domingo, 18 de agosto de 2024

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS



San Máximo Confesor, Capítulos sobre la caridad

(Centuria 1, cap 1, 4-5.16-17.23-24.26-28.30-40: PG 90, 962-967)

Sin la caridad, todo es vanidad de vanidades

La caridad es aquella buena disposición del ánimo que nada antepone al conocimiento de Dios. Nadie que esté subyugado por las cosas terrenas podrá nunca alcanzar esta virtud del amor a Dios.

El que ama a Dios antepone su conocimiento a todas las cosas por él creadas, y todo su deseo y amor tienden continuamente hacia él.

Como sea que todo lo que existe ha sido creado por Dios y para Dios, y Dios es inmensamente superior a sus criaturas, el que dejando de lado a Dios, incomparablemente mejor, se adhiere a las cosas inferiores demuestra con ello que tiene en menos a Dios que a las cosas por él creadas.

El que me ama dice el Señor— guardará mis mandamientos. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros. Por tanto, el que no ama al prójimo no guarda su mandamiento. Y el que no guarda su mandamiento no puede amar a Dios.

Dichoso el hombre que es capaz de amar a todos los hombres por igual.

El que ama a Dios ama también inevitablemente al prójimo, y el que tiene este amor verdadero no puede guardar para sí su dinero, sino que lo reparte según Dios a todos los necesitados.

El que da limosna no hace, a imitación de Dios, discriminación alguna, en lo que atañe a las necesidades corporales, entre buenos y malos, justos e injustos, sino que reparte a todos por igual, a proporción de las necesidades de cada uno, aunque su buena voluntad le inclina a preferir a los que se esfuerzan en practicar la virtud más bien que a los malos.

La caridad no se demuestra solamente con la limosna, sino, sobre todo, con el hecho de comunicar a los demás las enseñanzas divinas y prodigarles cuidados corporales.

El que, renunciando sinceramente y de corazón a las cosas de este mundo, se entrega sin fingimiento a la práctica de la caridad con el prójimo pronto se ve liberado de toda pasión y vicio, y se hace partícipe del amor y del conocimiento divinos.

El que ha llegado a alcanzar en sí la caridad divina no se cansa ni decae en el seguimiento del Señor, su Dios, según dice el profeta Jeremías, sino que soporta con fortaleza de ánimo todas las fatigas, oprobios e injusticias, sin desear mal a nadie.

No digáis —advierte el profeta Jeremías—: «Somos templo del Señor». Tú no digas tampoco: «La sola y escueta fe en nuestro Señor Jesucristo puede darme la salvación». Ello no es posible si no te esfuerzas en adquirir también la caridad para con Cristo, por medio de tus obras. Por lo que respecta a la fe sola, dice la Escritura: También los demonios creen y tiemblan.

El fruto de la caridad consiste en la beneficencia sincera y de corazón para con el prójimo, en la liberalidad y la paciencia; y también en el recto uso de las cosas.

sábado, 17 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 19 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 18, 1-10. 13b. 30-32



REFLEXIÓN

Sabedlo: todas las vidas son mías; lo mismo que la vida del padre, es mía la vida del hijo; el que peca es el que morirá

La Palabra nos ayuda a entender y tomar en serio la unicidad de la única vida personal y su correspondiente responsabilidad.

Los conocimientos científicos actuales plantean la complejidad del ejercicio de la libre autodeterminación, ya que somos conexiones de una extensa red humana. 

Y así nos preceden y suceden eventos, decisiones y circunstancias, que escapan a nuestro control absoluto.

Contra esta realidad compleja que ubica y aun determina la decisión libre personal, la Palabra nos alienta a ejercer nuestra responsabilidad, porque no somos marionetas de un destino ciego.

Hoy es más popular la fórmula de supervivencia de la muerte en la figura de la re-encarnación. 

Pero fuera de la cultura en la que nació este concepto, su adopción por occidentales más parece evasión de la responsabilidad personal que preocupación por la otra vida.

La responsabilidad del mal actuar es propia, y no delegable.

que no roba, sino que da su pan al hambriento y viste al desnudo

Porque no es suficiente con no robar, expresión negativa del respeto a la propiedad del prójimo, sino que hay que perfeccionarse con el compartir de los propios bienes. 

No se santifica la propiedad exclusiva para mí y los míos, sino que se establece una responsabilidad para toda propiedad: su dimensión solidaria.

Un perfil del justo y las consecuencias de su conducta.

os juzgaré a cada uno según su proceder

Aunque estemos en desventaja por nuestra genética y circunstancias determinantes fuera de nuestro control

Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no caeréis en pecado

Porque el PECADO con mayúscula se concentra en el empecinamiento de la desviación, no en el error y la debilidad, contra las que persiste la lucha.

El pecado es como un estado endurecido, donde no hay lugar para el arrepentimiento y se dificulta la conversión

estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo

Lo que no debemos perder es la juventud del corazón que espera la salvación definitiva.

Salmo responsorial: 50



REFLEXIÓN

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme

Dicho en otra forma: no te canses de crear; recrea sin cansarte nuestro corazón hasta que sea puro. 

Que tu energía se renueve en nosotros sin agotamiento, para mantener la firmeza del rumbo.

Mateo 19,13-15



REFLEXIÓN

"Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los cielos".

No se trata de una niñez involutiva, ni de un infantilismo sicológico. Se trata de una semejanza. 

En qué se centra la semejanza de los niños en este texto? En el acercarse a Jesús de Nazareth sin precondiciones, con vulnerabilidad, dispuestos a dejarse amar.

Qué difícil es dejarnos amar como nos quieren amar. Más bien actuamos en plan de un contrato: postulando requisitos y condiciones, insertando cláusulas para rescindir. Un amar como transacción.

Un escándalo mayúsculo recorre la Iglesia Católica en estos tiempos, aunque no es privativo de ella: la pedofilia y pederastia de algunos ministros suyos. 

A nivel evangélico este escándalo hace escarnio de las palabras de Jesús sobre la semejanza de los niños. 

Esta acción vil del pederasta representa la traición de la vulnerabilidad, que se le entregó en la confianza de un niño. 

Pero el escándalo cunde si caemos en cuenta de todas las vulnerabilidades traicionadas y  contaminadas en quienes alguna vez se confiaron a una persona que representaba un valor de guía, comprensión, asistencia, orientación. 

En este conjunto entrarían además de los sacerdotes, los educadores, los padres y madres, las amistades. En fin todo el que se aprovecha de su ascendiente moral. Se podría asumir que los niños cumplen la bienaventuranza de los limpios de corazón, porque en ellos aún no se formado el cálculo que distorsiona la buena voluntad en el adulto. 

Esa pureza es la actitud de aceptación del Misterio y la tensión de conocer al Señor, sin paralizarse por una lógica que no tiene que ver con la Trascendencia.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1558429709737795588?s=20&t=B7fnh-1CCfJmCk5BNoT6xw

motivaciondehoy


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Sábado 19 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 18, 1-10. 13b. 30-32

Salmo responsorial: 50

Mateo 19,13-15