BEATO CARLO
Santo Tomás de Aquino, Comentario sobre el evangelio de san Juan
(Cap 14, lec. 2)
El camino para llegar a la vida verdadera
Cristo en persona es el camino, por esto dice: Yo soy el camino. Lo cual tiene una explicación muy verdadera, ya que por medio de él podemos acercarnos al Padre.
Mas, como este camino no dista de su término, sino que está unido a él, añade: Y la verdad, y la vida; y, así, él mismo es a la vez el camino y su término. Es el camino según su humanidad, el término según su divinidad. En este sentido, en cuanto hombre, dice: Yo soy el camino; en cuanto Dios, añade: Y la verdad, y la vida, dos expresiones que indican adecuadamente el término de este camino.
Efectivamente, el término de este camino es la satisfacción del deseo humano, y el hombre desea principalmente dos cosas: en primer lugar, el conocimiento de la verdad, lo cual es algo específico suyo; en segundo lugar, la prolongación de su existencia, lo cual le es común con los demás seres. Ahora bien, Cristo es el camino para llegar al conocimiento de la verdad, con todo y que él mismo en persona es la verdad: Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad. Cristo es asimismo el camino para llegar a la vida, con todo y que él mismo en persona es la vida: Me enseñarás el sendero de la vida.
Por esto, el evangelista identifica el término de este camino con las nociones de verdad y vida, que ya antes ha aplicado a Cristo. En primer lugar, afirma que él es la vida, al decir que en la Palabra había vida; en segundo lugar, afirma que es la verdad, cuando dice que era la luz de los hombres, ya que luz y verdad significan lo mismo.
Si buscas, pues, por dónde has de ir, acoge en ti a Cristo, porque él es el camino: Este es el camino, camina por él. Y san Agustín dice: «Camina a través del hombre y llegarás a Dios». Es mejor andar por el camino, aunque sea cojeando, que caminar rápidamente fuera de camino. Porque el que va cojeando por el camino, aunque adelante poco, se va acercando al término; pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando del término.
Si buscas a dónde has de ir, adhiérete a Cristo, porque él es la verdad a la que deseamos llegar: Mi paladar repasa la verdad. Si buscas dónde has de quedarte, adhiérete a Cristo, porque él es la vida: Quien me alcanza, alcanza la vida y goza del favor del Señor.
Adhiérete, pues, a Cristo, si quieres vivir seguro; es imposible que te desvíes, porque él es el camino. Por esto, los que a él se adhieren no van descaminados, sino que van por el camino recto. Tampoco pueden verse engañados, ya que él es la verdad y enseña la verdad completa, pues dice: Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Tampoco pueden verse decepcionados, ya que él es la vida y dador de vida, tal como dice: Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
Santo Tomás de Aquino, Comentario sobre el evangelio de san Juan
(Cap 14, lec. 2)
El camino para llegar a la vida verdadera
Cristo en persona es el camino, por esto dice: Yo soy el camino. Lo cual tiene una explicación muy verdadera, ya que por medio de él podemos acercarnos al Padre.
Mas, como este camino no dista de su término, sino que está unido a él, añade: Y la verdad, y la vida; y, así, él mismo es a la vez el camino y su término. Es el camino según su humanidad, el término según su divinidad. En este sentido, en cuanto hombre, dice: Yo soy el camino; en cuanto Dios, añade: Y la verdad, y la vida, dos expresiones que indican adecuadamente el término de este camino.
Efectivamente, el término de este camino es la satisfacción del deseo humano, y el hombre desea principalmente dos cosas: en primer lugar, el conocimiento de la verdad, lo cual es algo específico suyo; en segundo lugar, la prolongación de su existencia, lo cual le es común con los demás seres. Ahora bien, Cristo es el camino para llegar al conocimiento de la verdad, con todo y que él mismo en persona es la verdad: Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad. Cristo es asimismo el camino para llegar a la vida, con todo y que él mismo en persona es la vida: Me enseñarás el sendero de la vida.
Por esto, el evangelista identifica el término de este camino con las nociones de verdad y vida, que ya antes ha aplicado a Cristo. En primer lugar, afirma que él es la vida, al decir que en la Palabra había vida; en segundo lugar, afirma que es la verdad, cuando dice que era la luz de los hombres, ya que luz y verdad significan lo mismo.
Si buscas, pues, por dónde has de ir, acoge en ti a Cristo, porque él es el camino: Este es el camino, camina por él. Y san Agustín dice: «Camina a través del hombre y llegarás a Dios». Es mejor andar por el camino, aunque sea cojeando, que caminar rápidamente fuera de camino. Porque el que va cojeando por el camino, aunque adelante poco, se va acercando al término; pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando del término.
Si buscas a dónde has de ir, adhiérete a Cristo, porque él es la verdad a la que deseamos llegar: Mi paladar repasa la verdad. Si buscas dónde has de quedarte, adhiérete a Cristo, porque él es la vida: Quien me alcanza, alcanza la vida y goza del favor del Señor.
Adhiérete, pues, a Cristo, si quieres vivir seguro; es imposible que te desvíes, porque él es el camino. Por esto, los que a él se adhieren no van descaminados, sino que van por el camino recto. Tampoco pueden verse engañados, ya que él es la verdad y enseña la verdad completa, pues dice: Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Tampoco pueden verse decepcionados, ya que él es la vida y dador de vida, tal como dice: Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.