jueves, 18 de julio de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA

San Agustín de Hipona, Confesiones
(Lib 11, 1, 1-2, 3: CSEL 33, 283-285)

Señor, Dios mío, atiende a mi súplica

Señor, ¿es que siendo tuya la eternidad ignoras acaso lo que te digo o ves en el tiempo lo que se hace en el tiempo? ¿Por qué entonces te cuento estas cosas? No ciertamente para que te enteres de mí, sino porque al narrarlas, potencio mi afecto y el de cuantos esto leyeren hacia ti, de modo que todos exclamemos: Grande es el Señor, y muy digno de alabanza. Lo he dicho y lo repetiré: lo hago por amor de tu amor.

Porque también oramos, y, no obstante, la Verdad dice: Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis. Por tanto, al confesarte nuestras miserias y tus misericordias para con nosotros te manifestamos nuestro afecto, para que, llevando a cabo la obra que en nosotros comenzaste, nos libres definitivamente, de suerte que dejemos de ser miserables en nosotros y seamos felices en ti, ya que nos has llamado para que seamos pobres en el espíritu y sufridos y llorosos y sedientos de la justicia y misericordiosos y limpios de corazón y artífices de la paz. Mira, te he contado muchas cosas, las que pude y quise, porque fuiste tú primero el que quisiste que te alabara a ti, Señor, porque eres bueno, y porque es eterna tu misericordia.

Pero, ¿cuándo seré capaz de enunciar con la lengua de mi pluma todas tus exhortaciones, todas tus amenazas, consuelos y providencias, mediante las cuales me condujiste a predicar tu palabra y a administrar tu sacramento en favor de tu pueblo? Y en el supuesto de que fuera capaz de enunciar todo esto por su orden, cada minuto es para mí un tesoro. Y ya hace tiempo que ardo en deseos de meditar tu ley y de confesarte en ella mi ciencia y mi impericia, las primicias de tu iluminación y las reliquias de mis tinieblas hasta que la debilidad sea absorbida por la fortaleza. Y no quiero que se me vayan en otras ocupaciones las horas que me dejan libres las necesidades del cuerpo, la atención al alma y la ayuda que debemos a los hombres y la que no les debemos y, sin embargo, les prestamos.

Señor, Dios mío, atiende a mi súplica, y que tu misericordia escuche mi deseo, un deseo que no sólo me quema a mí, sino que quiere ser útil a la caridad fraterna: y que así es, tú mismo lo lees en mi corazón. Que yo pueda ofrecerte en sacrificio el servicio de mi inteligencia y de mi lengua, y dame tú lo que yo pueda ofrecerte. Pues yo soy un pobre desamparado y tú rico con los que te invocan, y asumes con firmeza el cuidado de nosotros. Circuncida mis labios, interiores y exteriores, de toda temeridad y de toda mentira. Sean tus Escrituras mis castas delicias: ni yo me engañe en ellas ni con ellas induzca a otros a engaño. Hazme caso, Señor, y ten piedad de mí; Señor, Dios mío, luz de los ciegos y fortaleza de los débiles y, en un segundo tiempo, luz de los que ven y energía de los fuertes, atiende a mi alma y escucha a quien te grita desde lo hondo.

miércoles, 17 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 15 de tiempo ordinario

Isaías 10, 5-7. 13-16



REFLEXIÓN

Pero él no pensaba así, no eran éstos los planes de su corazón; su propósito era aniquilar, exterminar naciones numerosas.

Como si el bastón manejase a quien lo levanta, como si la vara alzase a quien no es leño

Ganar conciencia que somos herramienta, medio del designio del Señor, y así también cualquier agente o cosa que intervenga en nuestra existencia, traiga o no buena fortuna.

Ignacio en sus ejercicios espirituales en las reglas de discernimiento, recomienda respecto a la consolación que viene de Dios, examinar los pensamientos que salen de esa consolación, porque es un momento crucial en el que el anti-reino se cuela camuflado e inspira lo que ya no es del Señor.

Nosotros cometemos muchas equivocaciones y asumimos actitudes erróneas por falta de examen y discernimiento de los móviles o espíritus que nos impulsan y con frecuencia damos por inspirados por Dios decisiones que son de nuestro propio querer e interés.

En eso no somos instrumentos sino que nos hacemos protagónicos exclusivos de nuestro propia libertad y decisión, sin caer en cuenta que nuestra naturaleza está herida y somos mediocres para ser juez y parte.

Salmo responsorial: 93



REFLEXIÓN

Trituran, Señor, a tu pueblo, / oprimen a tu heredad; / asesinan a viudas y forasteros, / degüellan a los huérfanos. R. 

Y comentan: "Dios no lo ve, / el Dios de Jacob no se entera." / Enteraos, los más necios del pueblo, / ignorantes, ¿cuándo discurriréis?

Las guerras que armamos los seres humanos entre nosotros, fratricidas todas, pueden iniciarse por el interés de custodiar y preservar un bien, de parte y parte, pero que resultan bienes menores en comparación al bien común de la paz y su camino que es el diálogo.

Los líderes responsables tienen la obligación de adquirir y perfeccionarse en la capacidad del análisis ético para guiar hacia la mejor conducta moral posible. 

Esto sólo es posible si reconocen desde la fe que no son los únicos protagonistas de la historia humana y que en ésta el bien común se fragua en la fraternidad de la humanidad y de la creación.

Mateo 11, 25-27



REFLEXIÓN

"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.

La comprensión y ulterior acatamiento del designio viene del Señor y es motivo de acción de gracias.

La alabanza y acción de gracias constante ante lo bueno y lo malo es el reconocimiento que damos al Padre en Jesús de Nazareth quien nos ha iluminado como camino, verdad y vida.

Como Moisés en el momento de la zarza ardiente: una actitud desprevenida y abierta, sin prejuicios, como niños (nepioi).

La centralidad de Jesús en esta revelación da cuenta del énfasis de la buena nueva en cuanto a la radicalidad de la revelación.

En Jesús de Nazareth se nos ha dicho y mostrado todo lo necesario para hacer el reino de los cielos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1547184018134794242?s=20&t=26Aquy7tLrw7rdE4UAA0IQ

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Miércoles 15 de tiempo ordinario

Isaías 10, 5-7. 13-16

Salmo responsorial: 93

Mateo 11, 25-27