domingo, 30 de octubre de 2022

BEATO CARLO



 De la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núm. 78)
 
NATURALEZA DE LA PAZ

 

La paz no consiste en una mera ausencia de guerra ni se reduce a asegurar el equilibrio de las distintas fuerzas contrarias ni nace del dominio despótico, sino que, con razón, se define como obra de la justicia. Ella es como el fruto de aquél orden que el Creador quiso establecer en la sociedad humana y que debe irse perfeccionando sin cesar por medio del esfuerzo de aquellos hombres que aspiran a implantar en el mundo una justicia cada vez más plena. En efecto, aunque fundamentalmente el bien común del género humano depende de la ley eterna, en sus exigencias concretas está, con todo, sometido a las continuas transformaciones ocasionadas por la evolución de los tiempos; la paz no es nunca algo adquirido de una vez para siempre, sino que es preciso irla construyendo y edificando cada día. Como además la voluntad humana es frágil y está herida por el pecado, el mantenimiento de la paz requiere que cada uno se esfuerce constantemente por dominar sus pasiones, y exige de la autoridad legítima una constante vigilancia.

Y todo esto es aún insuficiente. La paz de la que hablamos no puede obtenerse en este mundo si no se garantiza el bien de cada una de las personas y si los hombres no saben comunicarse entre sí espontáneamente y con confianza las riquezas de su espíritu y de su talento. La firme voluntad de respetar la dignidad de los otros hombres y pueblos y el solícito ejercicio de la fraternidad son algo absolutamente imprescindible para construir la verdadera paz. Por ello puede decirse que la paz es también fruto del amor, que supera los límites de lo que exige la simple justicia. La paz terrestre nace del amor al prójimo, y es como la imagen y el efecto de aquella paz de Cristo, que procede de Dios Padre. En efecto, el mismo Hijo encarnado, príncipe de la paz, ha reconciliado por su cruz a todos los hombres con Dios, reconstruyendo la unidad de todos en un solo pueblo y en un solo cuerpo. Así ha dado muerte en su propia carne al odio y, después del triunfo de su resurrección, ha derramado su Espíritu de amor en el corazón de los hombres.

 Por esta razón todos los cristianos quedan vivamente invitados a que, realizando la verdad en el amor, se unan a aquellos hombres que, como auténticos constructores de la paz, se esfuerzan por instaurarla y rehacerla. Movidos por este mismo espíritu, no podemos menos de alabar a quienes, renunciando a toda intervención violenta en la defensa de sus derechos, recurren a aquellos medios de defensa que están incluso al alcance de los más débiles, con tal de que esto pueda hacerse sin lesionar los derechos y los deberes de otras personas o de la misma comunidad.


sábado, 29 de octubre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 30 de tiempo ordinario

Año Par

Filipenses 1, 18b-26



REFLEXIÓN

porque sé que esto será para mi bien

La Palabra aporta a la existencia cotidiana un sentido de seguridad, de confianza y serenidad, no obstante que se reconozca la existencia de insinceridades y dobles intenciones en el mundo.

No vivimos de la especulación, ni el desasosiego que pone oidos a todo rumor inquietante, sino que nos afincamos en la fe en el acompañamiento del Señor cuyo designio sigue adelante, y con él nosotros.

Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte.

Incluso en el peor de los casos, el de mi muerte, según la Palabra, todo se ordena para glorificarme en la gloria de Jesús, al ser parte de su cuerpo por la fe.

Esta pertenencia e identidad implica un proceso de Espíritu Santo. Un hacerse según los tiempos del Señor, al que nos debemos disponer con gozo y paciencia.

Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger

Sólo el amor apostólico, el servicio al Reino y al designio son para Pablo motivo para prolongar su vida, si lo ponen a elegir.

S.Ignacio en sus ejercicios nos propone a nuestra generosidad espiritual la tercera manera de humildad, que es la elección que llegamos decidir motivados en la identificación más actual a Jesús crucificado.

Un apóstol da su vida por el servicio, pero desea prolongar su vida si con eso se hace un mayor servicio. Es el amor al prójimo en su máxima expresión.

Salmo responsorial: 41



REFLEXIÓN

¿cuándo entraré a ver / el rostro de Dios?

Por fe nuestra actitud sería la de postergar ese final de comunión con el Padre, si su mayor gloria dispone que viva más para servir su designio.

Lucas 14,1.7-11



REFLEXIÓN

Notando que los convidados escogían los primeros puestos,

Jesús actúa como un buen educador: observando una situación y buscando que emerja de ella una lección cercana y comprensible.

todo el que se enaltece será humillado,

y el que se humilla será enaltecido

Se relaciona con los fariseos, educadores también, que ejercen un poder con su ciencia, pero que también discriminan, dictando lo que debe ser.

Solo una perspectiva desde la fe que tenga como prioridad el designio y su servicio podrá ayudarnos en esta consigna de contra-cultura: todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Solo una consigna así hecha vida nos hará fuertes en nuestra autoestima frente al coro del mundo que nos dice que somos perdedores.

 https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1586316875767873536?s=20&t=0f14-2IDZmEBVqbk9WKC4A