jueves, 11 de agosto de 2022

BEATO CARLO

 

De la Carta de santa Clara, virgen, a la santa Inés de Praga
(Escritos de santa Clara, edición Ignacio Omaechevarría. Madrid 1970, pp. 339-341)

 

ATIENDE A LA POBREZA, LA HUMILDAD Y LA CARIDAD DE CRISTO.

 Dichoso, en verdad, aquel a quien le es dado alimentarse en el sagrado banquete y unirse en lo íntimo de su corazón a aquel cuya belleza admiran sin cesar las multitudes celestiales, cuyo afecto produce afecto, cuya contemplación da nueva fuerza, cuya benignidad sacia, cuya suavidad llena el alma, cuyo recuerdo ilumina suavemente, cuya fragancia retornará los muertos a la vida y cuya visión gloriosa hará felices a los ciudadanos de la Jerusalén celestial: él es el brillo de la gloria eterna, un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha, el espejo que debes mirar cada día, oh reina, esposa de Jesucristo, y observar en él reflejada tu faz, para que así te vistas y adornes por dentro y por fuera con toda la variedad de flores de las diversas virtudes, que son las que han de constituir tu vestido y tu adorno, como conviene a una hija y esposa castísima del Rey supremo. En este espejo brilla la dichosa pobreza, la santa humildad y la inefable caridad, como puedes observar si, con la gracia de Dios, vas recorriendo sus diversas partes.

 Atiende al principio de este espejo, quiero decir a la pobreza de aquel que fue puesto en un pesebre y envuelto en pañales. ¡Oh admirable humildad, oh pasmosa pobreza! El Rey de los ángeles, el Señor del cielo y de la tierra es reclinado en un pesebre. En el medio del espejo considera la humildad, al menos la dichosa pobreza, los innumerables trabajos y penalidades que sufrió por la redención del género humano. Al final de este mismo espejo contempla la inefable caridad por la que quiso sufrir en la cruz y morir en ella con la clase de muerte más infamante. Este mismo espejo, clavado en la cruz, invitaba a los que pasaban a estas consideraciones, diciendo: ¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor! Respondamos nosotros, a sus clamores y gemidos, con una sola voz y un solo espíritu: Mi alma lo recuerda y se derrite de tristeza dentro de mi. De este modo, tu caridad arderá con una fuerza siempre renovada, oh reina del Rey celestial.

 Contemplando además sus inefables delicias, sus riquezas y honores perpetuos, y suspirando por el intenso deseo de tu corazón, proclamarás: «Arrástrame tras de ti, y correremos atraídos por el aroma de tus perfumes, esposo celestial. Correré sin desfallecer, hasta que me introduzcas en la sala del festín, hasta que tu mano izquierda esté bajo mi cabeza y tu diestra me abrace felizmente y me beses con los besos deliciosos de tu boca.»

Contemplando estas cosas, dígnate acordarte de ésta tu insignificante madre, y sabe que yo tengo tu agradable recuerdo grabado de modo imborrable en mi corazón, ya que te amo más que nadie.

EJERCICIOS ESPIRITUALES

 

[19] 19ª La diecinueve: al que estubiere embarazado en cosas públicas o negocios convenientes, quier letrado o ingenioso, tomando una hora y media para se exercitar, platicándole para qué es el hombre criado, se le puede dar asimismo por spacio de media hora el examen particular, y después el mismo general, y modo de confesar y tomar el sacramento, haciendo tres días cada mañana por spacio de una hora la meditación del 1º, 2º y 3º peccado, núm. [45]; después, otros tres días, a la misma hora la meditación del processo de los peccados, núm. [55]; después, por otros tres días, a la misma hora haga de las penas que corresponden a los peccados, núm. [65]; dándole en todas tres meditaciones las diez addiciones, núm. [73], llevando el mismo discurso por los misterios de Christo nuestro Señor, que adelante y a la larga en los mismos exercicios se declara.

REFLEXIÓN

[19] Se propone una distribución menos concentrada para personas ocupadas de cualquier tipo, que adquieran el compromiso de destinar un tiempo diario de una hora para cada ejercicio detallado en el libro de ejercicios espirituales. Quien dirige debe orientar en ciertos temas y actividades.

[20] 20ª La vigéssima: al que es más desembarazado y que en todo lo possible desea aprovechar, dénsele todos los exercicios spirituales por la misma orden que proceden; en los quales, por vía ordenada, tanto más se aprovechará, quanto más se apartare de todos amigos y conoscidos y de toda solicitud terrena; assí como mudándose de la casa donde moraba, y tomando otra casa o cámera, para habitar en ella quanto más secretamente pudiere; de manera que en su mano sea cada día a missa y a vísperas, sin temor que sus conoscidos le hagan impedimiento. Del qual apartamiento se siguen tres provechos principales, entre otros muchos: el primero es, que en apartarse hombre de muchos amigos y conoscidos y, asimismo, de muchos negocios no bien ordenados, por servir y alabar a Dios nuestro Señor, no poco meresce delante su divina majestad; el segundo, estando ansí apartado, no teniendo el entendimiento partido en muchas cosas, mas poniendo todo el cuydado en sola una, es a saber, en servir a su Criador, y aprovechar a su propia ánima, usa de sus potencias naturales más libremente, para buscar con diligencia lo que tanto desea; el 3, quanto más nuestra ánima se halla sola y apartada, se hace más apta para se acercar y llegar a su Criador y Señor; y quanto más así se allega, más se dispone para rescibir gracias y dones de la su divina y summa bondad.

REFLEXIÓN

[20La dedicación plena a los ejercicios implica estar libre de ocupaciones y en actitud de entrega generosa a lo que venga. Total disponibilidad. Estas personas deben aislarse, separarse o retirarse a un lugar donde sean respetados en su dinámica, sin interferencias, ni preocupaciones, ni temor a ser etiquetados por este apartamiento. Con ellos se sigue el orden tal cual está planteado por el Santo en sus ejercicios.

Si se diera esta decisión, según las condiciones de/la ejercitante, generará una serie de consecuencias espirituales, que redundarán en beneficio del resultado, tales como: el merecer ante Dios en el sentido de la disponibilidad, no en el sentido del dar para que me des. Igualmente ganará en libertad interior porque ha superado inicialmente la división de la mente por ocuparla en asuntos varios. Su psicología estará concentrada en una sola cosa. Y todo esto redunda en copiosa bendición por el acercamiento a Dios y en esto la experiencia propia del santo lo respalda.