domingo, 18 de octubre de 2020

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Domingo, XXIX semana
San Agustín Carta a Proba 130,8,15.17- 9,18

¿Por qué en la oración nos preocupamos de tantas cosas y nos preguntamos cómo hemos de orar, temiendo que nuestras plegarias no procedan con rectitud, en lugar de limitarnos a decir con el salmo: Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo? En aquella morada, los días no consisten en el empezar y en el pasar uno después de otro ni el comienzo de un día significa el fin del anterior; todos los días se dan simultáneamente, y ninguno se termina allí donde ni la vida ni sus días tienen fin. Para que lográramos esta vida dichosa, la misma Vida verdadera y dichosa nos enseñó a orar; pero no quiso que lo hiciéramos con muchas palabras, como si nos escuchara mejor cuanto más locuaces nos mostráramos, pues, como el mismo Señor dijo, oramos a aquel que conoce nuestras necesidades aun antes de que se las expongamos. Puede resultar extraño que nos exhorte a orar aquel que conoce nuestras necesidades antes de que se las expongamos, si no comprendemos que nuestro Dios y Señor no pretende que le descubramos nuestros deseos, pues él ciertamente no puede desconocerlos, sino que pretende que, por la oración, se acreciente nuestra capacidad de desear, para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones que nos prepara. Sus dones, en efecto, son muy grandes, y nuestra capacidad de recibir es pequeña e insignificante.

COMENTARIO

Orar para cambiarnos en lo que vamos recibiendo: al Señor de la Gloria. No es un beneficio para Él, es para nosotros, que podemos orando, transformarnos. De ahí que lo de menos es el qué vamos a pedir, sino el cómo pedimos, al que nos va  dando. Capaces de Dios, nos hace el orar, capaces de asumirlo, profundizarlo, saborearlo, más no entenderlo, porque el que se nos va dando es Misterio absoluto.

sábado, 17 de octubre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 28 de tiempo ordinario

Efesios 1, 15-23

15Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre ustedes, y de su amor por todos los santos, 16no ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones, 17pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor (verdadero) conocimiento de El. 18Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, 19y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia (la energía) de la fuerza de Su poder. 20Ese poder obró en Cristo cuando Lo resucitó de entre los muertos y Lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales, 21muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero. 22Y todo lo sometió bajo Sus pies, y a El lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquél que lo llena todo en todo.

COMENTARIO

os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo

Como persona la Palabra se entrega en un proceso de conocimiento personal. Que requiere cierta disponibilidad y hacer fuerza para ganarla. Un vencerse a sí mismo, para abrirse generosamente al Misterio y lo que disponga.

para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama

La esperanza es como una conquista de una posición en el ascenso de una elevación. Hay que invertir fe y amor en ella. Porque su comprensión y ejercicio no está asegurado sino que es un don que crece en buena tierra.

resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo

Los primeros creyentes asumieron estos signos de poder como motivo de esperanza y martirio.

Qué nos motiva a nosotros hoy como creyentes en nuestra esperanza viva?

Salmo responsorial: 8

COMENTARIO

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, / el ser humano, para darle poder?

En la perspectiva de nuestros fallos históricos debemos aprender a pensar de nosotros mismos que nuestra gloria no es tanta.

Más bien nuestra inflación la debemos a la voz tentadora del principio del mundo.

Lucas 12, 8-12

8"Les digo, que a todo el que Me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre lo confesará también ante los ángeles de Dios; 9pero el que Me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. 10"Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. 11"Cuando los lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo o de qué hablarán en defensa propia, o qué van a decir; 12porque el Espíritu Santo en esa misma hora les enseñará lo que deben decir."

COMENTARIO

Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.

el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir

Como en todo lo demás la comunidad seguidora de Jesús lo tiene como modelo que los inspira en el seguimiento.

Y así capta desde la fe pascual que el don otorgado por Jesús, pero vivido por él, es la obediencia al Espíritu, y dejarse enseñar por Él.

Es imperdonable desacreditar la acción del Espíritu de Dios. Nada lo justifica.

En esto consiste una existencia que aprende puntualmente, en cada coyuntura.

Y volverse contra esta enseñanza es una blasfemia (lenguaje difamatorio) que por si mismo excluye del influjo del Espíritu.

Un lenguaje que expresa falta de fe en su enseñanza.

no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir

Lo propio es creer y esperar que interviene y seguirá anteviniendo el Espíritu Santo en nuestra defensa decisiva.

Confiar en la intervención oportuna, esperar su auxilio pertinente, es la fe que nos transmite la tradición de la Palabra desde los relatos de Abraham.

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