Miércoles 10 de
tiempo ordinario
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2Corintios 3,4-11
REFLEXIÓN
nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva:
no de código escrito, sino de espíritu; porque la ley escrita mata, el Espíritu
da la vida
Servir
un alianza del Espíritu, no es negar la norma, sino relativizarla y mantenerla
viva en el Espíritu.
Por
eso la comunidad de creyentes se va haciendo reino de los cielos en la medida
que gestiona y logra un consenso, lo cual requiere relativizar la norma, para
encontrarnos en el Espíritu.
La
Palabra de Dios no se reduce a leer la Biblia, aunque con fe reconozcamos que
una se da en la otra. Sino en leerla en comunidad que busca el consenso
fraterno, mediante el ágape.
No
se trata de que cada uno se alce con su propia interpretación, que estima
acorde con la letra, sino que converjamos en un mismo sentir, en un mismo
Espíritu.
el ministerio del Espíritu resplandecerá de gloria
La
gloria resplandecerá en una comunidad creyente fraterna donde unos se aman a
los otros, de modo que desde fuera se les pueda distinguir por cómo se aman.
cuánto más resplandecerá el ministerio del perdón
Aunque
la interpretación de la letra de la Palabra lleve a la discrepancia, no debe
llevar a la discordia.
Nuestras
diferencias mutuas no deben llegar a la caída del sol, sino que el perdón debe
restaurar la gloria de esta alianza del Espíritu.
Salmo responsorial: 98
REFLEXIÓN
Dios les hablaba desde la columna de nube; / oyeron sus mandatos y la ley
que les dio. Señor, Dios nuestro, tú les respondías, / tú eras para ellos un
Dios de perdón, / y un Dios vengador de sus maldades
El
Señor de la Palabra les dio una ley, pero en su peregrinar el pueblo sustituyó
la Palabra viva por la ley, y aun en su creencia monoteísta, hizo de ella un
ídolo. Porque el escrito es un producto humano, inspirado, pero humano.
Jesús
es por tanto un esquema nuevo de Dios y su Palabra, porque en él la Palabra de
Dios toma carne, se humaniza.
Y
aunque por necesidad cultural y comunicacional, se escriba de él
posteriormente, su Espíritu es la norma de todo escrito y la manifestación de
este Espíritu es una comunidad fraterna.
Mateo 5,17-19
REFLEXIÓN
"No creáis que he venido a abolir la Ley o los
profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
La
ley como parte del designio no se puede abolir. Sería un delirio anárquico
vano. Eso sí, hay que perfeccionarla.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje
de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo
de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el
menos importante en el reino de los cielos.
Porque
no nos predicamos a nosotros, aunque sí predicamos a la autonomía de la
conciencia libre humana.
Por
la conciencia que Jesús transmite, que tal pequeñez aparente, pertenece al
designio de su Padre. Y la dinámica frecuente en la Palabra historizada, que de
lo pequeño el Señor construye su gloria.
Pero quien los cumpla
y enseñe será grande en el Reino de los cielos."
El
servicio de la nueva Alianza en Jesús es un cumplimiento de la ley en plenitud.
La
plenitud de la ley no la dan los esfuerzos interpretativos humanos, sino el
Espíritu de Jesús que es el del Padre, y se muestra en el consenso que produce
el ágape fraterno.
Hoy
sentimos con dolor y pesar cómo dentro de la comunidad creyente se enfrentan
unas sectas o segmentos de creyentes por interpretaciones de la Palabra
escrita.
Esta
segmentación se da dentro y fuera de las diferentes confesiones cristianas.
Tal
fenómeno sigue siendo un déficit de Espíritu de fraternidad y perdón. Todavía
no vivimos el amor de manera que se pueda decir que nos distinguimos por cómo
nos amamos.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1402590433650294794?s=20
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