viernes, 10 de marzo de 2023

DOCTORES DE LA IGLESIA


        ANTONIA sALZANO TESTIGO DE SU HIJO APRENDE DE EL Y LO COMPARTE

 Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4, 16, 2.5: SC 100, 564-572)
 
LA ALIANZA DEL SEÑOR

 

Moisés, en el Deuteronomio, dice al pueblo: El Señor, nuestro Dios, hizo alianza con nosotros en el Horeb; no hizo esa alianza con nuestros padres, sino con nosotros. ¿Por qué no hizo la alianza con los padres? Porque la ley no fue instituida para los justos; los padres, en efecto, eran justos y tenían escrito en su interior el contenido del decálogo, amando a Dios, su Creador, y absteniéndose de toda injusticia contra el prójimo; por esto no necesitaron la conminación de una ley escrita, ya que llevaban en su corazón los mandatos de la ley.

 Pero al caer en olvido y extinguirse la justicia y el amor de Dios, durante la permanencia en Egipto, fue necesario que Dios, por su gran benevolencia hacia los hombres, se manifestara a sí mismo de palabra.

 Con su poder sacó al pueblo de Egipto, para que el hombre volviera a ser discípulo y seguidor de Dios; y lo atemorizó con su palabra, para que no despreciara a su Hacedor.

 Lo alimentó con el maná, alimento espiritual, como dice también Moisés en el Deuteronomio: Te alimentó con el maná, que no conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo se vive de pan, sino de cuanto sale de la boca de Dios.

 Además, le ordenó el amor de Dios y la justicia para con el prójimo, para que no fuese injusto ni indigno de Dios, disponiendo así al hombre, por medio del decálogo, para su amistad y la concordia con el prójimo; todo ello en provecho del hombre, ya que Dios ninguna necesidad tiene del hombre.

 Todo esto contribuía a la gloria del hombre, otorgándole la amistad con Dios, de la que estaba privado, sin que nada añadiera a Dios, ya que él no necesita del amor del hombre.

 El hombre, en cambio, se hallaba privado de la gloria de Dios, que sólo podía obtener por la sumisión a él. Por esto Moisés decía también al pueblo: Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra.

 Y, queriendo disponer al hombre para esta vida, el Señor promulgó por sí mismo el decálogo, para todos sin distinción; y, con su venida en carne, este decálogo no fue abolido, sino que sigue en vigor, completado y aumentado. En cambio, no promulgó por sí mismo al pueblo los preceptos que implican servidumbre, sino que los promulgó por boca de Moisés, como afirma el mismo Moisés: En aquella ocasión el Señor me mandó que os enseñara, mandatos y decretos.

 Aquellos preceptos, pues, que implicaban servidumbre y tenían el carácter de signo fueron eliminados por el nuevo Testamento de libertad; en cambio, los que eran de ley natural, liberadores y comunes a todo hombre, los completó y perfeccionó, dando a los hombres, con suma liberalidad y largueza, el conocimiento de Dios como Padre adoptivo, para que lo amasen de todo corazón y siguieran al que es su Palabra sin desviarse.


jueves, 9 de marzo de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 2 de Cuaresma

Jeremías 17,5-10



REFLEXIÓN

Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor.

Una experiencia amarga, que debe hacerse antes que después en la vida, es la que se configura en la decepción específica de un ser humano sobre otro.

Se trata de una piedra para construir, no necesariamente de un derrumbe, aunque se siente como tal.

Cuando la carne débil es glorificada como un dios, produce un efecto subyugador que enamora y aliena. Despertar y mantener la lucidez frente a este deslumbramiento es una tarea tenaz, de mucha convicción.

En esa tarea contamos con el Espíritu que nos ilumina y despierta de la muerte, en la que nos vamos introduciendo.

La carne espiritual, como condensación de humanidad, del modo humano de ser y proceder, tiende a aliarse con la carne débil, esperando superar su congénita debilidad y volatilidad.

El anhelo de no ser debilidad y vulnerabilidad, la lleva a odiar su estirpe o apegarse desordenadamente.

La ascesis desencarnada, el odio fratricida, la lujuria y el erotismo pervertidos son géneros de ensayos de solución.

Pero para unos en poco tiempo, para otros hasta entrada la vejez, cuando la carne se amustia, una experiencia va precipitando su esencia hasta volverla una frustrada convicción: la carne no salva al anhelo profundo de supervivencia, al gemido de ser más, inscrito en sus tuétanos.

Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto

Cuando el corazón se preserva con la Palabra es posible esquivar esa fascinación y mantener distancia prudencial de cualquier adoración de la carne.

Se da una lucha que puede ser muy larga y durar toda la vida. Una crucifixión de la carne para que resplandezca finalmente con la vida que no se corrompe.

Desengañados de nosotros mismos, y anhelantes de solidez, arribamos como olas en la arena, a la fe en el Señor.

Nuestra ventaja es que Él lo sabe y su aceptación está ofrecida por su misericordia.

en año d e sequía no se inquieta, no deja de dar fruto

Los apegados al Señor son señales para tiempos de crisis, porque su lozanía y frescura anima a otros a seguir esperando, a confiar, a hacer la experiencia de confianza en el Señor, y así sentir la vida en la muerte.

Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones

Parece concurrir con el diagnóstico del emotivismo en nuestro tiempo.

Hay que profundizar más en la facultad que más estabilidad da al hombre: la razón.

Sin embargo hay que aceptar que también ella se enferma y contradice gravemente los intereses del corazón.

Ver con los ojos del corazón parece desde la literatura antigua una sabiduría popular que es sinónimo de acierto.

Pero parece que la palabra del Señor pone en cuestión esta sabiduría. Podríamos decir que en forma radical, no hay nada que no esté enfermo en el ser humano, hombre o mujer.

Se trata de una profecía sabia, que más que denunciar, alienta y persuade a un cambio de carril. Entender la veleidad del corazón y cuán enfermo puede ser persuade al desapego.

Por sus apegos y desapegos ciegos, miopes, estrábicos, astigmáticos, deformantes.

Nos hace caer una y otra vez. Es lábil al engaño del seductor. Es contradictorio e incongruente en sus filias y fobias.

Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones

Es nuestra última esperanza: alguien que nos ame tanto, más allá de nosotros mismos, que salve lo salvable porque sabe mirar nuestra hondura.

Salmo responsorial: 1



REFLEXIÓN

ni se sienta en la reunión de los cínicos(luts:desdeñoso, menospreciador)

La dificultad del momento, en la producción de una sinergia de comunicación que unifique la buena voluntad de hombres y mujeres, se encuentra en el lenguaje cínico, que puede o no, estar vinculado con el desdén de los valores tradicionales e institucionales.

Se trata de una secuela masificada y ya entrevista por algunos pensadores del ocaso del idealismo y del auge del materialismo.

Pero así como hay quienes pervirtieron el idealismo, por encubrir sus crímenes con la predicación de valores venerables, también encontramos materialistas, que recusan la transformación espiritual de la materia, para anclarse en el mero consumo placentero.

No hay posibilidad de sanar las patologías sino mediante una terapia curativa o preventiva. Sólo el discernimiento evangélico de la Palabra nos puede ayudar a amar con el corazón y la razón, esquivando sus desvíos y abismos.

sino que su gozo es la ley del Señor

Cuando entendemos ley como Palabra venida del Señor para nuestra vida verdadera, entonces salimos de la equivocidad de la norma que no da vida, sino que se la prestan.

da fruto en su sazón

Madurado con la brisa y el calor del sol del Espíritu que tiene su propio tiempo.

y cuanto emprende tiene buen fin

Lo cual no significa automáticamente que tenga éxito. Tener buen fin, como nos enseña Ignacio en las reglas de discernimiento, es iniciar, proseguir y terminar todo bien.

Se trata de un proceso que hay que vigilar para que no sufra desviaciones.

Lucas 16,19-31



REFLEXIÓN

con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico

Se trata de un cuadro de miseria sobrecogedor como el de nuestros miserables en las ciudades de nuestro entorno.

Da una medida de tiempo próspero para algunos, que es gastada en la opulencia ofensiva contra la necesidad de otros.

Y un tiempo triste del sufrimiento por hambre, y una situación depresiva de miseria.

Estos tiempos, para nosotros eternos e insufribles, tienen límite.

Las situaciones en sus predios son reversibles, y hasta por revolución o cambio sociopolítico, se puede dar la vuelta en contrario.

Hoy quizás por los medios de comunicación somos más conocedores de los tumultos de cambio que se están dando en el planeta.

Se siente una impaciencia en progresión de avanzada: un hambre de cambio, resarcimiento, equidad y hasta desquite.

La impaciencia toma caracteres anárquicos que nos parecen abusivos, pero que deben ser ubicados en un contexto más amplio para entenderlos.

Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron.

La pastoral de la liberación, que dio pie a la teología del mismo nombre, reinterpretó los tiempos para el cambio.

Se rebeló contra la anterior orientación que sostenía se debía pacientemente esperar y resignarse, para que en la eternidad se diera el cambio.

Fue una buena señal de los tiempos por parte del Espíritu del Señor. Nos despertó del conformismo, hasta de la crueldad e indolencia, con la que mirábamos el sufrimiento de colectividades, por hambre y violencia.

Esta tendencia oscureció y opacó algo que no ha sido retirado del anuncio de la Palabra y tiene significación aún: sí hay eternidad que signifique reversión definitiva de la injusticia y la iniquidad. Las luchas y logros temporales. no son la justicia eterna, por más que la anticipen y anuncien.

entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros

La distancia entre ricos y pobres, ocupa un lugar relevante en el evangelio de Jesús de Nazareth. No se reconcilian ni después de la muerte, según la parábola.

De aquí podemos sacar teorías sobre luchas de clases y revolución social, como auspiciadas por el mismo mensaje de Jesús.

"Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."

Seguimos bajo este ámbito, porque la carne aun en procura de equidad es débil y el corazón humano, que alberga sentimientos de justicia, es volátil.

Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto

Pero hay otro método, el evangélico: escuchar la Palabra, para hacer caso de la resurrección de Jesús de Nazareth, cuyo camino no es el odio de clases, ni el caos social, aunque su mensaje no oculte la distancia infranqueable entre ricos y pobres.

Sería Lázaro resucitado una ocasión para que algunos escucharan? Y Jesús resucitado lo ha sido?

No obstante poseer la convicción del Señor Jesús resucitado, y dar testimonio de ello, la comunidad en torno a Jesús vivo por el Espíritu, no dejó de seguir escuchando la ley y los profetas, con clave de Jesús.

Se pensará erróneamente, entonces, que Jesús, como muerto resucitado, cae bajo su propia sentencia sobre los que no escuchan, vean lo que vean y oigan lo que oigan.

Lo cual sería desconocer la profundidad de la transformación humana que significó Jesús resucitado.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1633798052954660865?s=20