martes, 3 de diciembre de 2024

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS



 
De las cartas de san Francisco Javier, presbítero, a san Ignacio.

(De la Vida de Francisco Javier, escrita por H. Tursellini, Roma 1956, libro 4, cartas 4 [1542] y 5 [1544])
¡AY DE MÍ SI NO ANUNCIARA LA BUENA NUEVA!


Visitamos las aldeas de los neófitos, que pocos años antes habían recibido la iniciación cristiana. Esta tierra no es habitada por los portugueses, ya que es sumamente estéril y pobre, y los cristianos nativos, privados de sacerdotes, lo único que saben es que son cristianos. No hay nadie que celebre para ellos la misa, nadie que les enseñe el Credo, el Padrenuestro, el Avemaría o los mandamientos de la ley de Dios.
Por esto, desde que he llegado aquí, no me he dado momento de reposo: me he dedicado a recorrer las aldeas, a bautizar a los niños que no habían recibido aún este sacramento. De este modo, purifiqué a un número ingente de niños que, como suele decirse, no sabían distinguir su mano derecha de la izquierda. Los niños no me dejaban recitar el Oficio divino ni comer ni descansar, hasta que les enseñaba alguna oración; entonces comencé a darme cuenta de que de ellos es el reino de los cielos.
Por tanto, como no podía cristianamente negarme a tan piadosos deseos, comenzando por la profesión de fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, les enseñaba el Símbolo de los apóstoles y las oraciones del Padrenuestro y el Avemaria. Advertí en ellos gran disposición, de tal manera que, si hubiera quien los instruyese en la doctrina cristiana, sin duda llegarían a ser unos excelentes cristianos.
Muchos, en estos lugares, no son cristianos, simplemente porque no hay quien los haga tales. Muchas veces me vienen ganas de recorrer las universidades de Europa, principalmente la de París, y de ponerme a gritar por doquiera, como quien ha perdido el juicio, para impulsar a los que poseen más ciencia que caridad, con estas palabras: «¡Ay, cuántas almas, por vuestra desidia, quedan excluidas del cielo y se precipitan en el infierno!»
¡Ojalá pusieran en este asunto el mismo interés que ponen en sus estudios! Con ello podrían dar cuenta a Dios de su ciencia y de los talentos que les han confiado. Muchos de ellos, movidos por estas consideraciones y por la meditación de las cosas divinas, se ejercitarían en escuchar la voz divina que habla en ellos y, dejando de lado sus ambiciones y negocios humanos, se dedicarían por entero a la voluntad y al arbitrio de Dios, diciendo de corazón: «Señor, aquí me tienes; ¿qué quieres que haga? Envíame donde tú quieras, aunque sea hasta la India.»

lunes, 2 de diciembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 1 de Adviento

Isaías 2,1-5



REFLEXIÓN

Visión(חָזָה chazah)

Ver, contemplar, mentalmente percibir la palabra(dabar).

La mención de estos fenómenos en los textos proféticos de la Palabra se antojan como extraordinarios y lo son, pero no en el sentido del portento espectacular, sino en el sentido de la presencia activa del Señor en la historia cotidiana y ordinaria, que puede ser constatada por el creyente, si se aplica.

Visión de Isaías

Se escucha en el presente, se tiene visiones del futuro y se hace memoria del pasado.

Es así como vive la Palabra el pueblo de Dios.

El pasado es para dar gracias por la intervención liberadora del Señor por medio del memorial.

El presente es para obedecer hoy la Palabra por medio de la fe.

El futuro es para esperar la convivencia con la Palabra para siempre tras su victoria final.

He aquí el sentido de la existencia: acción de gracias, obediencia de fe y esperanza de reinar en comunión con el Señor.

Por Jesucristo hemos sido instalados en el inicio del la última fase: el futuro, porque ya el reina a la derecha del Padre.

Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos

En los actuales tiempos que vivimos se ha popularizado el enfoque que presta a las diferentes religiones y creencias su propia autonomía de salvación.

Según esto todo credo aun primitivo salva, y no hay necesidad de convertirse a otra religión.

Cae por lo tanto la función misionera que busca predicar el mensaje único. Cae toda pretensión mesiánica. Cae cualquier actividad proselitista.

Quizá el enfoque judeocristiano y el pluralista puedan encontrarse al final en el monte del señor, cuando Él reine plenamente y a la luz plena del día de la vida permanente. Quizá entonces se descubra que la fuerza que atrajo toda creencia y todo credo plural hacia un punto de reunión es la fueza de Jesús que ha atraído todo hacia el Padre.

Al menos así lo creemos los seguidores de Jesús de Nazareth.

Salmo responsorial: 121



REFLEXIÓN

Ya están pisando nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén.

Si queremos, nos trasladamos a un espacio en ningún lado. Más bien un tras-no-lado.

Un viaje a la profundidad, no necesariamente dentro de la intimidad de mi persona, pero también en la exterioridad de ella como visión-audición alternativa.

La fe permite el acceso a dimensiones de la realidad, que no son las comunes, usuales y obvias.

Esta incursión aunque suena, no es una patología mental, porque no desquicia de la realidad corriente sino que la asume con responsabilidad.

"Vivan seguros los que te aman, / haya paz dentro de tus muros, / seguridad en tus palacios."

Los tesoros de la convivencia final con la Palabra serán paz y seguridad en el amor del Señor.

Saldremos así de la precariedad e inestabilidad presente en donde siempre nos acecha el temor de perderlas.

Mateo 8,5-11



REFLEXIÓN

un centurión se le acercó rogándole

Un gentil que se acerca a Jesús de Nazaret y en esta acción se puede ver el acercamiento de los gentiles a la Casa del Señor mesiánica del profeta Isaías.

En la cotidianidad y ordinariez de un encuentro en el que se le pide un favor a un hombre con fama de taumaturgo, la comunidad enseñada por el Espíritu tiene la visión que tuvo Isaías en su momento: la Casa del Señor visitada por otros pueblos para obtener justicia.

"Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho

no he encontrado en nadie tanta fe.

Esta fe admirada por Jesús, pudo tomarla la comunidad como una muestra del desbordarse el seguimiento de Jesús más allá de los judíos hacia los gentiles.

Pero también pudo Jesús alabar esta fe por estar nutrida por una compasión llamativa del centurión hacia un servidor suyo, lo cual parece una rareza cultural, porque los siervos eran tenidos como menos que personas, objetos de los que se disponía.

Hacerse cargo del sufrimiento de su siervo supone una calidad humana notable para un gentil y preocuparse encima por buscarle cura, aun con alguien de otra cultura en cierto modo inferior, era una muestra de amor y humildad fuera de serie.

Todo un paradigma de cristiano gentil, en quien se observa la transformación que opera el evangelio en quien se convierte.

Además es consolador recibir la buena nueva de Jesús en el sentido de la cercanía que tienen a él quienes se compadecen de sus semejantes, aunque sean inferiores en casta, y pertenezcan a otras etnias no cristianas, pero en esas entrañas abiertas al dolor muestran una fe solidaria ya cristiana.

"Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."

El dicho atribuído a Jesús confluye en el sentido anterior y lo certifica: desde su respectiva creencia y credo, toda persona es capaz de una fe salvífica, que lo potencia para lograr un sentido de logro en la existencia.

Porlo tanto nuestra labor misionera consiste en un testimonio de significatividad y sentido tal, que atraiga a otros a vivir nuestro credo o revivir el suyo propio.

Por lo tanto la predicación sin cierta densidad en la congruencia de vida, es estéril.

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Lunes 1 de Adviento

Isaías 2,1-5

Salmo responsorial: 121

Mateo 8,5-11