domingo 13 de tiempo ordinario
1Reyes 19, 16b. 19-21
REFLEXIÓN
luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio
Se da la sucesión de Elías por inspiración de la
Palabra.
Ningún enviado del Señor es para siempre, hasta
que aparezca el hijo: Jesús de Nazareth.
Eliseo, un hombre común que trabaja en el campo,
responde afirmativamente y con generosidad. Si no estuviera fuera del relato.
Pero es un hombre con su red existencial de
familia y negocios. Necesita tiempo para dejarlo todo en regla, antes de iniciar
su misión.
Y por fin sale tras Elías que lo había tocado con
su manto, como señal de elección.
Salmo responsorial: 15
REFLEXIÓN
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi
carne descansa serena
La inspiración de la Palabra y el encargo de una
misión constituyen un sentido de la vida, un proyecto que proporciona alegría.
La alegría de sabernos incluídos y partícipes de una obra que vale la pena y
cualquier esfuerzo.
Es una alegría que redefine la comprensión del
sacrificio. En vez de renuncia o pérdida, ganancia y beneficio.
Llama la atención la cantidad de jóvenes que se
entusiasman y alegran al servir como voluntarios, más allá de sus hogares y
comodidades, para compartir solidariamente en otras culturas, y sin mayor
beneficio económico.
Su carne limitada y necesitada se transforma en
ligera y gozosa viviendo la fraternidad gratuita, que no depende de carne y
sangre.
Así es la vida nueva cuando se cumple una misión
de la Palabra.
Gálatas 5, 1. 13-18
REFLEXIÓN
vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la
carne
Hemos sido llamados para vivir un don que es la
libertad.
Pero es una libertad tal que debe romper con
cualquier nueva esclavitud que se pueda presentar.
Quiere decir que si es vocación, es sentido de
vida, proyecto que convoca.
sed esclavos unos de otros por amor
La
fraternidad y su yugo es la única nueva esclavitud tolerable a la libertad
aportada por Jesús de Nazareth.
Desgastarse
por otros y su felicidad hace surgir el gozo de vivir serenamente la felicidad
posible en esta vida.
Y la
fraternidad es la que constantemente asedia la carne enemiga del espíritu, para
hacerla colapsar.
Lucas 9, 51-62
REFLEXIÓN
"Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con
ellos?"
Él se volvió y les regañó.
En el curso de la misión es posible confrontar
rechazo, que podemos tomar como un ataque de la carne a la libertad del
espíritu.
Y la tentación es responder con prepotencia para
así destruir la fraternidad y sus oportunidades.
Jesús no respondía fuego con fuego, ni lo enseñó.
Era preferible cambiar de auditorio para hacer la oferta de la Palabra.
Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue
mirando atrás no vale para el reino de Dios."
Jesús es
más radical en su llamamiento que Elías, quien permitió a Eliseo arreglar sus asuntos
antes de seguirlo.
El reino
lo exige así, porque éste es ya la definición del señorío del Padre sobre sus
hijos y la creación.
No se
debe mirar atrás una vez somos llamados y aceptamos seguir a Jesús.
Ni mirar
atrás lo que hemos dejado, para volver a amarrarnos, ni para ver cómo aramos de
bien o mal, porque el crecimiento del reino está en manos del Padre.
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