miércoles, 3 de agosto de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 18 de tiempo ordinario

Jeremías 31, 1-7



REFLEXIÓN

"El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel.""

Jeremías no es solo una voz acusadora para la conversión. Es también una voz de aliento y esperanza para el resto.

Un resto afortunado deja la inquietud de la predestinación: unos que sí se salvarán y otros que no, designados de antemano. Haga lo que haga, sea para condenarme o salvarme, ya está decidido en la omnisciencia de Dios.

Nuestra única salida posible es volver a dimensionar nuestra limitada comprensión de la libertad del Señor y la nuestra propia. Si su Palabra no es una mentira, hay que tomar en serio que nuestra libertad pesa y la del Señor también.

Para pertenecer al resto nuestra libertad ha de ser consultada, invitada, persuadida.

El profeta habla de llevarlo al desierto, como antes en el periodo de las tribus pastoras, cuando conocieron a este Señor que se adelantó a amarlos con amor eterno. Por eso el desierto es el símbolo del amor primero de Dios por nosotros.

Interleccional: Jeremías 31



REFLEXIÓN

"El que dispersó a Israel lo reunirá, / lo guardará como un pastor a su rebaño."

Aunque ya no vivamos en culturas pastoriles, sino urbanas, donde se puede perder la significatividad de la imagen del pastor, importa más que nada rescatar la calidad del vínculo que nos ofrece la imagen: la ternura del verdadero buen pastor por su animal, es el valor que se nos realza en el vínculo del Señor con nosotros.

Mateo 15, 21-28



REFLEXIÓN

Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando."

Jesús se deja influir por sus discípulos, y éstos aunque judíos como Jesús, consideran que también una no judía puede ser favorecida.

Lo conciben por ellos mismos o Jesús les ha enseñado antes, que es posible compartir con paganos?

"Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel."

Sin embargo los hechos que se van a desarrollar muestran que Jesús no es inflexible y se abre a novedades en su misión.

"Señor, socórreme."

"No está bien echar a los perros el pan de los hijos".

también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos

Una pobre mujer, poniendo la cara dura, para soportar tanto rechazo y descalificación.

"Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”

Jesús es vencido en su resistencia a favorecer los paganos. No entendía que esa era su misión. Jesús aprende y amplía sus límites, más allá de su prejuicio, para dejarse vencer en su ternura por la súplica de una anhelante mujer, que no pide para sí sino para su hija.

La fe alabada por Jesús tiene que ver con la que mueve a insistir pese a la humillación y negativa por parte de Jesús, pero también porque no pide para sí. La mujer, como madre, pide para su hija.

Jesús qué alegría y alivio que hayas comprendido en el Espíritu, que tu misión va más allá de ciertos límites al parecer legítimos.

Nos enseñas la audacia de la compasión, que nos despoja de nuestras percepciones previas ya tomadas, y nos renueva en la comprensión de la voluntad del Señor.

Los relatos de la buena nueva de Jesús inciden con frecuencia en animar a una fe dispuesta a un proceso de transformación, abierta al Dios vivo. Un lugar a propósito para que resistan los demonios.

Pero los pobladores de la otra orilla no eran judíos, y los puercos son el medio de sustento del pueblo.

Jesús parece haber obrado favorablemente para los enfermos, pero no para la economía del pueblo.

Si nos ubicáramos en la búsqueda del bien común, parece que el bien del pueblo estaba por encima del de los enfermos o endemoniados.

Pero hay que detenerse en el énfasis que se da a la liberación que aporta el reino en cuanto a la opresión del maligno, que está por encima de otros bienes materiales.

Eso sucede con frecuencia entre los que no pueden o no quieren ver otra luz que las que conocen, y se niegan a una renovación y un cambio, que afecte otros intereses más apreciados.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1554800636369289218?s=20&t=o0kzEKoSiKD8YruV55PwdQ

 

BEATO CARLO


De la carta llamada de Bernabé
(Cap. 19, 1-3. 5-7. 8-12: Funk 1, 53-57)

 

EL CAMINO DE LA LUZ

El camino de la luz es como sigue: el que quiera llegar al lugar prefijado ha de esforzarse en hacerlo con sus obras. Ahora bien, se nos ha dado a conocer cómo debemos andar este camino. Ama a Dios, que te creó; venera al que te formó; glorifica al que te redimió de la muerte; sé sencillo de corazón y rico en el espíritu; no te juntes a los que van por el camino que lleva a la muerte; odia todo aquello que desagrada a Dios; odia toda simulación; no olvides los mandamientos del Señor. No te ensalces a ti mismo, sé humilde en todo; no te arrogues la gloria a ti mismo. No maquines el mal contra tu prójimo; guarda tu alma de la arrogancia.

 Ama a tu prójimo más que a tu propia vida. No cometas aborto, ni mates tampoco al recién nacido. No descuides la educación de tu hijo o hija, sino enséñales desde su infancia el temor de Dios. No desees los bienes de tu prójimo ni seas avaro; tampoco te juntes de buen grado con los soberbios, antes procura frecuentar el trato de los humildes y justos.

Cualquier cosa que te suceda recíbela como un bien, consciente de que nada pasa sin que Dios lo haya dispuesto. No seas inconstante ni hipócrita, porque la hipocresía es un lazo mortal.

 Comunica todas las cosas con tu prójimo y no tengas nada como tuyo, pues si todos sois copropietarios de los bienes incorruptibles, ¿cuánto más no debéis serlo de los corruptibles? No seas precipitado en el hablar, porque la boca es un lazo mortal. Procura al máximo la castidad, en bien de tu alma. No seas fácil en abrir tu mano para recibir y en cerrarla para dar. A todo el que te comunica la palabra de Dios ámalo como a las niñas de tus ojos.

 Recuerda día y noche el día del juicio y busca constantemente la presencia de los santos, ya sea argumentando, exhortando y meditando con qué palabras podrás salvar un alma, ya sea trabajando con tus manos para obtener la redención de tus pecados.

 No seas reacio para dar, ni des de mala gana, sino ten presente cuán bueno es el que te ha de remunerar por tus dádivas. Conserva la doctrina recibida, sin añadirle ni quitarle nada. El malo ha de serte siempre odioso. Juzga con justicia. No seas causa de desavenencias, antes procura reconciliar a los que contienden entre sí. Confiesa tus pecados. No vayas a la oración con mala conciencia. Éste es el camino de la luz.