pero como no lograron entender el sentido espiritual de lo que estaban oyendo, se hicieron atrás escandalizados, pensando que se les estaba invitando a comer carne humana.

REFLEXIÓN

Más bien entendieron a la perfección y por eso se escandalizaron. Lo del sentido espiritual no es para escamotear la realidad, sino trascendente, transignificado, más allá del uso ordinario pero sin evacuar lo real. Un especie de antropofagia, sin la cual no hay participación.

En la antigua alianza existían también los panes de la proposición: pero se acabaron precisamente por pertenecer a la antigua alianza. En cambio, en la nueva alianza, tenemos un pan celestial y una bebida de salvación, que santifican alma y cuerpo. Porque del mismo modo que el pan es conveniente para la vida del cuerpo, así el Verbo lo es para la vida del alma. No pienses, por tanto, que el pan y el vino eucarísticos son elementos simples y comunes: son nada menos que el cuerpo y la sangre de Cristo, de acuerdo con la afirmación categórica del Señor; y aunque los sentidos te sugieran lo contrario, la fe te certifica y asegura la verdadera realidad. La fe que has aprendido te da, pues, esta certeza: lo que parece pan no es pan, aunque tenga gusto de pan, sino el cuerpo de Cristo; y lo que parece vino no es vino, aún cuando así lo parezca al paladar, sino la sangre de Cristo; por eso ya en la antigüedad, decía David en los salmos: El pan da fuerzas al corazón del hombre y el aceite da brillo a su rostro; fortalece, pues, tu corazón comiendo ese pan espiritual, y da brillo al rostro de tu alma. Y que con el rostro descubierto y con el alma limpia, contemplando la gloria del Señor como en un espejo, vayamos de gloria en gloria, en Cristo Jesús, nuestro Señor, a quien sea dado el honor, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

REFLEXIÓN

Vendrán otras categorías en la filosofía tomista a formular la transustanciación como la clave ideológica. Sin embargo no terminará con ello la discusión, y habrá que recurrir a la imposición dogmática. Lo cual tampoco hace unidad.

viernes, 9 de abril de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Viernes de la octava de Pascua

Hechos 4,1-12



REFLEXIÓN

indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran la resurrección de los muertos por el poder de Jesús

En sus inicios la comunidad cristiana comenzó siendo perseguida y acosada, sobretodo por el establecimiento saduceo que impugnaba la resurrección. Un grupo opuesto a Jesús por el poder que éste fue adquiriendo a sus ojos, pero también por la doctrina sacada de las escrituras sobre la vida después de la muerte.

Pero los fariseos se le unieron por su rechazo a las pretensiones mesiánicas de Jesús de Nazareth, según el redactor del evangelio.

Los hostigaban por realizar su anuncio fundamental y ejercer la función de docencia y exhortación para la conversión. Pero los creyentes los confrontaban con las obras buenas, inspirados por su Mesías.

La comunidad cristiana, a su vez pasando el tiempo, cayó y cae eventualmente en la tentación de ser perseguidora, cuando la prepotencia en vez de la tolerancia, ha sido su modo estable de proceder.

Ahora la víctima sobrevive en el testimonio de sus seguidores, y la doctrina de vida se arraiga. Han fracasado sus planes. La vida también en este aspecto ha triunfado sobre las maquinaciones del poder aun religioso.

La vida accesible a todos, sobretodo a los que no pensaron tener acceso a ella: los humildes.

"¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso?"

El cuestionamiento que procede del poder es intimidante y se requiere una fortaleza del Espíritu para resistir y mantenerse en pie.

Muchas causas, aun no religiosas, gozan de una inspiración similar, porque algunos activistas logran hacer frente por ese ideal a las persecuciones, cárcel, torturas y hasta la muerte.

Pedro, lleno de Espíritu Santo, respondió

Pedro cuenta con el Espíritu que asesora la defensa por la que se mantiene el mensaje de salvación.

El don del Espíritu útil para la brecha, la trinchera donde se lucha por el Reino de la vida.

Los testigos de Jesús dan fe que el Reino de Dios, el Reino de los cielos se ha transformado en el Reino de la vida, la vida plena.

ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular

En la existencia auténtica cristiana del reino es importante vivenciar, dejar sentir, la convicción de ser piedra de desecho, de publicano en la ultima banca del templo, de invitado que se ubica en un sitio modesto, de pequeño con el que se identifica el Señor.

Se trata de una transformación desde dentro, que desdeña las glorias de este mundo, los reconocimientos y halagos, por apreciar la identidad de pobre, que da a entender la gloria de Dios y su señorío.

La pobreza y pequeñez es la confesión a favor del Señor de la vida, quien realiza el designio del Reino en forma inescrutable.

Otro modo de entender la historia, la historia de los que han recuperado la esperanza en Jesús. Por eso su nombre es insustituíble en la historia de salvación.

Salmo responsorial: 117



REFLEXIÓN

La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular

Que lo pequeño se goce y gloríe en el Señor

Es el Señor quien lo ha hecho,

Cuando el Señor interviene a favor del pequeño muestra que existe como poder salvador y con amor gratuito y desinteresado.

El reino del Señor Jesús no es de este mundo. Más bien relativiza el poder y vanagloria mundanas.

sea nuestra alegría y nuestro gozo

Nuestro gozo radica también, además de la intervención del Señor, en nuestra participación de este triunfo.

Tal como los votantes que se ven favorecidos en una elección por el triunfo de su candidato, tienen expectativas sobre cómo les afectará positivamente esa victoria.

Juan 21,1-14



REFLEXIÓN

Jesús se apareció otra vez

Las visitas del Señor son un don de su libertad y amor. No se atesoran, se agradecen. Son como un vaso de agua fresca bajo un sol abrasador. Son un aliento que reanima en la fatiga del caminar. Son una cercanía cálida que pacifica nuestro estrés.

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.

Parece un dejá vu. Todo vuelve a empezar. La rutina de trabajo impone su realidad, porque hay que comer. Puede hasta pensarse si todo lo de Jesús no fue sino un sueño maravilloso, pero sueño al fin.

Las penurias y preocupaciones del afán cotidiano y la existencia en pobreza vuelven a tomar protagonismo, como el agua se cierra en popa tras la apertura de proa.

Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor."

Según el evangelio de Juan, uno es el que lleva la responsabilidad de la comunidad: Pedro, y otro es el amado del Señor. Y éste vive el carisma de la intuición amorosa de la cercanía del Señor. Esta intuición no está ligada necesariamente a la responsabilidad por el rebaño, pero le sirve para conocer dónde está el Señor.

El ideal sería que funcionaran en colaboración como se muestra en el evangelio de Juan, pero sucede que muchas veces funcionan disociados, cuando el poder del responsable se cierra sobre sí mismo y se endurece en sus propios intereses.

No necesariamente el ungido, desde los tiempos de Israel, tenía en sí el don de la sabiduría y el discernimiento. Son carismas que pueden ubicarse esparcidos en la comunidad, y hacemos bien en respetar el espacio en el que se expresen.

Los demás discípulos se acercaron en la barca

Los del montón, los no protagónicos, los no agraciados con ciertos carismas: ni la intuición joanéa, ni la impulsividad petrina. Pero también de ellos se ocupa la Palabra, también ellos tienen lugar en ese Reino nuevo.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

Las fuentes del ciclo de encuentros de resurrección no son tímidas en contar la cantidad de encuentros. Más bien son pródigas. De tanto convencer no convencen mucho? O, es difícil callar la evidencia y debe enumerarse para hacer sentir la abundancia de cercanía y presencia del Señor y la vida nueva?

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1380482592835829761?s=20