SÁBADO 13 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Génesis 27,1-5.15-29
REFLEXIÓN
"¿Eres tú mi hijo Esaú?" Respondió Jacob: "Yo
soy."
Es
extraño a nuestro juicio de razón que la Palabra muestre el engaño de Jacob, el
hijo menor, premiado con la bendición legal y acostumbrada del hijo mayor,
Esaú.
Este
engaño es el producto de una conspiración orquestada por la madre de ambos,
pero con una clara preferencia por el menor.
Se
trata de una narración de los orígenes tradicionales de Israel, en la que se
muestra la astucia de Jacob, a quien Dios puso por nombre Israel, como
reconocimiento de la lucha que tuvo con Dios.
Se
le ha llamado narración etiológica, porque pretende dar cuenta de la causa
tradicionalmente asignada al orden actual del pueblo israelita en
circunstancias diferentes a las del origen. Muy cercana a la narración mitológica
pero con menos elementos fantasiosos y exhuberantes.
En
ese orden actual vigente la mujer tiene un papel de engaño y astucia, capaz de
trastocar los planes originales de Dios. O quizás de entenderlos mejor y con la
sabiduría de adaptarlos mejor a nuevas circunstancias.
Igualmente
se quiere mostrar la naturaleza especial de este pueblo elegido por Dios, que
no sale de algún derecho o costumbre, como la bendición del primogénito, sino
que pertenece a un orden nuevo, destinado a una misión de servicio salvífico
entre todos los pueblos.
Un
pueblo que saldrá adelante por su sabiduría y astucia, inspiradas por Dios, más
que por los ejércitos y la fuerza.
Un
pueblo que superará sus orígenes culturales de pastores seminómadas y cazadores
trashumantes, hacia nuevas formas de organización.
Salmo responsorial: 134
REFLEXIÓN
Porque él se escogió a Jacob, / a Israel en posesión suya
La
fe bíblica fundada en la alianza de la Palabra nos solicita una actitud de fe
capaz de superar nuestras fijaciones y apegos al orden y legalidad y costumbre
que nos hayamos construído, el cual es necesario pero no insustituible.
Para
abrirnos al horizonte siempre despejado y al aire muy limpio del Designio
permanente del Señor.
Por
eso hemos de examinar las transgresiones que se dan a lo largo de nuestra
historia, y que nos pueden venir por mano de agentes incómodos: enfermedades,
enemigos, contrariedades…, para descubrir y abrirnos por fe a la novedad del
designio del Señor.
Seremos
entonces verdaderos miembros del nuevo Israel, porque sabremos lo que es luchar
con Dios para entenderlo mejor.
Mateo 9,14-17
REFLEXIÓN
Jesús
les dijo
Palabras de Jesús asumidas por sus creyentes como Palabra del
Señor. Jesús de Nazareth es nuestra palabra humana totalmente fiel al decir del
Señor. En su transparencia descansa nuestra esperanza sobre la capacidad de los
humanos de superar sus propias falencias y transformarse en auténticos escuchas
de la Palabra.
Llegará un día en que se
lleven al novio, y entonces ayunarán.
Los seguidores más cercanos de Jesús sintieron e hicieron duelo
ante su trágica muerte. La experiencia del resucitado los levantó de ese duelo
y los abrió a la consideración de su nuevo modo de presencia. En estas
circunstancias tan nuevas el duelo no tuvo ya cabida.
Pero en el tiempo las sucesivas generaciones van a ir
experimentando la lejanía-cercanía de Jesús el Viviente. Entonces eventualmente
el duelo tendrá pertinencia, pero solo por momentos. Porque la fe heredada
contiene una experiencia de presencia del Señor Jesús que entraña lejanía y
cercanía, distancia e intimidad, distinción y unión.
el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas
se conservan
Para
el creyente todo orden constituído es un punto de referencia, pero no un caso
cerrado.
Porque
todo orden pertenece a la caducidad que sobreviene por erosión, desgaste y
corrupción.
El
orden es como el sábado en el nuevo testamento: sirve al hombre, pero no es
mayor que el hombre.
Nuestro
tiempo es muy sensible al cambio del orden, sobretodo porque no satisface a
todos por igual, y así como ocurre que unos lo usufructúan, también otros se
perjudican y son victimizados.
Por
lo tanto, en el Designio del Señor hemos de encontrar por fe la capacidad de
distinguir los momentos de guardar el orden y los momentos de cambiarlo.
Cuando
haya vino nuevo, saberlo guardar en odres nuevos. Cuando sea boda, saber comer
y ayunar cuando sea luto.
Por
su especial y connatural sensibilidad humana la mujer, desde tiempos bíblicos
aporta la intuición de cambio, quizás con mayor carisma que el varón, quien con
firmeza mantiene el orden.
Se trata de una novedad siempre nueva. Más vale que cambiemos la
actitud.
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