jueves, 2 de marzo de 2023

BEATO CARLO



 De las Homilías de san Asterio de Amasea, obispo
(Homilía 13: PG 40, 355-358. 362)
 
IMITEMOS EL ESTILO DEL SEÑOR EN SU MANERA DE APACENTAR

 

Si queréis asemejaros a Dios, puesto que habéis sido hechos a su imagen, imitad su ejemplo. Vosotros, que sois cristianos, nombre que en sí mismo implica la bondad, imitad el amor de Cristo.

 Considerad las riquezas de su bondad, ya que, queriendo venir a los hombres haciéndose él mismo hombre, envió ante sí a Juan, como pregonero y ejemplo de penitencia, y, antes de Juan, a todos los profetas, los cuales exhortaban a los hombres a que se arrepintieran, a que volvieran a la vida, a que se enmendaran.

 Luego, al venir él en persona, clamaba con su propia voz: Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os daré descanso. ¿Y cómo acogió a los que hicieron caso de esta invitación? Les concedió sin dificultad el perdón de sus pecados, al momento los libró de todo aquello que los agobiaba: el Hijo los santificó, el Espíritu los confirmó, el hombre viejo fue sepultado en el agua bautismal y el hombre nuevo, regenerado, resplandeció por la gracia.

 ¿Qué se siguió de ahí? El que antes era enemigo se convirtió en amigo, el que era un extraño en hijo, el que era profano en sagrado y santo.

 Imitemos el estilo del Señor en su manera de apacentar; meditemos los evangelios y, viendo en ellos, como en un espejo, su ejemplo de diligencia y benignidad, aprenderemos a fondo estas virtudes.

 En ellos, en efecto, encontramos descrito, con un lenguaje parabólico y misterioso, a un hombre, pastor de cien ovejas, el cual, cuando una de las cien se separó del rebaño e iba errando descarriada, no se quedó con las demás que continuaban paciendo ordenadamente, sino que se marchó a buscar a la descarriada, atravesando valles y desfiladeros, subiendo montes altos y escarpados, pasando por desiertos, y así le fue siguiendo la pista con gran fatiga, hasta que la halló errante.

 Una vez hallada, no le dio de azotes, ni la hizo volver con prisas y a empujones al rebaño, sino que la cargó sobre sus hombros y, tratándola suavemente, la llevó al rebaño, con una alegría mayor por aquella sola que había encontrado que por la muchedumbre de las demás. Reflexionemos sobre el significado de este hecho, envuelto en la oscuridad de una semejanza. Esta oveja y este pastor no significan simplemente una oveja y un pastor cualquiera, sino algo más profundo.

 En estos ejemplos se esconde una enseñanza sagrada. En ellos se nos advierte que no tengamos nunca a nadie por perdido sin remedio y que, cuando alguien se halle en peligro, no seamos negligentes o remisos en prestarle ayuda, sino que a los que se han desviado de la recta conducta los volvamos al buen camino, nos alegremos de su vuelta y los agreguemos a la muchedumbre de los que viven recta y piadosamente.


miércoles, 1 de marzo de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 1 de Cuaresma

Jonás 3,1-10



REFLEXIÓN

Vino la palabra del Señor sobre Jonás

"¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!"

Uno es el origen, la autenticidad, la autoridad, la fuerza de la Palabra. Otro es el agente, la voz que se presta, el emisario, portavoz, o profeta que anuncia la misma.

Otro el contenido, el mensaje, el significado pertinente: aquí y ahora.

Esta conjunción de variables puede hacer todo el asunto muy complejo y demandar un prudente discernimiento.

Porque hoy, en la actualidad, se dan anuncios del fin del mundo que algunos atienden, y si suceden no se sabe, ni se nota, y más bien los agentes se desprestigian.

Quizás los significados de fin del mundo deban abrirse a otras denotaciones: fin del mundo físico o universo, fin de un orden conocido, fin de una hegemonía política, social o cultural.

En un sentido traslaticio se van dando en la historia varios fines del mundo: fin de la monarquía absoluta, fin de la esclavitud.

Pero serán fines en realidad o mutaciones? Una organización u orden puede finalizar tal y como está constituida, pero da paso a otra modalidad de poder, hasta peor. Así ha pasado con algunas revoluciones.

Pero la Palabra a través de su agente, cuando es auténtica, despierta una esperanza de cambio y concita una fe sólida, que afina la intuición, para un fin del mundo según el Espíritu.

que se convierta cada cual de su mala vida y de la violencia de sus manos;

quizá se arrepienta, se compadezca Dios, quizá cese el incendio de su ira, y no pereceremos

Porque no es magia, ni automatismo, ni se da por descontado que los gestos de conversión, son en realidad conversión auténtica. Incluso en ello debe intervenir su misericordia: en ablandar nuestro corazón.

Porque hoy como ayer para muchos, darle espacio al Señor en la consideración de los acontecimientos es una señal de fe débil, e interesada y hasta mágica.

Porque se sostiene una imagen de Dios que lo mantiene distante. Amoroso pero distante. No involucrado ni interviniente.

Hay una mala y defectuosa reflexión del Misterio y Trascendencia del Señor.

Porque quien parece distante también es cercano. Quien es misericordioso, también es exigente.

Jesús plasma con cercanía y proximidad únicas, este misterio del Padre.

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños

Con el terremoto, maremoto y continuas réplicas en Japón, una de sus centrales nucleares ha estado en crisis. Tanto, que alguien ha denominado “apocalipsis” a esta crisis que puede ser de grandes proporciones.

Hay otras calamidades en otros lugares, y muchos ven la mano del ser humano detrás de ellas, en una u otra forma, por irresponsabilidad, ambición, codicia, injusticia.

Qué decimos los creyentes? O los que así nos consideramos? Somos creyentes para asumir estas realidades como señales para una conversión? Estamos a tiempo para ello? Será que la conversión deba ir más allá de la exclusiva actitud individual? Hacia una mayor equidad en las riquezas de los pueblos y sociedades?

vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

Más que la Palabra en oráculo del profeta, este texto y libro es una narración o ficción de sabiduría sobre un tipo de profeta que no entiende el Misterio del Dios de Israel y termina aprendiéndolo.

Así es nuestra fe con esperanza, esperanza contra expectativa, que va domando nuestra rebeldía ante el Misterio del Padre, presente en nuestra historia, hasta que lo aprendemos a lidiar, soportar, tolerar y por fin amar.

En la narración de Jonás, que ubica su predicción en Nínive capital del Imperio Asirio, en su momento de poder imperial, hasta el rey termina convirtiéndose al Dios de Israel.

No hay trazas históricas de una tal conversión colectiva. Se trata de un sueño, de un deseo.

Pero es revolucionario para los tiempos en que Israel hace su reflexión sapiencial, dos o tres siglos antes de Cristo.

Porque habla del perdón infatigable de Dios, quien siempre apuesta por él y que éste alcanza también a los no israelitas, a los paganos, contra toda la opinión pública que condena a los gentiles impuros.

Jesús muestra en los evangelios ser sensible a estas proclividades del perdón y la apertura, porque las enfatiza en su predicación.

Puede ser que la conversión no dure gran cosa. Pero se hace con buena voluntad y deseo sincero.

La debilidad dará al traste muchas veces los mejores deseos. Sin embargo lo que debe permanecer en pie es su misericordia eterna y nuestra fe en su asistencia permanente.

Salmo responsorial: 50



REFLEXIÓN

Misericordia, Dios mío, por tu bondad

renuévame por dentro con espíritu firme;

La firmeza que requerimos para avanzar, siquiera un milímetro en la dirección pertinente.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no lo desprecias

En nuestro mundo se dan contrastes.

Unos que se sostienen en una opinión que condena a individuos y grupos, cuyas acciones son condenables y punibles.

Otros que lavan su imagen hasta el extremo de no admitir sus culpas, para no verse humillados y dar así la razón a sus oponentes.

Hay miedo a perdonar y a pedir perdón en casos concretos. Quizá en teoría pensemos que no es así.

Porque al hacerlo perdemos imagen, que en nuestro ethos epocal es más importante que la identidad.

Un fe sólida se construye sobre la muerte permanente de la propia iniquidad e injusticia. Sin ello no es posible un cambio verdadero.

Por el llanto y el arrepentimiento. Pero también porque preferimos otro enfoque, otra visión, otra lógica, otro Logos: Jesús, su crucifixión, muerte y resurrección.

Lucas 11,29-32



REFLEXIÓN

la gente se apiñaba alrededor de Jesús

En los evangelios se dan detalles descriptivos incidentales, que revelan en su brevedad, mucho sobre Jesús y su impacto en las personas.

A Jesús se lo comían vivo. Se esperaba mucho de él. Las gentes adherían a su persona, en su permanente necesidad de todo: enseñanza, pan, afecto, sanación.

Ha pasado esta vigencia de Jesús, ha expirado? Lo que nos entrega la comunidad de creyentes a través del tiempo no corresponde más a la descripción que ahora leemos? Aún es tiempo y es oportuno rodearlo con nuestros anhelos y sueños, y necesidades? Será entonces por eso menos valiosa y auténtica nuestra fe en él?

Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás

Mucho se le demandaba a Jesús de Nazaret con el apiñamiento alrededor suyo. Quizás hasta se oye con gusto, a pesar de no pretender cambiar en nada.

Sólo los que entran en el misterio pascual de Jesús: muerte y resurrección, logran entender y sumarse al verdadero cambio.

Sin embargo hay un caveat, cuidado. No toda adhesión es de buena ley, puede pervertirse, si echa fuera de sí la consideración de la crucifixión, muerte y resurrección del Señor Jesús.

En el Señor se da mucho más que el pan y el bienestar de este mundo. Su propuesta es una vida integral, trascendente, completa. Un morir, entregar una vida, para vivir otra mejor.

ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás

Nuestra dureza de corazón para convertirnos con la buena nueva del reino es demencial, cuasi patológica. Causa el asombro del mismo Jesús.

La resurrección de Jesús puede llegar a ser, cuando es creída, el sentido de la existencia humana y la entrada en el Misterio del Padre.

Apiñarse junto a Jesús y no cambiar de vida es un contrasentido, una perversión. Y no prevalecerá.

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