sábado, 14 de mayo de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Cirilo de Alejandría Comentario a la carta a los Romanos 15,7

Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo y somos miembros los unos de los otros, y es Cristo quien nos une mediante los vínculos de la caridad, tal como está escrito: Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas. Conviene, pues, que tengamos un mismo sentir: que, si un miembro sufre, los demás miembros sufran con él y que, si un miembro es honrado, se alegren todos los miembros. Acogeos mutuamente –dice el Apóstol–, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Nos acogeremos unos a otros si nos esforzamos en tener un mismo sentir; llevando los unos las cargas de los otros, conservando la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Así es como nos acogió Dios a nosotros en Cristo. Pues no engaña el que dice: Tanto amó Dios al mundo, que le entregó su Hijo por nosotros. Fue entregado, en efecto, como rescate para la vida de todos nosotros, y así fuimos arrancados de la muerte, redimidos de la muerte y del pecado.

REFLEXIÓN

Cuando revisamos los diversos periodos de la historia y las culturas de los pueblos conocidos nos abruma la suma de conflictos, discordias y guerras. De tal modo que en tantos milenios de historia civilizada no pareciera haberse logrado la meta de un solo sentir, como un solo cuerpo. Y quizás esto más que otra cosa nos descorazona como parte que somos de los pueblos y de unos en otros. Por eso, para levantar los corazones y aumentar el anhelo y la esperanza, conviene conocer también de los casos logrados de pacificación, de solidaridad y del  mutuo amor que nos vuelve pontífices es decir: puentes.

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