martes, 5 de abril de 2022

 

Martes 5 de Cuaresma

Números 21,4-9



REFLEXIÓN

"¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo."

La Palabra no esconde sino que refleja los sentimientos y las quejas de los itinerantes: cansancio, hambre, sed, hastío…

Los salvados por el Señor pueden acceder al reclamo y al desahogo de la frustración que produce, en algunos momentos, la existencia.

Es indicio del respeto que muestra el Señor por su pueblo, y la condescendencia de su amor.

Después de dos mil años de cristianismo, la imagen de Dios es la del Padre de Jesucristo, que tanto amó al mundo que entregó a su hijo.

El Dios castigador, que envía serpientes contra su pueblo murmurador, y que lo muerde y así muchos mueren, no tiene sentido, como castigo de Dios, tal como lo hace saber el texto.

Para nosotros hoy esa es la imagen de un Dios represor, frente al cual no se puede protestar, ni desahogar.

Más adelante en el tiempo, un libro de Job será casi un manual de quejas, frente a un Dios silente en su majestad y autodeterminación, que igual de rápido que lo castigó, por provocación del acusador, lo restaurará, sin mayor explicación.

Jesús también se queja en el huerto de los Olivos: pase de mí este cáliz… o en la cruz: por qué me has desamparado?.

Pero tal como María y su cuestionamiento al ángel de la anuciación, en comparación al ángel que avisaba sobre Juan a Zacarías, los reclamos, cuestionamientos y dudas que se expresan al Señor, son inspirados por diversos espíritus.

Y así unos son aceptables y otros no.

El Espíritu es el que gime en nosotros dice Pablo, y también gime la creación por la corrupción de los seres humanos que la tienen sujeta.

Quizás aquí es donde más cerca llegamos a esto de las quejas ante Dios, por las calamidades que nos sobrevienen.

Hay quejas que ayudan a procesar la propia responsabilidad en la corrupción, o la propia inocencia.

Hay otras que implican poca fe.

El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas

La imagen de un Dios retaliador llevó a ciertos teólogos desde antiguo a seccionar y catalogar un Dios bueno y un Dios malo.

Una tentación que está presente siempre si no se resiste el misterio de Dios, que lo abarca todo.

"Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes."

Pero si no podemos explicar ese misterio, tampoco es transparente el de la libertad humana.

La Palabra además del reclamo y la queja del itinerante presenta su conversión, que es como un segundo aire, una reformulación del problema.

Es como una dialéctica en la que la queja no es sino el inicio de un proceso de profundización de la fe ante las circunstancias conflictivas.

quedarán sanos al mirarla

Ni siquiera hay que tocarla, que podría ser un extremo burdo o inicial de la conversión.

Al irnos convirtiendo a la Palabra y su designio, realizamos un tránsito de fases y etapas, las cuales no son, necesariamente, ascendentes siempre. Es posible la regresión.

Salmo responsorial: 101




REFLEXIÓN

que mi grito llegue hasta ti

Porque gritar es lo que nos queda.

y se vuelva a las súplicas de los indefensos, / y no desprecie sus peticiones

y los que sirven al designio se deben mover en relación a las quejas de los indefensos, sin despreciarlos.

Incluso los servidores deben convertirse y dejar sus prejuicios y etiquetas sociológicas, sicológicas e ideológicas, para reconocer esas quejas donde se den.

Haz mostrado en circunstancias de la vida que te vuelves, y no eres impasible ni indiferente. No todas las peticiones hacen que te vuelvas. Sólo las que mueve tu Espíritu Santo.

Juan 8,21-30



REFLEXIÓN

moriréis por vuestro pecado.

La casta farisea representaba una ideología de supremacía sobre otros estratos de la población.

No se ha agotado este espíritu clasista. Se infiltra en todos los grupos humanos hasta el presente.

En esa posición se encuentra larvado un juicio de salvación: quien piense y sienta como ellos está salvado para siempre. Ya no corre ningún riesgo en esa salvación.

Jesús de Nazareth, como toda la tradición profética en las escrituras, atacó esa presunción de salvación basada en una etiqueta. Porque la salvación es un don del Padre para beneficio de todos, sin etiquetas.

Donde yo voy no podéis venir vosotros

Tal como son o están o se encuentra al momento.

"Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados."

Jesús como hijo del Padre celestial representa una instancia sobre toda instancia, que puede juzgar.

Y sin embargo no alienta el prejuicio para favorecer a unos sobre otros, ni rechaza a unos más que a otros.

Más bien muestra una debilidad por los que están en el fondo de esa discriminación.

Moriremos por nuestras injusticias e iniquidades, si no creemos que Jesús es el Señor. Si no creemos vivencial y existencialmente. A lo largo de nuestro vivir. Desde lo hondo de nuestro corazón. Desde la sintonía con el Espíritu que nos inspira la fe.

sino que hablo como el Padre me ha enseñado

Con su misterio pascual, llegamos a entender por fe, que Jesús es el reveledor por excelencia del Padre.

yo hago siempre lo que le agrada.

Es la clave del Espíritu, por la que entendemos cómo unas quejas y lamentos son aceptables y surten que el Señor se vuelva.

Es lo que encontramos en tantos testigos que nos han precedido. Ellos entendieron que se trataba del agrado al Padre, en su voluntad.

muchos creyeron en él.

Porque es la única instancia que nos hace capaz de fraternizar, confiados en la salvación del Padre.

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DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San León Magno Sermón 8 sobre la pasión del Señor 6-8

Que nuestra alma, iluminada por el Espíritu de verdad, reciba con puro y libre corazón la gloria de la cruz que irradia por cielo y tierra, y trate de penetrar interiormente lo que el Señor quiso significar cuando, hablando de la pasión cercana, dijo: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Y más adelante: Ahora mi alma está agitada, y, ¿qué diré ? Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora, Padre, glorifica a tu Hijo. Y como se oyera la voz del Padre, que decía desde el cielo: Lo he glorificado y volveré a glorificarlo, dijo Jesús a los que le rodeaban: Esta voz no ha venido por mi, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.

REFLEXIÓN

Algo había que hacer para arreglar un mundo que según las apariencias viola, delinque, peca hasta la saciedad, generación tras generación, sin que parezca poder detenerse. Un mundo creado bueno pero aparentemente incapaz de autosostenerse en lo bueno, sino deslizándose hacia lo maligno.

Tal explicación no hace más que hacer surgir preguntas sobre la clase de divinidad que se ha revelado por las fuentes que son aceptadas por muchos. No va a favor de nuestra lógica. Porque si hay malignidad también hay benignidad, si hay forajidos también justicieros, si hay pecadores también santos. No eran suficientes para mantener andando la creación en el bien?

¡Oh admirable poder de la cruz! ¡Oh inefable gloria de la pasión! En ella podemos admirar el tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del Crucificado. Atrajiste a todos hacia ti, Señor, porque la devoción de todas las naciones de la tierra puede celebrar ahora con sacramentos eficaces y de significado claro, lo que antes solo podía celebrarse en el templo de Jerusalén y únicamente por medio de símbolos y figuras. Ahora, efectivamente, brilla con mayor esplendor el orden de los levitas, es mayor la grandeza de los sacerdotes, más santa la unción de los pontífices, porque tu cruz es ahora fuente de todas las bendiciones y origen de todas las gracias: por ella los creyentes encuentran fuerza en la debilidad, gloria en el oprobio, vida en la misma muerte. Ahora, al cesar la multiplicidad de los sacrificios carnales, la sola ofrenda de tu cuerpo y sangre lleva a realidad todos los antiguos sacrificios, porque tú eres el verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; de esta forma en ti encuentran su plenitud todas las antiguas figuras y así como un solo sacrificio suple todas las antiguas víctimas, Así un solo reino congrega a todos los hombres.

REFLEXIÓN

La fe tradicional, mantenida serenamente en el sufrimiento del testimonio , apuesta por Jesús crucificado y resucitado, como el final de la historia, en ciernes. Estamos en el principio del fin, es el clamor creyente. El hacha puesta a la raíz, el maligno condenado definitivamente. Pero el sufrimiento que causa vivir este proceso no cesa.

Confesemos, pues, amadísimos, lo que el bienaventurado maestro de los gentiles, el apóstol Pablo, confesó con gloriosa voz diciendo: Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Aquí radica la maravillosa misericordia de Dios para con nosotros: en que Cristo no murió por los justos ni por los santos, sino por los pecadores y por los impíos; y como la naturaleza divina no podía sufrir el suplicio de la muerte, tomó de nosotros, al nacer, lo que pudiera ofrecer por nosotros. Efectivamente, en tiempos antiguos, Dios amenazaba ya con el poder de su muerte a nuestra muerte profetizando por medio de Oseas: Oh muerte, yo seré tu muerte; yo seré tu ruina, infierno. En efecto, si Cristo al morir tuvo que acatar la ley del sepulcro, al resucitar, en cambio, la derogó hasta tal punto que echó por tierra la perpetuidad de la muerte y la convirtió de eterna en temporal, ya que si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

REFLEXIÓN

Es decir, que el proceso se alimenta de los caídos, los débiles, los pecadores arrepentidos, que claman por salvación, y no cesan de buscar solución en la cruz. La cruz es la sanación y la vida de la muerte.