lunes, 20 de febrero de 2023

BEATO CARLO

 

San Gregorio de Nisa Homilías sobre el libro del Eclesiastés 5

Si el alma eleva sus ojos a su cabeza, que es Cristo, según la interpretación de Pablo, habrá que considerarla dichosa por la penetrante mirada de sus ojos, ya que los tiene puestos allí donde no existen las tinieblas del mal. El gran Pablo y todos los que tuvieron una grandeza semejante a la suya tenían los ojos fijos en su cabeza, así como todos los que viven, se mueven y existen en Cristo. Pues, así como es imposible que el que está en la luz vea tinieblas, así también lo es que el que tiene los ojos puestos en Cristo los fije en cualquier cosa vana. Por tanto, el que tiene los ojos puestos en la cabeza, y por cabeza entendemos aquí al que es principio de todo, los tiene puestos en toda virtud (ya que Cristo es la virtud perfecta y totalmente absoluta), en la verdad, en la justicia, en la incorruptibilidad, en todo bien.

REFLEXIÓN

Fijar los ojos en nuestro tiempo, equivaldría a optar de raíz por alguien o algo, que lo merezca, para que genere fuerza, que desde dentro haga creíble las transformaciones que produzca. Una fuerza multiforme, que se esparce en los diferentes campos en los que se desarrollan las existencias todas: personas y universo.

Porque el sabio tiene sus ojos puestos en la cabeza, mas el necio camina en tinieblas. El que no pone su lámpara sobre el candelero, sino que la pone bajo el lecho, hace que la luz sea para él tinieblas. Por el contrario, cuantos hay que viven entregados a la lucha por las cosas de arriba y a la contemplación de las cosas verdaderas, y son tenidos por ciegos e inútiles, como es el caso de Pablo, que se gloriaba de ser necio por Cristo. Porque su prudencia y sabiduría no consistía en las cosas que retienen nuestra atención aquí abajo. Por esto dice: Nosotros, unos necios por Cristo, que es lo mismo que decir: «Nosotros somos ciegos con relación a la vida de este mundo, porque miramos hacia arriba y tenemos los ojos puestos en la cabeza». Por esto vivía privado de hogar y de mesa, pobre, errante, desnudo, padeciendo hambre y sed. ¿Quién no lo hubiera juzgado digno de lástima, viéndolo encarcelado, sufriendo la ignominia de los azotes, viéndolo entre las olas del mar al ser la nave desmantelada, viendo cómo era llevado de aquí para allá entre cadenas?

REFLEXIÓN

Así la etiqueta que se adhiere a los que sufren la vanidad es la de perdedores, confrontados con las realizaciones de éxito en lujo, lujuria y poder. Incluso los de votos, supuestos perdedores de oficio, se demarcan de lo ofrecido, arrastrados por la presión del mundo, vergonzantes de su sayal.

Pero, aunque tal fue su vida entre los hombres, él nunca dejó de tener los ojos puestos en la cabeza, según aquellas palabras suyas: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Que es como si dijese: «¿Quién apartará mis ojos de la cabeza y hará que los ponga en las cosas que son despreciables?» A nosotros nos manda hacer lo mismo, cuando nos exhorta a aspirar a los bienes de arriba, lo que equivale a decir «tener los ojos puestos en la cabeza».

REFLEXIÓN

En principio y desde la cabeza, está asegurada la virtud, pero los riesgos y pérdidas de la vanidad nos pueden hacer flaquear y gemir por el consuelo del éxito. La tardanza de lo último es tenaz.

domingo, 19 de febrero de 2023

PALABRA COMENTADA

 

domingo 7 de tiempo ordinario

Levítico 19,1-2.17-18

1. IHVH-Adonai le habla a Moshé para decirle:

2. “Habla a toda la comunidad de Benei Israel, diles:

Serás consagrado. Sí, estoy consagrado, yo, IHVH-Adonai, vuestros Elohim.

17. No odiarás a tu hermano en tu corazón.

Amonestar, amonestar a tu conciudadano,

y no lo culparás.

18. No te vengarás,

no tendrás venganza contra los hijos de tu pueblo.

Ama a tu compañero como a ti mismo. Yo, IHVH-Adonai.

19. Guardarás mis reglas.

Tus animales, no los harás copular, heterogéneos.

Tu campo, no lo sembrarás heterogéneo.



REFLEXIÓN

No odiarás de corazón a tú hermano

amarás a tu prójimo como a ti mismo

Odio y amor son gemelos que previenen sobre la aparición indistinta de uno u otro, según las circunstancias.

Desde la Palabra en el primer testamento se nos orienta en el sentido de la decisión profunda, la que sale del corazón, tanto para el odio como para el amor.

Jesús de Nazareth no hace más que re-inventar esa Palabra en sí mismo, poniéndola en una acción insuperable, como si se tratara de un juego de roles.

Porque nosotros más que teorías anhelamos para motivarnos, que alguien modele con sabiduría oportuna, cómo es la cosa, cómo se hace. Una expectativa que se expresa en el lema: mejor se predica con el ejemplo.

Es muy común hacer la distinción entre perdón y olvido. Se perdona la ofensa pero no se olvida el agravio.

No parece un perdón de corazón, si en el aire quedan reliquias de una ofensa, prestas a encender la venganza, o a sacarse el clavo.

Y en nuestra vida ordinaria y cotidiana de ciudad moderna, buscamos sacarnos el clavo a cada paso. Incluso cuando hacemos pagar a otros por irritaciones que producen las frustraciones a las que estamos expuestos.

Es decir, sanar el corazón para que no odie sino que ama como a sí mismo es un proyecto de vida, que genera muchas tareas y metas. Y sobre todo perseverancia.

Salmo responsorial: 102



REFLEXIÓN

no olvides sus beneficios

Más bien lo que no se debe olvidar es la bendición constante, permanente y copiosa de parte del Señor, empezando por el don de la vida.

Como un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por sus fieles

Pero ante todo por la bendición de haber ganado de gratis un Padre como Dios, que supera y cura las heridas de los padres históricos.

1Corintios 3,16-23

16. ¿No lo sabes? Tú eres el santuario de los Elohim,

y el soplo de los Elohim morará en vosotros.

17. Cualquiera que destruya el santuario de Elohims será destruido por Elohims.

Sí, el santuario de los Elohim es sagrado, y eres tú.

 

El sabio y el tonto

 

18. Que nadie se extravíe:

si alguno de vosotros se cree sabio en este siglo,

que se vuelva loco para volverse sabio.

19. Sí, la sabiduría de este universo es locura con los Elohim.

Sí, está escrito: "Él atrapa a los sabios en sus artimañas". »

20. Y otra vez: “IHVH-Adonai conoce las cavilaciones de los sabios,

y que son en vano. »

21. Así, que nadie ponga su orgullo en los hombres.

Sí, todo depende de ti:

22. Paulos, Apolos o Kepha,

el universo, la vida o la muerte, el presente o el futuro:

sí, todo depende de ti;

23. y vosotros al Mesías, y el Mesías a los Elohim.



REFLEXIÓN

ese templo sois vosotros

Y así el fiel cristiano queda consagrado como templo viviente, secularizando el sagrado templo de piedra, y disolviendo el aura mágica de las liturgias y rituales ceremoniales.

que se haga necio para llegar a ser sabio

Una reminiscencia de la máxima socrática del que solo sabe que no sabe nada.

Porque la sabiduría de la cruz, es un no saber de las pretensiones de cualquier sabiduría y ciencia, con sus dogmas recubiertos de método científico.

La sabiduría de la cruz en sí misma es una visión oscura, una luz alternativa, que se nutre del Espíritu que supera las propias evidencias y convicciones. 

nadie se gloríe en los hombres,

Y así el creyente de Jesús de Nazareth vive una soledad escatológica, siempre dispuesta a desmentir y deconstruir cualquier sabiduría contraria a la cruz.

Porque la cruz y la crucifixión con esperanza de la vida nueva, soportadas por el Espíritu de Jesús, nos sostiene en el itinerario de la transformación personal y comunitaria.

Mateo 5,38-48

38. Habéis oído decir: 'Ojo por ojo y diente por diente. ›

39. Pero yo os digo: no os opongáis al criminal.

Pero al que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra mejilla.

40. ¿Quién quiere juzgarte y quitarte la túnica,

déjale la capa también.

41. Quien te requiera por una milla, ve dos con él.

42. Da a quien te pida; no evites a nadie que quiera tomarte prestado.

43. Habéis oído que se ha dicho:

‹ Ama a tu compañero y odia a tu enemigo. ›

44. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, orad por vuestros perseguidores,

45. para llegar a ser hijos de vuestro padre celestial;

sí, él hace salir su sol sobre buenos y malhechores,

lluvia sobre justos e injustos.

46. ​​Sí, si amas a tus amigos, ¿qué salario obtendrás?

¿Ni siquiera los recaudadores de impuestos hacen lo mismo?

47 Si sólo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis sobreabundantes?

¿Ni siquiera los goîm hacen lo mismo?

48. Así que, sed honestos como vuestro padre celestial es honesto.



REFLEXIÓN

al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa

El seguidor de Jesús de Nazareth rehuye toda sombra de acumulación de bienes a costa de la precariedad del hermano.   

a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas

Ni esquiva socorrer la necesidad según se aproxime a ella con sus posibilidades

Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen

Y encuentra que el odio y el amor, como gemelos que se acompañan, se pueden transmutar, si se buscan las condiciones de posibilidad.

si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?

Los creyentes se consideran una fraternidad universal, no un club de élite privilegiada, que sólo mira por los suyos.

Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

No hay punto de comparación con la perfección del Padre celestial, pero es tan atrayente, y nos mueve tanto, que no podemos descansar en obtener siquiera un leve parecido con ella.

Cuando sentimos esa urgencia, es que el Espíritu Santo está de nuestro lado, inspirando seguir hacia la perfección sin desmayo.

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