lunes, 2 de noviembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Fieles Difuntos

Job 19,1.23-27ª

23¡Oh, si mis palabras se escribieran, Si se grabaran en un libro!
24¡Si con cincel de hierro y con plomo Fueran esculpidas en piedra para siempre!
25Yo sé que mi Redentor (Defensor) vive, Y al final se levantará sobre el polvo.
26Y después de deshecha mi piel, Aun en mi carne veré a Dios;
27Al cual yo mismo contemplaré, Y a quien mis ojos verán y no los de otro. ¡Desfallece mi corazón dentro de mí!



COMENTARIO

mis palabras, ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca!

La Palabra siempre recoge en su mensaje los anhelos y las palabras de los seres humanos con los registros de tristeza y esperanza, y sobre todo con su anhelo de permanecer eternamente.

La Palabra del Señor es solidaria y ama entrañablemente a sus hijos. No trata solamente de un mensaje, un plan del Señor.

También incluye la ilusiones de sus escuchas, para que se vean partícipes, identificados, pertenecientes a esa Palabra.

Yo sé que está vivo mi Redentor, y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán."

Según lo que se escribe de la antropología  hebrea, nos encontramos con un hito en el itinerario conceptual de la supervivencia, tras la muerte física.

La formulación de Job representa algo novedoso, ya que la carne es distinguida como”piel arrancada”, que no acompaña la visón individual de Dios. Pero se habla de ojos, que son parte de un cuerpo.

Esto se afirma por fe: ”yo sé”. Y se afirma que su vivir se halla más allá del polvo, al que todo es reducido, con el paso del tiempo.

Esa vida “tras” es interpersonal, es encuentro con un otro y de nuestra parte, ya sin piel.

Sin embargo mantendremos una visión con “ojos” que por lo tanto y sin embargo, siguen siendo míos.

El lenguaje puede traicionar la precisión del concepto, que entonces se considera más bien un barrunto borroso e impreciso.

Pero se transmite la convicción de una persona que proyecta parte de lo que ahora es, en el momento que no es.

Y para nosotros los creyentes de la palabra es un mensaje de salvación, porque nos anima a creer y confiar en un encuentro posterior a la desaparición física visible.

Por eso es importante el día de los difuntos, porque celebra algo de todos los días en forma universal: la muerte de todos y cada uno.

Pero no celebra una desaparición física, sino la apertura de una solución, balbuceada con imperfección, con imprecisión, pero con esperanza.

El Señor como redentor, vengador de tribus, pariente cercano en la cultura semi-nómada.

Él ha sido el que se acerca. El que se ha hecho próximo, prójimo de nuestras necesidades. Se ha emparentado con nuestra raza.

Y si vivimos esa experiencia en la existencia actual, cómo no esperar que lo veremos alguna vez, para siempre, porque está vivo?

Así fundamentamos desde su Palabra nuestra fe en el re-encuentro de nuestros difuntos más cercanos, aquellos que han aportado en nuestra formación y han colaborado con el Señor en su cuidado y cercanía.

Somos lo que somos por una red de influencias sustentadas en el ágape del Señor y, aunque hay que reconocer que no todas las que circulan por esta red son positivas y benditas, el conjunto sí lo es, y contiene la potencialidad del Espíritu para irlas transformando en energía de vida eterna.

Una calidad de vida superior, desconocida y gratuita. El mejor vino está por llegar, y será gratis.

Pero más allá del qué de un mensaje la Palabra es un Quien, un Alguien vivo y dador de vida, que busca estrechar los lazos y vínculos establecidos por la creación.

Creación, Redención, Consumación y Salvación: cuatro términos o códigos que abren el sentido de la Revelación de la Palabra a la comprensión del género humano, donde quiera que se establezca.

La salvación es el eje que atraviesa todos estos códigos, una salvación que incluye su etapa inicial de liberación del pecado y la injusticia.

La creación se entiende si por ella obtenemos una primera noticia de la intención salvífica del creador.

La redención denota el carácter agónico de la salvación, que como la semilla debe morir para dar fruto.

La consumación se relaciona definitivamente con la salvación en cuanto comunidad gozosa que se establece definitivamente y sin fin con el Creador en su misterio de comunión: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Nuestro testigo y dador del derecho de membresía a esa salvación en todo el proyecto es Jesús de Nazareth, crucificado y resucitado.

Salmo responsorial: 24



COMENTARIO

tu ternura / y tu misericordia son eternas

Se trata de mucho más que tú recuerdes, que yo recuerde, porque el olvido nos rodea incesantemente, si nos atenemos a los males de la memoria.

Esta fe nos sostiene y ayuda a hacer balance en las frustraciones, limitaciones y amarguras que surgen en la existencia.

Aporta una dimensión de paciencia y magnanimidad frente a las atrocidades que cometemos entre nosotros, y la violencia a la que nos sometemos, en una forma u otra.

Porque echamos en cara la violencia de las armas y la actuación arbitraria de los que asesinan a inocentes pero también a culpables.

Sin embargo debemos ver el cuadro completo porque esa violencia no ha surgido sola sino que otra ha sido su partera: la violencia que ejerce una situación económica desfavorable produciendo miseria y pobreza; la que ejerce la sabiduría acumulada respecto de la ignorancia y así a través de toda la gama.

acuérdate de mí con misericordia

Porque en este trance de desaparición, cuando mermen todos nuestros atributos que contribuyen a nuestra densidad existencial, es importante que se mantenga la convicción de tu misericordia, para que la esperanza del encuentro contigo nos salve.

perdona todos mis pecados

Sana nuestra herida inicial, la toxicidad original, la amenaza constante al pie de nuestra existencia.

Perdona los pecados heredados y los responsablemente actuados

Guarda mi vida y líbrame

no quede yo defraudado de haber acudido a ti

No seas tú sólo un esquema mental alentado por el miedo a lo desconocido y la ignorancia de las leyes por descubrir, como incursionan algunos a expresar.

Filipenses 3,20-21

20Porque nuestra ciudadanía (patria) está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, 21el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a El mismo.


 

COMENTARIO

Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará (Μετασχηματίζω/metaschématizó/transformar/transfigurar/cambiar la apariencia)  nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.

Cuando fallecemos, nuestra apariencia, nuestra presentación a los ojos de este mundo se marchita: el cadáver es un despojo inútil e inanimado que con el tiempo que transcurre rápidamente se transforma en un resto deformado, cesado, que ya no funciona.

Se pierde el contacto en forma definitiva. Porque las afirmaciones de contactos más  allá de la muerte nunca salen de la sospecha del subjetivismo e imaginación.

Frente a este mentís absoluto a la vida, fehaciente como el resto que se va haciendo polvo, proclamamos que se da una transformación según otro modelo: el del cuerpo nuevo de Jesús glorificado.  Allí se manifiesta una energía desconocida.

Algunos fenómenos naturales nos sugieren y animan a abrirnos a formas y modelos de energía no clasificadas aún, como los hoyos negros del firmamento,.

Jesús en su glorificación no es solo una palabra suelta del mensaje salvífico, sino que es la clave del sentido de la Palabra en toda su extensión.

Es un atisbo, un inicio, un adelanto del futuro. Un sentido final de todo el designio.

Ahora la esperanza echa mano de nuevo de la integralidad del cuerpo espiritual.

El “humilde cuerpo” puede incluir la “humilde piel”.

Pero es que un poder distinto lo transformará.

Se trata de un convicción e imagen mental que se ha formado de una experiencia novedosa: el cuerpo glorioso de Jesús crucificado y resucitado, que actualmente es el paradigma.

Marcos 15,33-39

33Cuando llegó la hora sexta (mediodía), hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena (3 p.m.). 34Y a la hora novena (3 p.m.) Jesús exclamó con fuerte voz: "ELOI, ELOI, ¿LEMA SABACTANI?" que traducido significa, "DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?" 35Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: "Miren, está llamando a Elías." 36Entonces uno corrió y empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, dio a Jesús a beber, diciendo: "Dejen, veamos si Elías Lo viene a bajar." 37Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. 38Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 39Viendo el centurión que estaba frente a El, la manera en que expiró, dijo: "En verdad este hombre era Hijo de Dios."

16,1-6

1Pasado el día de reposo, María Magdalena, María, la madre de Jacobo (Santiago), y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungir el cuerpo de Jesús. 2Muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro cuando el sol ya había salido. 3Y se decían unas a otras: "¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?" 4Cuando levantaron los ojos, vieron que la piedra, aunque era sumamente grande, había sido removida. 5Entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido con ropaje blanco; y ellas se asustaron. 6Pero él les dijo: "No se asusten; ustedes buscan a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; miren el lugar donde Lo pusieron. 7"Pero vayan, digan a Sus discípulos y a Pedro: 'El va delante de ustedes a Galilea; allí Lo verán, tal como les dijo.'" 8Y saliendo ellas, huyeron del sepulcro, porque un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas; y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo.



COMENTARIO

Jesús clamó con voz potente: "Eloí, Eloí, lamá sabaktaní"

Para unos aquí terminó la fe de Jesús en su Abbá todopoderoso, y nació, creemos, la nueva fe en el Abbá misericordioso y abajado.

Para otros aquí se entrega en la oración ferviente la última oblación de una fe oscura en manos del Abbá misterio, en cuya sabiduría y justicia se confía Jesús.

Jesús el hombre desesperado-esperanzado, el justo que vive de fe contra fe, verdadero paradigma del creyente que lo sigue.

En una u otra forma esta comprensión implica la aceptación por parte de Jesús de un Señor vivo para siempre: Dios de vivos, ha dicho el texto evangélico en otro lugar en su polémica con los saduceos.

Y sobre éste testimonio de entrega máxima de Jesús es donde debemos construir, como sobre roca, nuestra propia entrega confiada de fe, esperanza y ágape.

dando un fuerte grito, expiró

No se espera que un agonizante de suplicio profiera un grito fuerte como fenómeno de expiración.

Expirar más bien sugiere un último aliento. Una muestra de la fortaleza del Espíritu del Jesús que muere.

El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: "Realmente este hombre era Hijo de Dios."

Se presenta una dramatización del cierre de una economía y la apertura de otra.

El Santo de los Santos del templo es abandonado, según la creencia cristiana.

La proclamación del centurión gentil abre un mundo de salvación a otros fuera de la Promesa.

Para los que se cierra su figuración de salvación debe tratarse de una representación caótica, salvable sólo por la apertura y ternura de la nueva Palabra del reino del Padre.

El éxodo de una esquema de referencia a otro no es simple, sino dolorosamente complejo. Sin embargo estamos dotados de una capacidad de ensanchamiento en nuestra comprensión que hace posible reubicarnos en la esperanza.

Con él arranca la cadena testimonial hasta nuestro día de hoy.

Para el centurión nadie se comporta respecto de Dios como Jesús, si no es un Hijo suyo entrañable.

"No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron."

Es el momento de experimentar ausencia, en medio de sentimientos auténticos de pesar pero, como desde las cenizas a las que nos lleva la trágica experiencia, iniciar con fortaleza la ilusión esperanzada de la transformación . que culmine la novedad de vida prometida y en Jesús visualizada.

Hasta reunirnos en el AMOR al que tendemos. El de la otra orilla…

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1323238486674231296?s=20

domingo, 1 de noviembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Todos los Santos

Apocalipsis 7,2-4.9-14

 2También vi a otro ángel que subía de donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo. Y gritó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño a la tierra y al mar: 3"No hagan daño, ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios."
4Oí el número de los que fueron sellados: 144,000 sellados de todas las tribus de los Israelitas. 9Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos, y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos. 10Clamaban a gran voz: "La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero." 11Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Estos cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, 12diciendo: "¡Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén."
13Uno de los ancianos habló diciéndome: "Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?" 14Y le respondí: "Señor mío, usted lo sabe." Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.



COMENTARIO

apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!"

Héroes anónimos, eso son los santos innombrados y ocultos.

Hombres, mujeres, niños y ancianos, tejiendo existencias que aportan bien, amor y justicia a otros, no obstante sus traspiés.

Grupos humanos acosados, perseguidos, violentados por fuerzas hostiles que los desarraigan de sus bienes, y sancionan por su fe pacífica y religiosa.

 "Éstos son los que vienen de la gran tribulación(tzlipsis:presión interna extrema que deja sin escapatoria, ni opciones, en impotencia): han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero."

La Palabra recoge un momento histórico de martirio. Persecución, aflicción y muerte por ser cristiano, en el siglo I d.C.

Los santos serán en toda época quienes den su sangre y sus vidas en nombre de Jesús, como testimonio de fe.

Un martirio para serlo no requiere exigitivamente el derramamiento de sangre, porque la confesión o testimonio de fe también se puede manifestar a lo largo de la vida de una persona, asumiendo las presiones y tensiones  que comporta la congruencia y fidelidad a la Palabra.

Así muchos creyentes anónimamente viven entregando sus existencias a una lucha por un reino de equidad, justicia, paz, amor.

Esta humilde, muda y sorda construcción tiene un espacio de celebración en este día memorial, porque nada se pierde de esa lucha por la acogida que le hace el Padre de Jesús.

En esta celebración y abrazo del Señor tiene su lugar toda acción solidaria de buena voluntad esparcida por el ancho mundo.

Encuentran su nicho en esta conmemoración los mártires jesuitas de la UCA de San Salvador, entre otros.

Hombres y mujeres sin afán de notoriedad, pero servidores del evangelio en diversos contextos: académico, político, investigativo, pastoral o el servicio doméstico.

Vidas que echan luz sobre la propia existencia y la de nuestras violentas sociedades, faltas de suficiente equidad.

Igual parece un signo, dentro de la diversidad de ellos, la conciencia que se tiene entre muchos creyentes, sobre la justicia de tantos que no están, oficial y confesionalmente, como creyentes de un credo determinado.

Quizás ante el desengaño y la desilusión de la inconguencia de nuestro testimonio, fijamos la mirada en otros modos de creer en el Absoluto Radical, por si entre ellos se da la verdadera justicia.

Salmo responsorial: 23



COMENTARIO

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos

Cualquiera que cumple con este perfil es un santo de Dios. Aun sin ceremonia de canonización eclesiástica.

Los ídolos pueden revolcarnos, pero no derrotarnos, si contamos con la justicia del Señor.

1Juan 3,1-3

1Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no Lo conoció a El. 2Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es. 3Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro.



COMENTARIO

El mundo no nos conoce porque no le conoció a él

El anonimato y no el protagonismo es el que distingue a este pueblo de santos.

Confiamos en hacerlo conocer cuando nos conozcan

ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos

En la opacidad de la carne, como en el cuarzo, refulgen diminutos destellos cual advertencia de una silente transformación.

Todo el que tiene esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él es puro.

La autocrítica purificadora brota imparable como signo de la presencia de la esperanza y en ella el Señor.

Se va abriendo nuestra conciencia, capa tras capa para ir revelándose en nosotros, en medio de las contingencias històricas.

Mateo 5,1-12ª

1Cuando Jesús vio a las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, Sus discípulos se acercaron a El. 2Y abriendo Su boca, les enseñaba, diciendo:
3"Bienaventurados (Felices) los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
4"Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
5"Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
6"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
7"Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
8"Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
9"Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
10"Bienaventurados aquéllos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
11"Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí. 12"Regocíjense y alégrense, porque la recompensa de ustedes en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que ustedes.



COMENTARIO

al ver Jesús el gentío

Qué vería Jesús en ese momento dentro del corazón de la muchedumbre? Porque la masa popular en muchos textos bíblicos se muestra torpe, de dura cerviz, inconforme, demandante, exigente, malagradecida, insaciable.

Sin embargo en lo profundo Jesús recoge un espíritu que es ayudado por el gemido de otro Espíritu, y así es alcanzado en su corazón.

Un anhelo de transformación de su destino e incorporación al designio del Padre.

Por y para ese anhelo Jesús enumera las felicidades de los pobres, los sufridos, los misericordiosos…

"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."

Una felicidad especial nace del estilo de vida que nos comunica aquí la Palabra.

Gente que busca ciertos valores que casi nadie ambiciona, pero permiten una convivencia pacífica y equitativa.

Se configura así un reino, un dominio, una jurisdicción a contravía de la violencia mundana que prolonga la ley del más fuerte de una evolución del caos no humanizante.

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

Confesamos que sí nos motiva nuestra recompensa en los cielos, morada del Padre.

Porque en ello, más allá del interés por el premio, se encuentra la convivencia perfecta que anhelamos.

Sobre todo valor relativo, hay un valor absoluto: el Reino de Dios, Dios.

 

Esto implica una captación del valor supremo, mas allá de la razón, que no es suficientemente capaz.

 

Por eso la necesidad del espíritu: ser pobres de espíritu.

 

El es el que permite y facilita la purificación por medio de la esperanza.

 

En ella anima nuestra vigilia histórica hasta el fin…

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1322869725202886656?s=20