San José(19 de marzo)
2Samuel 7,4-5a.12-14a.16
REFLEXIÓN
"Ve y dile a mi siervo David:
Según
la biblia “Dios Habla Hoy”, antes
de este pasaje el Señor se manifestaba
a través de instrumentos para
descifrar el futuro como el efod,
tumim y urim
Ahora a través del profeta Natán,
tal como se había hecho anteriormente
por medio de otros profetas.
Los medios utilizados por los sacerdotes
de los santuarios son dejados de lado.
La
voz del Señor es libre y se presenta
sin consultar previamente ni pedir permiso.
Muestra una iniciativa autónoma que
se expresa en diversos medios.
Al
creyente se se le pide una disponibilidad
para la escucha, no sólo en cuanto a
la docilidad del corazón sino también
en cuanto a la apertura a los
medios que elija el Señor para comunicarse.
Es algo que atrae la atención: cómo
el Señor se comunica con los protagonistas
de una historia, en este caso David.
Usa a otros que se convierten en su voz.
Sin embargo el protagonista queda
a merced del mensajero, para entender el dicho del Señor.
Es
un orden de cosas que debe tener
algún sentido. Quizás porque no hay
peor juez que el que tiene parte,
intereses que cuidar y no es enteramente
objetivo, incluso para ir contra sus
intereses.
afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus
entrañas, y consolidaré su realeza.
Puede
considerarse también un texto
político además de teológico, en la
medida que una casa reinante, la de
David, se muestra consolidada según Dios, como su voluntad. Dicho
de otro modo: para el creyente la
dinastía davídica es lo mejor que le
pudo pasar como bendición a Israel.
Nosotros tendemos a tomar esta bendición
como eterna. Pero andando el tiempo esta consolidación fracasará,
y se dividirá en dos reinos.
Para los que sustentan la bendición en la
casa real de David y sus descendientes, Judá es la continuación y no Israel, reino del Norte. Sin embargo en su existencia más inestable este reino del Norte también tuvo voz de Dios en los profetas
que le fueron enviados.
Pero
para el Israel-Judá, que resta
después de la prueba del destierro,
la dinastía de la bendición seguirá
siendo la de David y sus descendientes.
Por eso al redactor de Mateo le interesa
hacer ver que a través de José, padre de Jesús, se da la línea de esa bendición davídica.
Lo
que avalaría ser llamado hijo de
David.
Esa
es una contribución al cambio hacia
la justicia y un nuevo orden social: la paternidad-maternidad.
Es
una construcción silenciosa de nutrición,
actitudes, valores, visión y misión
que se realiza silenciosamente, hasta
el tuétano y las entrañas de
cualquier ser humano.
Sabemos de su importancia por la disfunción que trae como consecuencia sicópatas y malhechores. Y por los frutos logrados de personas maduras y sensatas que contribuyen al bien común.
La paternidad como extensión de la
construcción milenaria que el Padre ejerce
con nosotros y nos mantiene como
administradores del mundo y su progresivo cambio
hacia algo mejor.
construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono
de su realeza para siempre
Vamos
construyendo un reino, un orden en el
que los seres humanos estrenaremos
una novedad que ya se ha concretado
en Jesús crucificado, muerto y
resucitado, y que desde el final de
la historia nos atrae para la
consumación.
Yo seré para él padre, y él será para mí hijo
Es su designio:
ser nuestro Padre.
Salmo
responsorial: 88
REFLEXIÓN
anunciaré tu fidelidad por todas las edades
Por haber sido Padre y seguirlo
siendo.
"Tu misericordia es un edificio eterno, / más que el
cielo has afianzado tu fidelidad."
Misericordia eterna, vulnerabilidad
permanente, Dios amor. El desafío es conciliar lo irreconciliable:
el Señor en su amor fiel y nuestra
libertad rebelde.
La rebeldía, tan valorada y alabada en nuestro tiempo, aunque no ha sido el
único tiempo que la valora en el pasado,
muestra la naturaleza humana
en lo más propio:
su propensión a la libertad, lo que
no quiere decir libertad conquistada y plena.
Libertad humana troquelada en la
plenitud del Señor que confunde su temporalidad
histórica con la eternidad de la que
proviene. Ese es su drama.
Él me invocará:
"Tú eres mi padre, /
mi Dios, mi Roca
salvadora."
Los
que echamos de menos un Padre perfecto, porque nuestra experiencia del que nos tocó y la paternidad que hemos ejercido, es limitada y defectuosa, anhelamos un encuentro con la paternidad de Dios.
Un encuentro acabado
es nuestra esperanza, mientras se construye esa paternidad de su Reino, a través
de las edades.
Romanos 4,13.16-18.22
REFLEXIÓN
como todo depende de la
fe, todo es gracia
Gracia
es la vivencia del modo propio de
Dios, que se hace sentir en una
libertad alejada de toda violencia, constricción o cálculo.
Es
buena fe definitiva sin sombra de
malicia.
En
medio de la gracia nos apenamos de
ser en otra forma. Nos avergonzamos de nuestra malicia.
así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no
solamente para la descendencia
legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos
nosotros
Por
eso los adúlteros y los bastardos son figuras que rompen con el
esquema de la bondad atrapada y
vinculada exclusivamente con la
normalidad: la norma de la cultura.
Son las advertencias del Señor libre
de la gracia, que su orden va más
allá y por encima, y trastoca para
perfeccionar nuestro ordenamiento degenerativo.
Abrahán creyó
Así
Abraham entró en contacto con el
Dios de la gracia, y se pudo hallar en su presencia.
El
orden de la gracia tiene su propio sensor
y potenciador: la fe.
Vivir
de fe implica una discrepancia con
todo orden que no sea de fe.
Una distancia dolorosa
y gozosa.
Una
visión para algunos, que aflige y
motiva, y que en alguna forma debe
ser significada, escenificada para
llamar a la fe y que se siga haciendo
comprensible.
Es un don que llevamos en vasos de
barro.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que
llegaría a ser padre
José
el papá designado de Jesús, según la Palabra, también
asumió con fe su misión,
porque era iniciativa de gracia del Señor, como también lo era la de su esposa María.
Debió sustentarse en esa fe para
llevar adelante esa misión contra toda
evidencia contraria de que Jesús era
hijo de un padre desconocido, pero
por fe, del Espíritu Santo.
La
fe nos hace tontos que negamos evidencias
del mundo, para hacernos sabios con
una sabiduría distinta. José como
María son los maestros de sabiduría
para Jesús.
Lucas 2,41-51ª
REFLEXIÓN
"Hijo, ¿por qué nos
has tratado así? Mira que tu
padre y yo te buscábamos angustiados."
Es
la cuota que deben pagar por su misión:
la angustia, porque Jesús siendo hijo
no es su hijo, sino que tiene un
Padre y no alcanzan a descifrar a Jesús como hijo.
Hoy por hoy, hemos ido entendiendo
que cada hijo tampoco es hijo sometido para siempre, sino que como ser humano tiene su propia misión,
le duela a quien le duela.
Un conflicto que se vive en el espíritu
cuando el creyente se entrega por fe.
No todo es seguridad y gozo. El Señor
como misterio se nos oculta y nos interpela en nuestra limitación, aun teniendo toda la mejor buena voluntad posible para seguirlo.
Su
misterio se muestra en que nos experimentamos
rebasados por el sentido del Designio
en el que Él nos ha incluído.
Mateo 1,16.18-21.24ª
REFLEXIÓN
antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por
obra del Espíritu Santo
Por
ese orden de gracia, el Señor pone en problema a sus elegidos
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,
decidió repudiarla en secreto
Nuestro tiempo ha zarandeado el sentido
del justo por la crítica nietzscheana.
Ya
no se considera hoy una ecuación automática al justo o santo como
un buenecito, inocentón, que no
mata una mosca ni quiebra un plato.
Hoy nos atraen los anti-héroes, los
no convencionales, los de la periferia,
las minorías, los desinstalados, los rebeldes: todo lo
que se oponga a la tradición y a su
obediencia.
Esto
para disipar la sospecha acerca del
creyente que tiene fe por no poder hacer
otra cosa.
Porque es un perdedor, un invisible.
La
Palabra nos muestra hoy a un invisible,
justo, que padece por practicar la
verdadera justicia: denunciar o no a
su esposa circunstancialmente
implicada en un posible adulterio.
Y decida repudiarla en secreto. No
denunciarla. Quizá porque no ve claro que ella sea culpable o la ame tanto que no le quiere hacer daño.
Es toda una lección para nuestro clamor
por la justicia, que no duda en
poner una demanda ante los tribunales
para que se nos indemnice
el supuesto daño recibido.
Y así tuvo su propia parte en esta
situación de gracia
En
ellos se vivencia el paradigma que su hijo llevará a plenitud:
crucificarse para morir y resucitar,
como señal de un orden de gracia,
de un orden o Reino de Dios.
tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo
de los pecados."
El
justo José más bien, contra todo pronóstico
mundano, recibe de Dios una misión
realmente importante.
Es
quien pone a Jesús su nombre. Un
detalle de mucha significado en la
cultura hebrea, para la cual nombrar,
poner nombre, tiene que ver con la
determinación y la configuración de
la realidad nombrada.
Se le da a José una responsabilidad
social insustituíble: formar históricamente junto con su mujer al Hijo de Dios, Jesús de Nazareth.
De él sabremos aprender si aplicamos
en nuestra experiencia humana de
cuidado a los demás ese espíritu de justicia.
no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la
criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo
Voz que no elimina sino que profundiza
el itinerario de fe y sus consecuencias.
Cuando José se despertó
Actuó según lo soñado
…en conclusión:
Quién era José?
un hombre de la antigua alianza a las
puertas de la nueva, como Juan el bautista.
Un hombre que el
Señor selecciona para una misión
relacionada con su Hijo y su
designio de amor que se entrega al mundo para darle vida.
José como María,
la madre, son sujetos cuya libertad
se pone al servicio de Jesús y su
misión del Reino del Padre.
Gente con un
protagonismo moderado, pero calando
hondamente en el hacerse de Jesús
para Gloria del Padre y
del humano.
José y María son los nodos
del tejido social
en los que anuda Jesús, para realizar su pertenencia a nuestra raza.
Dan su sangre y carne, su material genético, acumulado de generaciones, que cristaliza en este hombre de Nazaret
llamado Jesús o Yeshua
ben José.
José es el hombre
que cubre a María contra la
difamación y la muerte por aparente
adulterio, al hallarse encinta antes de casarse con su desposado.
José es quien
protege a Jesús contra las primeras
acechanzas de los adversarios de su misión.
José es necesaria
y especulativamente quien modela un ser humano digno, de acuerdo al perfil de esa sociedad para un hombre que valiera la pena y de acuerdo a lo cual Jesús se forma en su personalidad, su oficio y sus valores.
No es tan poca cosa José, no obstante las
pocas líneas que lo presentan en nuestra saga bíblica.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1637790249920208896?s=20
COMPARTIR LA PALABRA
2Samuel
7,4-5a.12-14a.16
Alianza
de David como Casa Real Dinástica para siempre. Prácticamente de Derecho
Divino. Lo que da mucho que hablar y polemizar, sobre la existencia de una
realidad de esta calidad, excepto como Utopía. Se abre una ventana de
posibilidad de un compromiso definitivo, histórico y más entre Yavé y un humano
e institución humana.
Salmo
responsorial: 88
La institucionalidad de la misericordia es la casa reinante de David. El
rey es hijo que invoca a Dios como Padre, y es asegurado en una alianza estable
Romanos
4,13.16-18.22
Abraham
o a su descendencia heredero del mundo, no por Ley sino por justicia de la fe
Esta
promesa fue un asunto garantizado por la
fe, justicia de la fe.
por
fe la promesa sea firme para toda la posteridad, no sólo a los que son de la
Ley, sino también a los que son de la fe de Abraham
Abraham
creyó en esperanza contra esperanza,
su
fe LE FUE CONTADA POR JUSTICIA
Mateo
1,16.18-21.24a
Custodia modelando la misericordia del Padre a la madre y al niño, sus
vidas y sus derechos: herederos, alianza con Dios, creyendo de fe en fe, en
esperanza contra esperanza.
Lucas
2,41-51a
Jesús manifiesta una
sujeción peculiar a sus padres, en particular al jefe de familia, porque se
declara sujeto a la voluntad de su Padre, Dios, antes que nada. Es un nuevo
esquema de autoridad, que siempre traerá discusión y polémica, y división,
porque requiere un sentido de obediencia de fe, que no se obtiene en una forma
institucionalizada y sistemática, sino carismática.