martes, 28 de noviembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

MARTES 34 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Daniel 2,31-45



REFLEXIÓN

viste una visión

La apocalíptica como género profético implica un cambio de estilo en la comunicación del Señor que desea revelarse: visiones además de audiciones.

Visiones surrealistas, fantásticas, simbólicas, como umbrales de la realidad semejantes a hoyos negros del firmamento.

Atemorizan por ser territorio desconocido y poco amigable. Sin embargo están al servicio del cambio de conciencia de un pueblo oprimido por la ocupación y las desigualdades sociales internas.

Es la desesperanza frente a los poderes de la historia y un último grito de esperanza al poder allende.

Es un género que se nos antoja propicio en momentos de decepción sobre nuestros esfuerzos para cambiar las variables invariables de nuestro planeta: violencia, corrupción, codicia financiera, guerras, hambrunas, epidemias, seísmos de agua, tierra y fuego.

Es un paradigma de comunicación pidiendo auxilio, que envía nuestra fe acosada por la desgracia, aferrándose a un absoluto que concibe como lo único capaz de dar fin a la pesadilla.

Pero también es un momento de gran tentación de búsqueda de mesías y liberadores. Líderes que van mostrando sus pies de barro.

una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos

Y así basta un eventualidad inconexa supuestamente, para desbaratar la grandiosidad y demagogia de esos líderes: puede ser una enfermedad estratégica en su aparición.

Y un líder individual o corporativo con muchos años de poder acumulado, desemboca en su fin.

Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra.

el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, y él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro.

Con Jesús de Nazaret visibilizamos ese Reino y con sus seguidores, le continuamos dando presencia, no obstante la defección y la traición de los propios.

Este Reino que en Jesús significa paz, amor y justicia va cundiendo, para los ojos capaces y los corazones fieles.

Interleccional: Daniel 3,57-61



REFLEXIÓN

bendecid al Señor

La visión del final en proceso actual se condensa en la bendición que exclamamos ante las realidades con las que convivimos.

Si somos capaces de bendecir es que vemos avanzar el reino final.

Lucas 21,5-11



REFLEXIÓN

algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos

El templo de Jerusalén, proporciones guardadas, era una obra construída para deslumbrar y por lo tanto el orgullo de esos habitantes de una ciudad de montaña y de los peregrinos que acudían de muchas partes.

llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido

Tenía que ser Jesús tan aguafiestas, que le amarga a sus conciudadanos el orgullo nacional: el último templo. Gran fuente de ingresos para una ciudad con tantos desempleados y menesterosos. Una ciudad orgullosa de tener un centro de peregrinación internacional, aunque fuera metida en la montaña. Un orgullo para un pueblo sufrido y oprimido que no tenía mucho de que vanagloriarse, sino este Templo.

Quizás no lo dijo el Señor antes que ocurriera, o cuando lo dijo no tenía esta solemnidad y acidez. Quizás es un dicho rescatado por la comunidad del evangelista después que el templo fue destruído cuarenta años después de la muerte de Jesús.

En todo caso parece que tuvo razón. Fue aplastado el orgullo nacional, no sin algún tipo de provocación por la resistencia zelota, adueñada del poder de los saduceos y enfervorizada con el martirio y la liberación, por las armas y la sangre.

Jesús en cuya boca se pone este dicho, que pudo no haberlo dicho, pero que sus seguidores le atribuyen su inspiración porque figura como una de las acusaciones en el juicio que se le siguió.

Lo que sí recoge como sabiduría de Jesús y de los antiguos profetas esta comunidad cristiana es la poca seguridad que pudo ofrecer el magnífico templo a los jerosolimitanos ante la embestida de los romanos del año 70 d.C.

Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos.

Porque los creyentes ávidos de liberación somos pasto de manipulaciones y carne de cañón de utopías mesiánicas. Por eso se nos pide cuidado, sensatez, discernimiento del engaño.

Se refleja el discernimiento que hubo de hacer la comunidad en los tiempos previos a la invasión romana. Porque los Zelotas que asumieron el control, predicaban su resistencia como una inspiración divina.

Se trataba también de celo y apasionamiento.

el final no vendrá en seguida

La agonía puede ser mucho más larga de lo deseado. Los mercados financieros pueden seguir en crisis más allá de lo deseado.

No está en su recuperación nuestra esperanza de una mejor calidad de vida.

Una cosa son los dolores de parto y otra el parto mismo. En las angustias y dolores puede haber mucho engaño queriendo anticipar lo que viene por su propia sabiduría. Se precisa paciencia , serenidad y confianza en quien es el responsable de cosechar.

El discernimiento de las primeras generaciones de fe cristiana en la Palabra les fue dando luces para entender cuál final era al que habían de estar preparados.

Porque no cualquier tumulto es el gran final.

"Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo."

Las circunstancias históricas pueden empeorar mucho más

 

no tengáis pánico

Es la recomendación del Señor de la historia, de quien depende el designio y a cuya voluntad deseamos servir más allá del tropiezo.

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Daniel 2,31-45

La parábola de la estatua con diferentes materiales nos ayuda a una perspectiva de la historia de salvación que nos invita a reconocer y bendecir el señorío de la voluntad de salvación de Dios sobre nosotros y su creación. Nos anima a esperar en cualquier acontecimiento por pequeño que parezca, como la piedra que se desprende, la manifestación de la sabiduría y poder salvífico del Señor.

Interleccional: Daniel 3,57-61

Nuestra capacidad de bendecir aun en medio del sufrimiento individual o colectivo, por causas de desgracias y cataclismos es una muestra de la presencia del Espíritu Santo en nosotros fortaleciendo nuestra espera confiada.

Lucas 21,5-11

En la historia detalles de momentos de destrucción abundan. Esta predicción, en cierta forma no lo es tal, ni es original, porque se da en muchos pueblos y se seguirá dando. Que se de en cierto momento si puede llamar la conciencia a un mensaje de conversión al evangelio. Es un mensaje de espera confiada en medio de las dificultades humanas, políticas, económicas, religiosas, naturales.

DOCTORES DE LA IGLESIA

                                           

                                           VIVE LA LUZ Y USA LOS RECURSOS DE LA LUZ DE jESÚS

MARTES, XXXIV SEMANA

San Agustín Tratados sobre el evangelio de san Juan 35,8-9

Nosotros, los cristianos, en comparación con los infieles, somos ya luz, como dice el Apóstol: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Y en otro lugar dice: La noche está avanzando, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. No obstante, porque el día en que vivimos es todavía noche en comparación con aquella luz a la que esperamos llegar, oigamos lo que dice el apóstol Pedro. Nos dice que vino sobre Cristo, el Señor, desde la sublime gloria, aquella voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto». Esta voz –dice– traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Pero, como nosotros no estábamos allí y no oímos esta voz del cielo, nos dice el mismo Pedro: Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y el lucero nazca en vuestros corazones. Por lo tanto, cuando vendrá nuestro Señor Jesucristo y –como dice también el apóstol Pablo– iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón, y cada uno recibirá la alabanza de Dios, entonces, con la presencia de este día, ya no tendremos necesidad de lámparas: no será necesario que se nos lean los libros proféticos ni los escritos del Apóstol, ya no tendremos que indagar el testimonio de Juan, y el mismo Evangelio dejará de sernos necesario. Ya no tendrán razón de ser todas las Escrituras que en la noche de este mundo se nos encendían a modo de lámparas, para que no quedásemos en tinieblas. Suprimido, pues, todo esto, que ya no nos será necesario, cuando los mismos hombres de Dios por quienes fueron escritas estas cosas verán, junto con nosotros, aquella verdadera y clara luz, sin la ayuda de sus escritos, ¿qué es lo que veremos? ¿Con qué se alimentará nuestro espíritu? ¿De qué se alegrará nuestra mirada? ¿De dónde procederá aquel gozo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar? ¿Qué es lo que veremos? Os lo ruego, amemos juntos, corramos juntos el camino de nuestra fe; deseemos la patria celestial, suspiremos por ella, sintámonos peregrinos en este mundo. ¿Qué es lo que veremos entonces? Que nos lo diga ahora el Evangelio: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios

REFLEXIÓN

Los sacramentos como símbolos dan un resquicio para asomarnos a una fuente , que plena, los irradia, como el sol. Agua, aceite, pan y vino, palabras y gestos, nos anuncian vida sin término, gozo perpetuo, salud infinita, paz a toda prueba, en fin vida que colma toda aspiración y anhelo. Nuestra mortificación por aquellos que no reciben ni creen en estos símbolos de Cristo y su comunidad siempre será viva para desafiar nuestra complacencia y autojustificación. Y así siempre oraremos, anunciaremos y fraternizaremos con todo los no creyentes y practicantes, para mantener abierta la puerta la bien común de la salvación.