Jeremías
17,5-10
REFLEXIÓN
Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando
su corazón del Señor.
Una experiencia amarga,
que debe hacerse antes que después en la vida, es la que se configura en la
decepción específica de un ser humano sobre otro.
Se trata de una piedra
para construir, no necesariamente de un derrumbe, aunque se siente como tal.
Cuando la carne débil es
glorificada como un dios, produce un efecto subyugador que enamora y aliena.
Despertar y mantener la lucidez frente a este deslumbramiento es una tarea
tenaz, de mucha convicción.
En esa tarea
contamos con el Espíritu que nos ilumina y despierta de la muerte, en la que
nos vamos introduciendo.
La carne espiritual, como condensación de humanidad, del modo
humano de ser y proceder, tiende a aliarse con la carne débil, esperando
superar su congénita debilidad y volatilidad.
El anhelo de no ser debilidad y vulnerabilidad, la lleva a
odiar su estirpe o apegarse desordenadamente.
La ascesis desencarnada, el odio fratricida, la lujuria y el
erotismo pervertidos son géneros de ensayos de solución.
Pero para unos en poco tiempo, para otros hasta entrada la
vejez, cuando la carne se amustia, una experiencia va precipitando su esencia
hasta volverla una frustrada convicción: la carne no salva al anhelo profundo
de supervivencia, al gemido de ser más, inscrito en sus tuétanos.
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un
árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando
llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se
inquieta, no deja de dar fruto
Cuando el corazón se
preserva con la Palabra es posible esquivar esa fascinación y mantener
distancia prudencial de cualquier adoración de la carne.
Se da una lucha
que puede ser muy larga y durar toda la vida. Una crucifixión de la carne para
que resplandezca finalmente con la vida que no se corrompe.
Desengañados de nosotros mismos, y anhelantes de solidez,
arribamos como olas en la arena, a la fe en el Señor.
Nuestra ventaja es que Él lo sabe y su aceptación está
ofrecida por su misericordia.
en año d e sequía no se inquieta, no deja de
dar fruto
Los apegados al Señor son señales para tiempos de crisis,
porque su lozanía y frescura anima a otros a seguir esperando, a confiar, a
hacer la experiencia de confianza en el Señor, y así sentir la vida en la
muerte.
Nada más falso y enfermo que el corazón:
¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas,
para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones
Parece concurrir con el diagnóstico del emotivismo en nuestro
tiempo.
Hay que profundizar más en la facultad que más estabilidad da
al hombre: la razón.
Sin embargo hay que aceptar que también ella se enferma y
contradice gravemente los intereses del corazón.
Ver con los ojos del corazón parece desde la literatura
antigua una sabiduría popular que es sinónimo de acierto.
Pero parece que la palabra del Señor pone en cuestión esta
sabiduría. Podríamos decir que en forma radical, no hay nada que no esté enfermo
en el ser humano, hombre o mujer.
Se trata de una profecía
sabia, que más que denunciar, alienta y persuade a un cambio de carril.
Entender la veleidad del corazón y cuán enfermo puede ser persuade al desapego.
Por sus apegos y desapegos ciegos, miopes, estrábicos,
astigmáticos, deformantes.
Nos hace caer una y otra vez. Es lábil al engaño del
seductor. Es contradictorio e incongruente en sus filias y fobias.
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las
entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones
Es nuestra última esperanza: alguien que nos ame tanto, más
allá de nosotros mismos, que salve lo salvable porque sabe mirar nuestra
hondura.
Salmo responsorial: 1
REFLEXIÓN
ni se sienta en la
reunión de los cínicos(luts:desdeñoso,
menospreciador)
La dificultad del momento, en la
producción de una sinergia de comunicación que unifique la buena voluntad de
hombres y mujeres, se encuentra en el lenguaje cínico, que puede o no, estar
vinculado con el desdén de los valores tradicionales e institucionales.
Se trata de una secuela
masificada y ya entrevista por algunos pensadores del ocaso del idealismo y del
auge del materialismo.
Pero así como hay quienes
pervirtieron el idealismo, por encubrir sus crímenes con la predicación de
valores venerables, también encontramos materialistas, que recusan la
transformación espiritual de la materia, para anclarse en el mero consumo
placentero.
No hay posibilidad de sanar las
patologías sino mediante una terapia curativa o preventiva. Sólo el
discernimiento evangélico de la Palabra nos puede ayudar a amar con el corazón
y la razón, esquivando sus desvíos y abismos.
sino que su gozo es la ley del Señor
Cuando entendemos ley
como Palabra venida del Señor para nuestra vida verdadera, entonces salimos de
la equivocidad de la norma que no da vida, sino que se la prestan.
da fruto en su sazón
Madurado con la brisa y
el calor del sol del Espíritu que tiene su propio tiempo.
y cuanto emprende tiene buen fin
Lo cual no significa
automáticamente que tenga éxito. Tener buen fin, como nos enseña Ignacio en las
reglas de discernimiento, es iniciar, proseguir y terminar todo bien.
Se trata de un proceso
que hay que vigilar para que no sufra desviaciones.
Lucas 16,19-31
REFLEXIÓN
con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico
Se trata de un cuadro de
miseria sobrecogedor como el de nuestros miserables en las ciudades de nuestro
entorno.
Da una medida de tiempo
próspero para algunos, que es gastada en la opulencia ofensiva contra la
necesidad de otros.
Y un tiempo triste del
sufrimiento por hambre, y una situación depresiva de miseria.
Estos tiempos, para
nosotros eternos e insufribles, tienen límite.
Las situaciones en sus
predios son reversibles, y hasta por revolución o cambio sociopolítico, se
puede dar la vuelta en contrario.
Hoy quizás por los medios
de comunicación somos más conocedores de los tumultos de cambio que se están
dando en el planeta.
Se siente una impaciencia
en progresión de avanzada: un hambre de cambio, resarcimiento, equidad y hasta
desquite.
La impaciencia toma
caracteres anárquicos que nos parecen abusivos, pero que deben ser ubicados en
un contexto más amplio para entenderlos.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de
Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron.
La pastoral de la
liberación, que dio pie a la teología del mismo nombre, reinterpretó los
tiempos para el cambio.
Se rebeló contra la
anterior orientación que sostenía se debía pacientemente esperar y resignarse,
para que en la eternidad se diera el cambio.
Fue una buena señal de
los tiempos por parte del Espíritu del Señor. Nos despertó del conformismo,
hasta de la crueldad e indolencia, con la que mirábamos el sufrimiento de
colectividades, por hambre y violencia.
Esta tendencia oscureció y opacó
algo que no ha sido retirado del anuncio de la Palabra y tiene significación
aún: sí hay eternidad que signifique reversión definitiva de la injusticia y la
iniquidad. Las luchas y logros temporales. no son la justicia eterna, por más
que la anticipen y anuncien.
entre nosotros y
vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran,
desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros
La distancia entre ricos y
pobres, ocupa un lugar relevante en el evangelio de Jesús de Nazareth. No se
reconcilian ni después de la muerte, según la parábola.
De aquí podemos sacar teorías
sobre luchas de clases y revolución social, como auspiciadas por el mismo
mensaje de Jesús.
"Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."
Seguimos bajo este ámbito,
porque la carne aun en procura de equidad es débil y el corazón humano, que
alberga sentimientos de justicia, es volátil.
Si no escuchan a
Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto
Pero hay otro método, el evangélico: escuchar la Palabra,
para hacer caso de la resurrección de Jesús de Nazareth, cuyo camino no es el
odio de clases, ni el caos social, aunque su mensaje no oculte la distancia
infranqueable entre ricos y pobres.
Sería Lázaro resucitado una ocasión para que algunos
escucharan? Y Jesús resucitado lo ha sido?
No obstante poseer la convicción del Señor Jesús resucitado,
y dar testimonio de ello, la comunidad en torno a Jesús vivo por el Espíritu,
no dejó de seguir escuchando la ley y los profetas, con clave de Jesús.
Se pensará erróneamente, entonces, que Jesús, como muerto
resucitado, cae bajo su propia sentencia sobre los que no escuchan, vean lo que
vean y oigan lo que oigan.
Lo cual
sería desconocer la profundidad de la transformación humana que significó Jesús
resucitado.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1633798052954660865?s=20