Domingo 19 de tiempo ordinario
1Reyes 19,4-8
REFLEXIÓN
se deseó la muerte: "¡Basta, Señor!
¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!"
Captarse en misión más allá de las circunstancias que indican
que todo ha terminado, es un don de lo alto, que supera nuestras fuerzas en
extinción.
Aun allí el enviado muestra en su existencia que es un
mensaje del Señor, aportando salvación y redención. Porque no es sólo lo que
intencional y conscientemente decimos y expresamos, lo que sirve al designio,
sino la existencia toda con su brillantez y su opacidad, la que ofrece su
martirio.
Por eso se nos revelará en un momento final todo lo que hemos
construído, lo cual con mucho ignoramos.
"¡Levántate, come!, que el camino es
superior a tus fuerzas."
De nuestra parte, según nuestra fe, el compromiso es seguir
comiendo para tener fuerzas, cuando llegue la próxima entrega.
Salmo responsorial: 33
REFLEXIÓN
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
/ y lo salva de sus angustias
Gustad y ved qué bueno es el Señor
El señor como buen terapeuta nos libra si cooperamos, de
nuestras angustias, que aceleran nuestro deseo de muerte.
Gustar de Él es parte de la conversión de nuestra totalidad:
cuerpo,mente y espíritu. Así como la ciencia encuentra plausible la
interconexión e intercomunicación cuerpo y mente, se da la de cuerpo y espíritu
pasando por la mente.
Ignacio de Loyola lo intuía cuando en sus meditanciones
incluye la aplicación de sentidos, que a primera vista parece una ingenuidad,
pero examinada con más detenimiento nos interna en la perspectiva de la unidad
que somos: cuerpo, mente y espírtu.
Efesios 4,30-5,2
REFLEXIÓN
Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los
enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos
unos a otros como Dios os perdonó en Cristo
Cuando el Espíritu es nuestro dominio, nuestro estilo de vida
lo muestra, procediendo en forma constructiva y fraternal.
Juan 6,41-51
REFLEXIÓN
"No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No
conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del
cielo?"
Abrirse a la transformación de la materia por el Espíritu
implica aceptar la posibilidad de que la carne sea glorificada en Dios. Por eso
la teología oriental insiste más en la divinización como nuestra vocación
primordial.
La aceptación de Jesús, un ciudadano campesino cualquiera en
las coordenas palestinas de hace dos mil años, es un llamado a la aceptación de
su glorificación por el Padre, como destino y designio de todos nosotros.
Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida.
Un alimento que transforma tiene que venir del
cielo, aunque ya se dé entre nosotros su materia prima. Para que sea efectivo
debe ser procesado con fe.
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