miércoles, 3 de agosto de 2022

EJERCICIOS ESPIRITUALES

 


EJERCICIOS ESPIRITUALES
TEXTO AUTOGRAFO

JHS

Anotaciones

[1] ANNOTACIONES PARA TOMAR ALGUNA INTELIGENCIA EN LOS EXERCICIOS SPIRITUALES QUE SE SIGUEN, Y PARA AYUDARSE, ASI EL QUE LOS HA DE DAR, COMO EL QUE LOS HA DE RESCIBIR.

ANOTACIONES

[1] Las anotaciones son una guía para obtener un conocimiento básico y una ayuda para el ejercitante y su acompañante. No se suple con la lectura el hacerlos.

1ª Tomada a la letra, resulta prácticamente imposible, hacer primero una cosa: quitar de sí todas las afecciones desordenadas

Y después la otra: después de quitadas, buscar y hallar la voluntad divina …

El antes y el después, en personas comunes, no suele resultar, a menos que se ofrezca el don gratuito de Dios, en la apasionada naturaleza humana. El desorden es parte del riesgo de nuestro libre albedrío y se comporta como la cizaña o mala hierba en el prado. Nace porque sí.

Aparte, lo común es incurrir en obsesión y represión, más que en supresión del afecto desordenado.

El conocimiento actualizado, de los procesos mentales conscientes e inconscientes, y los entornos manipulados para inducir o introyectar filias o fobias, nos precaven de actitudes consistentes en radicales depuraciones primero, para posteriormente sembrar disposiciones más permeables a la voluntad de Dios.

Más bien podemos tomar la instrucción como una introducción a los Ejercicios Espirituales según la experiencia de Ignacio, enfocados en la búsqueda y hallazgo de la voluntad de Dios, como norte, y el trabajo concomitante y simultáneo de afectarnos ordenadamente a las cosas, situaciones y personas. Porque si insistimos más en lo ordenado que conozcamos, iremos debilitando los afectos desordenados.

Por otro lado, los afectos desordenados suponen ya un quiebre en la actitud de vida previa a los ejercicios. Se trata de haber experimentado ya un límite, en propia carne o por testimonio de otros, de aquellas realidades graves y perjudiciales para una vida digna y provechosa, ante Dios y los seres humanos. Lo que llamaríamos pecado mortal.

Estamos pues, desde el principio para pasar de esa ruptura asentida a un trabajo más sutil e inacabable: los afectos desordenados. Se trata de un trabajo de liberación, para ganar libertad de nuestros apegos, que nos lastran en el vuelo al infinito. Desde el principio se marca una atmósfera: el gozo de ganar libertad, de conquistar dignidad.

(Fuente: Peregrinaje Ignaciano por Jorge Leignadier)

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