miércoles, 26 de octubre de 2022

BEATO CARLO



 De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios
(Cap. 30, 3-4; 34, 2--35, 5: Funk 1, 99. 103-105)
 
SIGAMOS LA SENDA DE LA VERDAD

 

Revistámonos de concordia, manteniéndonos en la humildad y en la continencia, apartándonos de toda murmuración y de toda crítica y manifestando nuestra justicia más por medio de nuestras obras que con nuestras palabras. Porque está escrito: ¿Va a quedar sin respuesta tal palabrería?, ¿va a tener razón el charlatán?

Es necesario, por tanto, que estemos siempre dispuestos a obrar el bien, pues todo cuanto poseemos nos lo ha dado Dios. Él, en efecto, ya nos ha prevenido diciendo: Mirad, el Señor Dios llega con poder, y con él viene su salario y su recompensa lo precede y paga a cada hombre según sus acciones. De esta forma, pues, nos exhorta a nosotros, que creemos en él con todo nuestro corazón, a que, sin pereza ni desidia, nos entreguemos al ejercicio de las buenas obras. Nuestra gloria y nuestra confianza estén siempre en él; vivamos siempre sumisos a su voluntad y pensemos en la multitud de ángeles que están en su presencia, siempre dispuestos a cumplir sus órdenes. Dice, en efecto, la Escritura: Miles de millares le servían, miríadas de miríadas estaban en pie delante de él y gritaban, diciendo: «¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos, llena está la tierra de su gloria!»

 Nosotros, pues, también con un solo corazón y con una sola voz, elevemos el canto de nuestra común fidelidad, aclamando sin cesar al Señor, a fin de tener también nuestra parte en sus grandes y maravillosas promesas. Porque él ha dicho: Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que lo aman.

 ¡Qué grandes y maravillosos son, amados hermanos, los dones de Dios! La vida en la inmortalidad, el esplendor en la justicia, la verdad en la libertad, la fe en la confianza, la templanza en la santidad; y todos estos dones son los que están ya desde ahora al alcance de nuestro conocimiento. ¿Y cuáles serán, pues, los bienes que están preparados para los que lo aman? Solamente los conoce el Artífice supremo, el Padre de los siglos; sólo él sabe su número y su belleza.

 Nosotros, pues, si deseamos alcanzar estos dones procuremos, con todo ahínco, ser contados entre aquellos que esperan su llegada. ¿Y cómo podremos lograrlo, amados hermanos? Uniendo a Dios nuestra alma con toda nuestra fe, buscando siempre con diligencia lo que es grato y acepto a sus ojos, realizando lo que está de acuerdo con su santa voluntad, siguiendo la senda de la verdad y rechazando de nuestra vida toda injusticia.


martes, 25 de octubre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Martes 30 de tiempo ordinario

Año Par

Efesios 5, 21-33



REFLEXIÓN

Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia

Un enigma o cuestión desafiante de toda lógica se considera un misterio.

En el texto Paulino quizá tiene relación con un término en boga en algunas religiones paganas, llamadas misterios, las cuales cifraban su atractivo en lo oculto abierto sólo a los iniciados.

En la Palabra si existe uno es de orden salvífico y se destina a todos. No hay en la Palabra un misterio en el sentido de algo que no deba saberse, sino al contrario. Todo misterio está para revelarse por designio del Señor.

Así en está sociedad de la información que somos ahora, la información salvífica es para democratizarse, y debe estar disponible a todos y todas.

El misterio en concreto que nos revela la Palabra es la unión entre Jesús glorificado y su comunidad de fe.

Esa unión es más fuerte que la más fuerte del género humano, como es la del hombre y la mujer en una sola carne.

Esa unión de carne que es capaz de romper todo lazo de dependencia previo, es un signo de la unión indisoluble entre Jesús y su comunidad creyente.

Una realidad que debe afectar no sólo la conciencia individual sino también la colectiva.

No podemos sin embargo negar que vivimos en una época de crisis en la que la diversidad de género obliga a una revisión del signo de unión que nos muestra la Palabra.

Salmo responsorial: 127



REFLEXIÓN

Dichoso el que teme al Señor / y sigue sus caminos

Se trata de una dicha que hemos de ventilar en nuestras realidades históricas, para que sea creíble.

Una persona de fe buscará discernir los caminos del Señor en medio de las realidades no tradicionales también, como serían las que brotan por ejemplo de la diversidad de género.

Porque quizá nos encontramos según esto ante una sensibilidad de conciencia que debemos entender antes de condenar y con la que debemos dialogar para dar testimonio del reino.

Y si nuestra fe nos ubica en una apertura salvífica al mundo y sus cambios también estamos siguiendo los caminos del Señor que un Espíritu libre y creativo.

Lucas 13,18-21



REFLEXIÓN

Jesús decía: "A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé?

Una realidad enigmática como el reino de Dios, era frecuentemente abierto, revelado y compartido por Jesús a través de sus comparaciones.

No era un líder que mantenía su poder fundamentado en secretos, sino más bien en la apertura de todo misterio.

Su función reveladora es un esfuerzo al máximo de transparentar el Padre, el Absoluto Radical, para beneficio de todos y todas.

Se trata de la oferta de comunicación de un bien, más seria, profunda y amorosa que haya emprendido ser creado alguno, en el espacio y en el tiempo, aun cuando en su proceso de despliegue no parezca siempre a todas luces haber logrado su empeño.

Tal oferta de comunicación de código abierto se planta ante los demás como un modelo que contrasta con la deficiente comunicación entre nosotros, cargada por demás de intereses mezquinos, egoísmo, venganza y malquerencia.

un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas."

Un grano como la primicias donadas del Espíritu que va creciendo con nuestra cooperación y que incluye la creación: un conjunto cuyo contenido lo constituye un Jesús místico pero real, luminoso pero profundo.

parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta

Nadie pensaría que desde esa pequeñez se derivaría tamaña construcción.

El reino es la maravilla de Dios que se expresa lo pequeño que crece y transforma.

Ese es el misterio o enigma: el accionar del Señor que salva, libera, transforma desde lo pequeño.

La revelación de la Palabra es sobre el valor inconmensurable de lo pequeño en el designio del Señor.

Una muestra del peso del prestigio y gloria del Señor ostensible para quien crea desde la pequeñez.

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