San Agustín Sermón 47, sobre las ovejas
1.2.3.6
Las palabras que hemos cantado expresan
nuestra convicción de que somos rebaño de Dios: Él es nuestro Dios, creador
nuestro. Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebano que él guía. Los
pastores humanos tienen unas ovejas que no han hecho ellos, apacientan un rebaño
que no han creado ellos. En cambio, nuestro Dios y Señor, porque es Dios y
creador, se hizo él mismo las ovejas que tiene y apacienta. No fue otro quien
las creó y él las apacienta, ni es otro quien apacienta las que el creo. Por
tanto, ya que hemos reconocido en este cántico que somos sus ovejas, su pueblo
y el rebaño que él guía, oigamos qué es lo que nos dice a nosotros, sus ovejas.
Antes hablaba a los pastores, ahora a las ovejas. Por eso, nosotros lo
escuchábamos, antes, con temor, vosotros, en cambio, seguros. Cómo lo
escucharemos en estas palabras de hoy. ¿Quizá al revés, nosotros seguros y
vosotros con temor? No, ciertamente. En primer lugar porque, aunque somos
pastores, el pastor no sólo escucha con temor lo que se dice a los pastores,
sino también lo que se dice a las ovejas. Si escucha seguro lo que se dice a
las ovejas, es porque no se preocupa por las ovejas. Además, ya os dijimos
entonces que en nosotros hay que considerar dos cosas: una, que somos
cristianos; otra, que somos guardianes. Nuestra condición de guardianes nos
coloca entre los pastores, con tal de que seamos buenos. Por nuestra condición
de cristianos, somos ovejas igual que vosotros. Por lo cual, tanto si el Señor
habla a los pastores como si habla a las ovejas, tenemos que escuchar siempre
con temor y con ánimo atento..
REFLEXIÓN
No hay seguridad absoluta en nada, sólo fortaleza en la esperanza, ya seamos pastores o seamos ovejas. Menos ser machos cabríos disonantes en medio del rebaño de ovejas. Todos a nuestro turno somos pastores, y a nuestro turno ovejas del común. Unas veces liderando y absorbiendo las exigencias del mismo liderazgo. Otras obedeciendo, cumpliendo lo que se nos señala para el bien de todos. Los machos cabríos son la oportunidad de revolver esa mansedumbre, y desorientar tanto a pastores como a ovejas. Por eso no hay seguridad absoluta.
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